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El plan que tiene la selección para que Di Maria no se vuelva a lesionar en ninguna copa  

El cuerpo técnico trabajó de manera especial con Fideo para evitar esas lesiones que lo sacaron de otras Copas. Qué hicieron y qué piensa el rosarino.

Viernes, 14 de junio de 2019 17:19

Pasa silbando por el lobby del hotel Novotel de Salvador. Casi siempre, a su lado, va Gio Lo Celso, su amigo, también rosarino, también de Central y compañero de habitación. Ángel Di María espera así, tranquilo, casi relajado (en el buen sentido), el debut de mañana ante Colombia. Que será su estreno en el ciclo Scaloni. Y su regreso oficial a la Selección después de la eliminación en el Mundial ante Francia. Por todo, no es un partido más. Sobre todo, porque en este tiempo también trabajó para eso: para volver de la mejor manera. Y con un plan especial que le hizo el cuerpo técnico para evitar lo que tanto lo atormentó, fundamental, en este tipo de competencias: las lesiones.

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Pasa silbando por el lobby del hotel Novotel de Salvador. Casi siempre, a su lado, va Gio Lo Celso, su amigo, también rosarino, también de Central y compañero de habitación. Ángel Di María espera así, tranquilo, casi relajado (en el buen sentido), el debut de mañana ante Colombia. Que será su estreno en el ciclo Scaloni. Y su regreso oficial a la Selección después de la eliminación en el Mundial ante Francia. Por todo, no es un partido más. Sobre todo, porque en este tiempo también trabajó para eso: para volver de la mejor manera. Y con un plan especial que le hizo el cuerpo técnico para evitar lo que tanto lo atormentó, fundamental, en este tipo de competencias: las lesiones.

“Cuando me citaron y me lesioné, psicológicamente me mató”. Di María lo sabe bien. Lo dice a viva voz. Lo exterioriza. Entiende que ahí, en esas cuestiones musculares que tanto lo, está su tendón de Aquiles. Por eso se alarmó tanto cuando en la previa al amistoso con Venezuela otro desgarro lo sacó del camino, le impidió jugar en lo que era su retorno a la Selección. Eso generó que desde el cuerpo técnico idearan un tratamiento específico para cuidarlo, para regular esa intensidad, para evitar que ese karma se repita. Tanto desde lo físico, como desde lo emocional. Y ese trabajo, que se inició en el predio de Ezeiza, continuó aquí en Brasil.

Fideo, incluso, no sólo reconoce esa dificultad que lo acompaña en la Selección, sino también cuál es el motivo principal: “Es más que todo la ansiedad lo que me lleva a tener esos problemas. Uno sabe que acá tiene poco tiempo para demostrar que puede ser titular y por eso das el 150%”, dice. Eso no le pasa, por caso, en el PSG: “En tu club es diferente. Tenés todos los días del año, vas manejando las cargas. Y a veces, ya sabés que jugás. Acá tenés menos espacio para demostrar”, le cuenta a Olé.

Eso hizo que tuviera una charla con el cuerpo técnico de Scaloni. Y que se pusiera en práctica una fórmula para que tenga una preparación diferente en esta Copa que le permita disminuir el riesgo a las lesiones y hasta sumar la mayor cantidad de minutos posibles. Tanto de un lado y del otro saben que es difícil que Fideo pueda estar en todos los partidos, si es que Argentina llega a la final. Por eso la idea es evaluarlo en todo momento, controlar más que nunca sus minutos en cancha, administrando la parte física y controlando también su “ansiedad”, su exigencia emocional.

El GPS que utilizan los jugadores para tener parámetros de rendimientos físicos (velocidad, distancia, movimientos, frecuencia cardíaca y esfuerzos) es una de las claves. En la charla que tuvo con Olé, el volante contó una situación particular que se dio en un entrenamiento en Ezeiza, antes de llegar a Brasil. “Hablando con el Profe (Luis Martín) y Scaloni, mirábamos los resultados de mi GPS. Era un entrenamiento suave, para descargar, y mis valores eran altísimos. Me cagaron a pedos porque quieren que baje un poco, porque era un entrenamiento tranquilo. Pero no puedo: siempre dejo todo, porque quiero ser titular, porque nunca sentí que el puesto fuera mío”.

Por eso, a partir de ahí, cada entrenamiento de Di María fue diferente al resto. “Me regulan y me sacan de algunos ejercicios, porque saben que yo entreno al 150%”, insiste. “Entonces, me hacen hacer algunas cosas y otras no, lo van viendo”, agrega. Para eso, vale un ejemplo: Fideo ya no es uno de los que se queda pateándoles a los arqueros en el final de la práctica. Ese trabajo extra, recreativo, ya no es algo que pueda hacer. Y hasta terminó varios entrenamientos antes para ir al gimnasio o para realizar baños de contraste frío/calor o fisioterapia.

 “Lo que le pasa, también, es que Ángel es un jugador que acelera a fondo y, por sus características, también desacelera de la misma manera. Y así exige todos los músculos”, cuentan en la Selección. Por todo, la búsqueda fue que Di María llegara de la mejor forma a esta Copa América, justo un torneo que es referencia de ese viejo karma que lo acompaña y que busca sacarse de una vez por todas acá en Brasil: en sus dos últimas ediciones, la 2015 y 2016, se desgarró. ¿Tendrá aquí en Brasil su revancha en todo sentido?