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PASOS de comedia... comedia de enredos

Lunes, 29 de julio de 2019 01:04

Apenas a una docena de días de las Paso, esta extraña, atípica elección del 11-A, muestra francamente una cara diferente de otras elecciones. Indica la historia clásica de las contiendas electorales que quien más votantes propios suma, entre fanáticos, entusiastas, simpatizantes y adherentes de última hora, es el que debe ganar. Pero una breve lectura de la realidad, hasta donde sea posible desapasionada y objetiva, señala que en estas primarias, el que gane puede ser el que atraiga la mayor cantidad de votos ajenos, entre desilusionados, enojados y discriminados. Se completaría de esta manera la insólita construcción política que atraviesa a todos los argentinos y donde los jujeños estamos viviendo unas Paso similares, cargadas de singulares características provincianas, y recargadas de pasos de comedia que lo convierten en una comedia de enredos. Para ser claros, dentro del abanico electoral de Jujuy, la derecha y la izquierda, seguramente podrán retener sus caudales de votantes con pocas -casi nulas- esperanzas de dar un batacazo. La cuestión, como siempre, es entre los grandotes del barrio.

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Apenas a una docena de días de las Paso, esta extraña, atípica elección del 11-A, muestra francamente una cara diferente de otras elecciones. Indica la historia clásica de las contiendas electorales que quien más votantes propios suma, entre fanáticos, entusiastas, simpatizantes y adherentes de última hora, es el que debe ganar. Pero una breve lectura de la realidad, hasta donde sea posible desapasionada y objetiva, señala que en estas primarias, el que gane puede ser el que atraiga la mayor cantidad de votos ajenos, entre desilusionados, enojados y discriminados. Se completaría de esta manera la insólita construcción política que atraviesa a todos los argentinos y donde los jujeños estamos viviendo unas Paso similares, cargadas de singulares características provincianas, y recargadas de pasos de comedia que lo convierten en una comedia de enredos. Para ser claros, dentro del abanico electoral de Jujuy, la derecha y la izquierda, seguramente podrán retener sus caudales de votantes con pocas -casi nulas- esperanzas de dar un batacazo. La cuestión, como siempre, es entre los grandotes del barrio.

Los radicales están mostrando hasta hoy una campaña intensa en la publicidad y en la propaganda oficial que trata de instalar en la consideración popular, el cariño y el convencimiento de la gente tras las imágenes de Jorge Rizzoti y Natalia Sarapura. Ambos, radicales de paladar negro, ambos ministros del Poder Ejecutivo, ambos poseedores de una rica tradición rojiblanca (la más rancia estirpe ucerreísta de la provincia), que desde su juventud militan en las huestes del centenario partido. Ambos, pacientes compañeros de Gerardo Morales, durante los largos duros años de la oposición que recién pudieron superar en el 2015. Los pergaminos, sin embargo, hasta hoy no parecen haber logrado generar ni la ardorosa participación de los afiliados de Juntos por el Cambio, ni el mismo fervor participativo de la reciente elección provincial. Los dos candidatos transitan ciudades y pueblos en llamativa soledad, con la difícil tarea de sostener la imagen de la fórmula Macri/Pichetto (con quienes deberán compartir un acto proselitista en un par de días), y agitando (como lo hace GM cada vez que puede) el fantasma del hipotético regreso de Milagro Sala y el tupaquerismo a las calles jujeñas. Salvo unos pocos radicales importantes que siguen encendidos de responsabilidad electoral, y una foto "pour la gallerie" del vicegobernador Carlos Haquim y el grupo de Primero Jujuy, el resto parece haber agotado sus baterías el 9 de junio y haberse estancado satisfechos con retener la provincia. Naturalmente, quien más, quien menos, de la escuálida torta provincial ganada, siempre ligará alguna porción, un bocadito, o unas migas para sobrevivir. Pero los diputados nacionales no significan más que un puñado de asesores y empleados administrativos. A este panorama real y desalentador, se suma la pertinaz ausencia del GM (ausencia que más allá de gestiones oficiales, tiene una fuerte lectura política que debe interpretar la cúpula nacional del frente gobernante); y es sabido que cuando el jefe no está, pocos funcionarios funcionan, muchos ni siquiera están full time en sus despachos. El "Colo" y "Naty" confían en que el pronto regreso del GM ponga las cosas en orden y mande las tropas a la calle. Además, ahora no les pueden pedir a los socios jujeños de la UCR (los 36 sellos que lo acompañaron el 9-J) que aporten, inviertan y transpiren la camiseta para el 11-.

A. Hay otro ingrediente que los radicales sólo reconocen en voz baja: muchos están disconformes con la elección de los candidatos. Aunque no les niegan méritos, sintieron que haberlos elegido entre cuatro paredes, como antes hacía el peronismo, les ha lesionado el espíritu democrático y participativo del que siempre alardean, aunque pocas veces ejercieron. Esta bronca subterránea comenzó a hacer circular un descontento que al no poder expresarlo o debatirlo dentro de Juntos por el Cambio, se podría manifestar en el desvío del voto de las Paso hacia voto en blanco u otro partido. O hacia el peronista más potable. Otros, más sensatos, buscarán repetir la última victoria con dignidad política y proyección al 2021.

La situación del peronismo no es diferente. Aunque más complicada. Dispuestos a utilizar las Primarias Abiertas, las seis propuestas iniciales bendecidas por el Partido, se estrellaron contra el Frente de Todos (cristinismo y La Cámpora), dispuestos a imponer a rajatabla la suprema autoridad unitaria de la expresidente Cristina Fernández. Era imaginable. A la señora que eligió un candidato a presidente sin preguntarle a nadie, no la iba a distraer una internilla de Jujuy. Así llegó la bendición a Carolina Moisés, y lo que ya se sabe: la inmediata reacción del exvicegobernador y senador (mc) Guillermo Jenefes, que se bajó en 24 horas, y las defecciones de Adrián Mendieta y Alberto Matuk. Hay que diferenciar las posiciones. Jenefes rechazó la imposición de Buenos Aires. Mendieta y Matuk -que venían midiendo en ascenso en los sondeos- la acataron y se alinearon detrás de Carolina. Alberto fue más discreto. Adrián confesó que recibía órdenes: "Estábamos negociando de Buenos Aires, y nos han pedido que nos bajemos y acompañemos la "lista oficial". Cundió el desconcierto en las filas de ambos y la indignación de las compañeras de fórmula, Yolanda Canchi, la jefa sindical de Atsa, una dirigente gremial demasiado importante para ser trajinada tan livianamente, y Patricia Armella, otra sólida referente peronista con demasiada trayectoria como para enterarse por los diarios que su lista estaba fuera de carrera. Los que claudicaron obviamente dijeron que lo hacían "en pos de la unidad", expresión tan poco creíble como vacía de contenido. Obviamente todos esos votos no convergieron automáticamente al moiseímo. Es más, están elaborando la reacción en contra de la acción de los exprecandidatos y sus sufragios quizás salgan disparados a otro lado. Los peronistas tienen alternativas de las que los radicales carecen: siguen en competencia además de Caro Moisés la oficial, el inoxidable Julio Ferreyra con Florencia Romero y el fuertemente acompañado Guillermo "Narso" Sapag con Liliana Condorí. El peronismo se plantea en el dilema: acatar la orden de CEFK y alinearse detrás de la sampedreña, o expresar una suerte de rebelión federal. En el primer caso, la decisión conlleva comprar el combo completo que propone La Cámpora para Jujuy. En el segundo, puede apuntar a consolidar nuevas presencias para esta elección y las próximas. Rige en el Frente de Todos local, el sistema D’Hont para armar la lista final, lo que permitiría integrar a los más perdedores antes que saquen los pies del plato. Sin embargo, en el PJ, también sin contagiar ni entusiasmo ni ardor en sus afiliados, cada lista trabaja con ahínco para duplicar al segundo y así, alzarse con la lista casi completa para las Paso. En el cuartel de Carolina apuestan a que compartir la boleta con las fotos de F&F será determinante. Los estrategas de Don Julio piensan exactamente lo contrario y afirman que su primer candidato no necesita en Jujuy esa prerrogativa. El estado mayor de "Narso" está convencido de colarse entre medio y dar una sorpresa tremenda. Algo queda claro: más allá de las diferencias y de la disputa colateral entre la potencia del centralismo y el desprecio al federalismo partidario, está instalado en el PJ el principal objetivo de defender la brillante elección de hace dos meses. Si lo logran, todo estará bien. Si la tiran por la borda, el pase de facturas será terrible.

Abajo, esperando el goteo de todo este pandemonio esperan al centro, Alejandro Snopek y Anita Alarcón; a la izquierda Alejandro Vilca y Andrea Rúa y Roberto Aleman e Irma Villavicencio a la derecha. Quizás reciban heridos y desilusionados. Más abajo, la gente de Jujuy sigue en la nebulosa de una encrucijada que pugna por instalarse: se habló de elegir entre lo malo y lo peor, pero además tener que optar hacerlo con rabia o con miedo. Por eso, la Paso de comedia, pasó a ser una comedia de enredos. Es demasiado...