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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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"Me gusta enseñar y no me guardo nada"

El presidente del Tiro Federal Jujuy, Saúl Juste, lleva más de 40 años practicando este deporte y sigue hablando con la misma pasión de siempre sobre la actividad, que lleva adelante un amplio calendario. El quiaqueño, de 59 años, es hijo de Genaro Juste, otro tirador destacado que tuvo la provincia, y discípulo de Eduardo Armella, deportista olímpico. En un mano a mano imperdible habló de todo.
Lunes, 17 de junio de 2019 01:04

-La pasión por el tiro se hereda seguramente por su padre.

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-La pasión por el tiro se hereda seguramente por su padre.

-Es así. Mi papá dio sus primeros pasos en el "Sociedad de Tiro Antonio Del Pino" de Yavi a los 13 años, arrancando con fusil mauser. Participó de un campeonato nacional y ganó junto a Carmelo Wayar, que tampoco está entre nosotros, Nicolás Lamas y Lucas Vera. Él trabaja allá y yo tenía cinco años. El polígono estaba como a 150 metros del pueblo. Por lo tanto, mientras mi padre entrenaba, yo estaba firme en el polígono todos los días y los domingos eran los concursos en diferentes lugares de la zona. Allí se juntaban los tiradores de la Puna, que en aquellos años eran muchos.

-¿Cuándo comenzó a tirar?

-De la mano de mi padre y el recordado Carmelo comencé a tirar con carabina 22, que se empezó a implementar por aquellos años. Comenzó allí y a los 11 años me vengo a San Salvador de Jujuy para seguir estudiando. Continúa practicando con el "Flaco" Sugrañes, "Sapito" Osinaga, Alejandro Arias, quienes eran mayores que yo y representaban al Club Altos de La Viña. Entonces, a mi padre le ofreció un importador de Buenos Aires las carabinas nuevas, que hoy siguen en vigencia, que son alemanas. Cuando me compró una, mi progreso fue constante, gracias al placer de tener una carabina con mira ortóptica en mis manos. Formé equipo con Luis Gaspar y empezamos a competir en varios torneos, como ser en San Pedro o en La Mendieta. Se entrenaba mucho. La base de los éxitos, como en todos los deportes, es el entrenamiento. Seguramente no fui a compartir muchas cosas con mis amigos de secundaria, porque no podía acostarme a la madrugada y pocas horas después levantarme para competir. Los viernes no salía.

ENSEÑANDO/ EL QUIAQUEÑO NO SE GUARDA NADA A LA HORA DE MOSTRAR EL CAMINO.

-El entrenamiento y también la disciplina es fundamental para darle a un objetivo.

-El tirador que se dedica a la actividad cuida las armas con mucho cariño y muchísimo respecto. Es muy difícil que se encuentre en el país o en el mundo un tirador que haya hecho algo indebido con las armas. El tirador de polígono es disciplinado. Mis armas nunca estuvieron bajo llave en mi casa, escondidas de mis hijos porque les enseñé y los llevé al polígono a mi tres hijas y al varón para mostrarles todas las normas de seguridad. Lo sucedió con mi padre y en muchas casas de amigos tiradores ocurre lo mismo. Alguna vez tuve que reprimir a un chico, durante un concurso, que se dio vuelta con la carabina hacia el público. Me dolió, pero te aseguro que nunca más lo hizo. Respeto por las armas, sobre todo.

-Entonces, ¿recomienda que no se escondan las armas?

-Es más, pido a los padres de los chicos que pude entrenar que les enseñen, les hagan ver y los lleven al polígono para que prueben con hacer un tiro. Así se darán cuenta que es peligroso. Las armas cuando tienen los papeles del Anmac certifican que es un legítimo usuario, luego de rendido la idoneidad en el manejo de las mismas y superar los exámenes psico-físico.

-Siempre hablamos con los colegas y resaltamos que el Tiro Federal es uno de los deportes que cumple a rajatabla su extenso calendario deportivo, ¿cuál es la clave?

-Lo que sucede es que cuando armamos el programa con la Comisión Directiva tratamos de no equivocarnos. Tenemos gente que abandona el tiro por diferentes cuestiones personales o laborales, pero surge otra y la idea es darle continuidad para que vaya ascendiendo deportivamente hablando. Si vos hacés un concurso en marzo, otro en junio y el último en noviembre, no sirve. Entonces, tiramos seguido en diferentes disciplinas con categorías A, B y promocionales, cuyos integrantes tienen un tope de puntaje. Hay gente que cuenta con capacidad innata en el tiro. El calendario se respeta y ahora ni siquiera tenemos una fecha descartable. Cada concurso tiene un ganador y se premia.

MANO A MANO/ EL TIRADOR, DIRECTIVO Y MAESTRO DE TIRO HABLÓ DE TODO UN POCO.
 

-¿Y cómo se logra que siempre haya un buen número de deportistas en cada concurso?

-Gracias a Dios, con tiradores de vieja data como Faccetti, Abad, López y yo, son quienes no te dejarán descansar. Ellos siempre están atentos a las fechas y trabajan duro. Es un grupo muy lindo. No es fácil, pero hay muy buena onda con los socios. Somos jueces y tiradores a la vez. Entonces, nos turnamos y agradecemos al Grupo de Artillería que nos presta su polígono hace tantos años. Es todo a pulmón. Son once disciplinas las que tenemos.

-Por último, ¿qué le da más satisfacciones los logros obtenidos o enseñar a la camada de tiradores que se viene?

-Las dos cosas. Los logros los disfruté en el momento y ya está. Enseñar ahora me gusta. Aquel que quiere aprender le enseño todo. No me guardo nada. En otras épocas, los tiradores se guardaban "secretos" que se llevaban a la tumba. A mí me pasó. Lo viví. A quien le doy una mano lo hago con todo mi capacidad y sin ocultar nada. Tengo anotaciones de cada polígono que fui del 1994 hasta el 2013 y obvio brindo la información para quien vaya a competir.

Repleto de éxitos

En 1994 comenzó compitiendo en los campeonatos nacionales. Pero en 1999 participó en el “Argentino” de fusil, donde tuvo una aceptable actuación. Allí aprendió de otros tiradores, se compró una máquina de recarga y empezó a fabricar sus propias municiones. Fue una inversión importante. También Saúl Juste entendió que en el entrenamiento debía ser más exigente de marzo a agosto. Y en el 2001 ganó su primer nacional y el mismo año obtuvo el nacional de tres posiciones. Quedó satisfecho con su performance. Luego se quedó con el Panamericano que se tiró en Buenos Aires, maxi, en 2008.

También compitió en un Sudamericano, logrando el segundo lugar, a 300 metros. Simultáneamente consiguió en esos tiempos un torneo nacional, al igual que ganar la Copa Argentina en dos oportunidades. También Raúl Cabido fue campeón.

El deportista quiaqueño también se adjudicó una Copa Renar en el 2004.

Es decir, una carrera deportiva repleta de éxitos y humildad sobre todo, que hoy continúa por cierto.