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La duda existencial que divide a los argentinos

Domingo, 07 de julio de 2019 01:03

¿Prevalecerá más el odio a Cristina Kirchner o la debacle económica que acumula Mauricio Macri? A poco más de un mes de las Paso, increíblemente esa es la principal duda que acapara hoy a todo el escenario político argentino. 
Estos comicios volverán a estar signados por la trascendencia absoluta de la grieta y por quién llegue a un eventual balotaje con una menor imagen negativa, una elección demasiado opaca para un país que necesita salir urgente de una crisis muy profunda. 
La economía fue indiscutidamente el principal déficit de la gestión de Mauricio Macri, ya que aumentó la inflación, creció la pobreza, se frenó el consumo y se incrementó abultadamente la deuda. Sin embargo, paradójicamente, la estabilidad cambiaria y la desaceleración de los precios se transformaron ahora en los elementos centrales para explicar el repunte del Presidente en las encuestas, algo inesperado sesenta días atrás y que deja más abierta que nunca la elección de octubre. 
Los tímidos brotes verdes que está mostrando la economía argentina están impactando más en los sondeos de opinión que en la vida cotidiana de las personas, a quienes les sigue costando mucho llegar a fin de mes y tomar créditos a tasas razonables. Pese a eso, el cambio en las expectativas económicas hacia el futuro muestra con claridad que la desconfianza en Macri va claramente en descenso. El interrogante que aún no terminan de develar los encuestadores es cuánto más puede crecer el mandatario de acá al 11 de agosto, cuando se reacomode definitivamente el escenario electoral.
El jefe de Estado tiene una imagen negativa tan alta como la de Cristina Kirchner, lo que dificulta pensar que la expansión de Macri pueda aumentar mucho más en sólo un mes. De hecho, en el Gobierno ya admiten que perderían las Paso y apuestan a que la diferencia con los Fernández sea la menor posible, para pelear después con más fuerza los votos de Roberto Lavagna y de José Luis Espert. Una diferencia de diez puntos o más a favor del kirchnerismo podría enterrar definitivamente esa estrategia. 
La recuperación en la imagen del mandatario -que sigue por debajo de Alberto Fernández en casi todas las encuestas- hace más difícil que el nuevo presidente pueda llegar a elegirse en primera vuelta, aunque hoy no puede descartarse que la polarización lleve a alguno de los candidatos por encima del 45 por ciento. “Hace dos meses te decía que Alberto y Cristina iban camino a ganar sin balotaje, hoy eso va a ser más complicado, aunque la posibilidad sigue existiendo si se radicaliza aún más la polarización”, aseguró ayer a El Tribuno la encuestadora Analía del Franco. Según la socióloga, “Macri tiene un techo más limitado en las Paso porque hay mucho interés en candidatos como Roberto Lavagna o José Luis Espert, pero en octubre el presidente tiene más chances de crecimiento”. 
En diálogo con este diario, uno de los armadores políticos del oficialismo señaló ayer en off the récord que el Gobierno se está quedando “con parte de los votos de Alternativa Federal, que viene de capa caída”, y le restó importancia al caudal electoral que pueda llegar a obtener José Luis Espert. “Para disputar una elección necesitas una estructura que te acompañe el día de la votación, ¿quién le va a cuidar los votos a Espert en el interior?”, se preguntó el informante. En la Casa Rosada reconocen que la inclusión de Miguel Pichetto en la fórmula presidencial tuvo un impacto “más cualitativo que cuantitavo”, ya que le permitió a Juntos por el Cambio mostrar que la fuerza no es antiperonista y que puede captar adhesiones de justicialistas desencantados. 
Otro frente en el que se está disputando la campaña electoral es el de la política internacional, donde tanto Macri como Fernández apuestan a mostrarse exactamente como la antítesis del otro. Mientras todavía continuaba la euforia en el oficialismo por el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, el candidato del Frente de Todos viajaba a Brasil para entrevistarse con Lula Da Silva en la cárcel. El expresidente brasileño está condenado a doce años de prisión por un supuesto hecho de corrupción y asegura ser un perseguido político, igual que la expresidenta Cristina de Kirchner. Es evidente que el respaldo de Lula a la fórmula kirchnerista le sirve a Fernández para continuar ratificando los votos duros del kirchnerismo, pero no le aporta nuevos respaldos a su candidatura que lo ayuden a penetrar en sectores hasta ahora inaccesibles para él. En el Instituto Patria miran con preocupación el crecimiento de Macri en las encuestas, aunque se muestran confiados en que los bolsillos vacíos de la gente podrían terminar imponiéndose a la propuesta oficialista. 

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¿Prevalecerá más el odio a Cristina Kirchner o la debacle económica que acumula Mauricio Macri? A poco más de un mes de las Paso, increíblemente esa es la principal duda que acapara hoy a todo el escenario político argentino. 
Estos comicios volverán a estar signados por la trascendencia absoluta de la grieta y por quién llegue a un eventual balotaje con una menor imagen negativa, una elección demasiado opaca para un país que necesita salir urgente de una crisis muy profunda. 
La economía fue indiscutidamente el principal déficit de la gestión de Mauricio Macri, ya que aumentó la inflación, creció la pobreza, se frenó el consumo y se incrementó abultadamente la deuda. Sin embargo, paradójicamente, la estabilidad cambiaria y la desaceleración de los precios se transformaron ahora en los elementos centrales para explicar el repunte del Presidente en las encuestas, algo inesperado sesenta días atrás y que deja más abierta que nunca la elección de octubre. 
Los tímidos brotes verdes que está mostrando la economía argentina están impactando más en los sondeos de opinión que en la vida cotidiana de las personas, a quienes les sigue costando mucho llegar a fin de mes y tomar créditos a tasas razonables. Pese a eso, el cambio en las expectativas económicas hacia el futuro muestra con claridad que la desconfianza en Macri va claramente en descenso. El interrogante que aún no terminan de develar los encuestadores es cuánto más puede crecer el mandatario de acá al 11 de agosto, cuando se reacomode definitivamente el escenario electoral.
El jefe de Estado tiene una imagen negativa tan alta como la de Cristina Kirchner, lo que dificulta pensar que la expansión de Macri pueda aumentar mucho más en sólo un mes. De hecho, en el Gobierno ya admiten que perderían las Paso y apuestan a que la diferencia con los Fernández sea la menor posible, para pelear después con más fuerza los votos de Roberto Lavagna y de José Luis Espert. Una diferencia de diez puntos o más a favor del kirchnerismo podría enterrar definitivamente esa estrategia. 
La recuperación en la imagen del mandatario -que sigue por debajo de Alberto Fernández en casi todas las encuestas- hace más difícil que el nuevo presidente pueda llegar a elegirse en primera vuelta, aunque hoy no puede descartarse que la polarización lleve a alguno de los candidatos por encima del 45 por ciento. “Hace dos meses te decía que Alberto y Cristina iban camino a ganar sin balotaje, hoy eso va a ser más complicado, aunque la posibilidad sigue existiendo si se radicaliza aún más la polarización”, aseguró ayer a El Tribuno la encuestadora Analía del Franco. Según la socióloga, “Macri tiene un techo más limitado en las Paso porque hay mucho interés en candidatos como Roberto Lavagna o José Luis Espert, pero en octubre el presidente tiene más chances de crecimiento”. 
En diálogo con este diario, uno de los armadores políticos del oficialismo señaló ayer en off the récord que el Gobierno se está quedando “con parte de los votos de Alternativa Federal, que viene de capa caída”, y le restó importancia al caudal electoral que pueda llegar a obtener José Luis Espert. “Para disputar una elección necesitas una estructura que te acompañe el día de la votación, ¿quién le va a cuidar los votos a Espert en el interior?”, se preguntó el informante. En la Casa Rosada reconocen que la inclusión de Miguel Pichetto en la fórmula presidencial tuvo un impacto “más cualitativo que cuantitavo”, ya que le permitió a Juntos por el Cambio mostrar que la fuerza no es antiperonista y que puede captar adhesiones de justicialistas desencantados. 
Otro frente en el que se está disputando la campaña electoral es el de la política internacional, donde tanto Macri como Fernández apuestan a mostrarse exactamente como la antítesis del otro. Mientras todavía continuaba la euforia en el oficialismo por el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, el candidato del Frente de Todos viajaba a Brasil para entrevistarse con Lula Da Silva en la cárcel. El expresidente brasileño está condenado a doce años de prisión por un supuesto hecho de corrupción y asegura ser un perseguido político, igual que la expresidenta Cristina de Kirchner. Es evidente que el respaldo de Lula a la fórmula kirchnerista le sirve a Fernández para continuar ratificando los votos duros del kirchnerismo, pero no le aporta nuevos respaldos a su candidatura que lo ayuden a penetrar en sectores hasta ahora inaccesibles para él. En el Instituto Patria miran con preocupación el crecimiento de Macri en las encuestas, aunque se muestran confiados en que los bolsillos vacíos de la gente podrían terminar imponiéndose a la propuesta oficialista.