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La abuela de la guitarra (o del charango quizás?) (tercera parte)

Martes, 02 de julio de 2019 12:14

 Nuestro lector músico y en especial el lector amante del folclore latinoamericano asocia la música andina con el charango.

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 Nuestro lector músico y en especial el lector amante del folclore latinoamericano asocia la música andina con el charango.

 Pues sí, el charango en sus diversas construcciones y con cuerdas diferentes identifica sobretodo la música folclórica de Bolivia, de su altiplano.

 Pero los instrumentos de cuerdas pulsadas (como la guitarra, el laúd, la vihuela, el charango) no nacieron en este suelo sino que vinieron de Europa, en nuestro caso en particular, de España.

 Los instrumentos autóctonos anteriores a la conquista eran diferentes, muchos de ellos son instrumentos de viento como la zampoña.

 Con mucha seguridad el charango nació y se desarrolló en Potosí, Bolivia, como muchos aseguran. Si bien no se puede afirmar con exactitud, dada la difusión de este instrumento en la música de la región de Potosí y alrededores, puede ser probable esta teoría.

 Podemos afirmar con certeza que para la corona española sí era Potosí, o la Villa Imperial de Carlos V como nació, noble desde su nacimiento, una ciudad muy importante por la explotación de plata en su Cerro Rico. Una pintura barroca del museo potosino muestra la transformación de este cerro en la Virgen María (o quizás en su paralelo para el imaginario indígena, la Pachamama o Madre Tierra).  La época colonial, marcada por el arte barroco, llevó artistas y sobretodo músicos de Europa. Como explicamos arriba, Potosí era muy importante por ser una fuente de riquezas, esperanza para desahuciados, hombres ávidos de hacer negocios, banqueros, aventureros pero también para compositores y maestros de música.

 Hemos explicado en las dos partes anteriores de este artículo, que la vihuela tuvo en España en el Renacimiento un terreno propicio. Nació para ser tocada en las cortes reales, diferenciándose de la guitarra renacentista que se tocaba en las fiestas populares entre los plebeyos.

 Entonces se podría afirmar que la vihuela llegó a la Villa Imperial o Potosí y que la imitación de luthiers o constructores de instrumentos adoptaron este instrumento y lo adaptaron, transformándolo en muchos casos.

 El arte barroco, visible en las numerosas iglesias, las pinturas y la música incorporaron elementos de las culturas presentes en el suelo americano. Así nace un arte mestizo, como el charango y otros instrumentos que surgieron con el momento de la colonia.

 Pero, ¿qué obras se escribieron en España para este instrumento tan elegante y fino? Pues los guitarristas y estudiantes de guitarra seguro conocen los autores y muchas de sus partituras.

 Quiénes fueron los vihuelistas, cuyas obras hoy se continúan tocando en su adaptación para la guitarra (no fueron escritas como leemos una partitura para guitarra moderna) o que gracias al redescubrimiento de la música antigua hacen posible que resuenen en los conservatorios, festivales de música o en casa de los artistas?

 ¿Qué escribieron y para quién?

 Pues los documentos que se conservan en los museos posibilitan una reconstrucción exacta y en algunos casos aproximada a base de probabilidades.

 Los siete vihuelistas cuyas obras llegaron a nuestros días son: Esteban Daza, Luys de Milán, Enríquez de Valderrábano, Alonso Mudarra, Diego Pisador, Miguel de Fuenllana y Luis de Narváez.

 A propósito de los nombres, el lector seguidor de nuestra columna sabrá disculpar y comprender que si bien la lengua española a partir de 1492 tenía ya una gramática, la gramática que conocemos y estudiamos en la escuela, con la ortografía no pasaba lo mismo. Por eso veremos, como en el ejemplo de Luys o Luis, diferencias. También en los textos de las canciones veremos diferentes formas de escribir una palabra, con „s“ o con „c“, a veces la palabra „ombre“ escrita sin hache, otras con hache. No para alegría de los que actualmente escriben con errores de ortografía sino porque la ortografía aun no era uniforme o no se la conocía con exactitud. Claro que la transcripción de las obras cantadas al castellano moderno están escritas con ortografía moderna y supervisada.

 Las obras de estos compositores las veremos en los artículos de las próximas semanas.