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Una elección en la que el miedo pesará más que la economía

Domingo, 28 de julio de 2019 01:00

Suele afirmarse que la gente vota fundamentalmente con el bolsillo, cosa que efectivamente ocurrió muchas veces en la historia moderna del país: pasó con Carlos Menem en 1989, con Néstor Kirchner en 2003 y con Cristina Fernández en 2007 y 2011. Sin embargo, curiosamente esta elección no se definiría por los avatares de la economía, sino por el miedo a que se imponga alguno de los dos extremos de la grieta, transformada hace años en la lamentable vedete de la política argentina.
Cuando restan sólo dos semanas para las primarias del 11 de agosto, el margen de indecisos es cada vez menor y la polarización es cada vez mayor, opacando de forma casi excluyente a las opciones alternativas a Mauricio Macri y Alberto Fernández, quienes podrían acumular entre ambos entre el ochenta y el ochenta y cinco por ciento de los votos. 
Cerca del nueve por ciento de la población todavía no decidió a quién elegirá, pero los encuestadores estiman que el oficialismo podría quedarse con un buen porcentaje de ellos. ¿A qué se debe esa suposición? Básicamente, a que el rechazo a Cristina aún es bastante más elevado al de Macri en esa franja de la sociedad. 
“Nosotros tenemos medido que entre los indecisos, a quienes todos los candidatos están apuntándole por estas horas, un 52 por ciento nunca votaría al presidente y un 77 por ciento nunca respaldaría a la expresidenta”, sostuvo ayer a El Tribuno el sociólogo y consultor político, Jorge Giacobbe. 
Pese al repunte de la economía, que incluye la estabilidad del dólar, la reducción de la inflación y la recuperación de la actividad tras doce meses de caída ininterrumpida, la fórmula de los Fernández continúa encabezando los sondeos de cara a las Paso, con una diferencia de entre tres y seis puntos frente al binomio de Macri y Pichetto. Las últimas horas trascendió una encuesta realizada por un banco de inversión brasileño que ubicaba primero a Macri en las Paso, pero ese sondeo es un trabajo aislado dentro de un mar de informes que indican lo contrario. 
Más allá del ganador, se descuenta que las primarias serán más parejas de lo que se imaginaba un mes atrás. Lo que sí comienza a generar preocupación en el Instituto Patria es la posibilidad concreta de caer en un eventual balotaje contra el oficialismo, quien continúa apareciendo como el más apto a recoger votos de terceros candidatos. 
El problema para el Gobierno radica en que los “brotes verdes” que está mostrando la economía aún no tienen un correlato en la vida cotidiana de los argentinos, que siguen teniendo graves problemas para llegar a fin de mes y pagar sus tarifas. Sin ir más lejos, el mismo día que se confirmó que la actividad económica había crecido 2,6%, impulsada básicamente por la cosecha agropecuaria, también se conoció otro dato: el empleo volvió a disminuir en mayo y sólo en ese mes se perdieron más de ocho mil fuentes laborales. El crecimiento de la actividad es una variable muy importante para la macroeconomía, pero la destrucción del trabajo es una tragedia para la microeconomía, que es la que palpa el ciudadano común todos los días cuando debe afrontar sus gastos y obligaciones. 
De todos modos, la pelea definitiva se dará recién en octubre, cuando podría repetirse un escenario parecido al de 2015, donde un eventual balotaje aparecería nuevamente como el verdadero cuco del peronismo.
La extrema polarización que se acentuó en las últimas tres semanas ya le habría quitado todos los votos posibles a Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan Gómez Centurión, por el lado de la derecha, y a Nicolás Del Caño y Manuel Catañeira por la izquierda. ¿Qué implicancia tiene esta situación en los dos fuerzas mayoritarias? Mucha, ya que en estos momentos se habría cortado la sangría de esos postulantes hacia Macri o Fernández, colocándolos en un techo más bajo de cara a la recta final. 
Por ese motivo, la cantidad de votantes que se presenten en dos semanas a las urnas podría ser un elemento clave en el resultado de las Paso. Como el votante de Cristina suele ser mucho más fiel y militante que el de Macri, a menor cantidad de votos mayores serán las chances de la oposición, y el Gobierno lo sabe perfectamente. 
Allí puede apreciarse otro gran error del Gobierno que podría minar su campaña para llevar más gente a las urnas en agosto. Durante los meses previos, todo el oficialismo denostaba las Paso y hasta había impulsado un proyecto para eliminarlas, argumentando que eran muy costosas y que no se definía nada. Hoy, debe convencer a todos de que las primarias son una herramienta clave para la construcción del nuevo Gobierno. 

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Suele afirmarse que la gente vota fundamentalmente con el bolsillo, cosa que efectivamente ocurrió muchas veces en la historia moderna del país: pasó con Carlos Menem en 1989, con Néstor Kirchner en 2003 y con Cristina Fernández en 2007 y 2011. Sin embargo, curiosamente esta elección no se definiría por los avatares de la economía, sino por el miedo a que se imponga alguno de los dos extremos de la grieta, transformada hace años en la lamentable vedete de la política argentina.
Cuando restan sólo dos semanas para las primarias del 11 de agosto, el margen de indecisos es cada vez menor y la polarización es cada vez mayor, opacando de forma casi excluyente a las opciones alternativas a Mauricio Macri y Alberto Fernández, quienes podrían acumular entre ambos entre el ochenta y el ochenta y cinco por ciento de los votos. 
Cerca del nueve por ciento de la población todavía no decidió a quién elegirá, pero los encuestadores estiman que el oficialismo podría quedarse con un buen porcentaje de ellos. ¿A qué se debe esa suposición? Básicamente, a que el rechazo a Cristina aún es bastante más elevado al de Macri en esa franja de la sociedad. 
“Nosotros tenemos medido que entre los indecisos, a quienes todos los candidatos están apuntándole por estas horas, un 52 por ciento nunca votaría al presidente y un 77 por ciento nunca respaldaría a la expresidenta”, sostuvo ayer a El Tribuno el sociólogo y consultor político, Jorge Giacobbe. 
Pese al repunte de la economía, que incluye la estabilidad del dólar, la reducción de la inflación y la recuperación de la actividad tras doce meses de caída ininterrumpida, la fórmula de los Fernández continúa encabezando los sondeos de cara a las Paso, con una diferencia de entre tres y seis puntos frente al binomio de Macri y Pichetto. Las últimas horas trascendió una encuesta realizada por un banco de inversión brasileño que ubicaba primero a Macri en las Paso, pero ese sondeo es un trabajo aislado dentro de un mar de informes que indican lo contrario. 
Más allá del ganador, se descuenta que las primarias serán más parejas de lo que se imaginaba un mes atrás. Lo que sí comienza a generar preocupación en el Instituto Patria es la posibilidad concreta de caer en un eventual balotaje contra el oficialismo, quien continúa apareciendo como el más apto a recoger votos de terceros candidatos. 
El problema para el Gobierno radica en que los “brotes verdes” que está mostrando la economía aún no tienen un correlato en la vida cotidiana de los argentinos, que siguen teniendo graves problemas para llegar a fin de mes y pagar sus tarifas. Sin ir más lejos, el mismo día que se confirmó que la actividad económica había crecido 2,6%, impulsada básicamente por la cosecha agropecuaria, también se conoció otro dato: el empleo volvió a disminuir en mayo y sólo en ese mes se perdieron más de ocho mil fuentes laborales. El crecimiento de la actividad es una variable muy importante para la macroeconomía, pero la destrucción del trabajo es una tragedia para la microeconomía, que es la que palpa el ciudadano común todos los días cuando debe afrontar sus gastos y obligaciones. 
De todos modos, la pelea definitiva se dará recién en octubre, cuando podría repetirse un escenario parecido al de 2015, donde un eventual balotaje aparecería nuevamente como el verdadero cuco del peronismo.
La extrema polarización que se acentuó en las últimas tres semanas ya le habría quitado todos los votos posibles a Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan Gómez Centurión, por el lado de la derecha, y a Nicolás Del Caño y Manuel Catañeira por la izquierda. ¿Qué implicancia tiene esta situación en los dos fuerzas mayoritarias? Mucha, ya que en estos momentos se habría cortado la sangría de esos postulantes hacia Macri o Fernández, colocándolos en un techo más bajo de cara a la recta final. 
Por ese motivo, la cantidad de votantes que se presenten en dos semanas a las urnas podría ser un elemento clave en el resultado de las Paso. Como el votante de Cristina suele ser mucho más fiel y militante que el de Macri, a menor cantidad de votos mayores serán las chances de la oposición, y el Gobierno lo sabe perfectamente. 
Allí puede apreciarse otro gran error del Gobierno que podría minar su campaña para llevar más gente a las urnas en agosto. Durante los meses previos, todo el oficialismo denostaba las Paso y hasta había impulsado un proyecto para eliminarlas, argumentando que eran muy costosas y que no se definía nada. Hoy, debe convencer a todos de que las primarias son una herramienta clave para la construcción del nuevo Gobierno.