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"El SAP esconde un sinnúmero de delitos y corrupciones del sistema judicial"

Es psicóloga y periodista feminista. Popularizó el lenguaje con perspectiva de género y la agenda feminista. Fundadora de la Red PAR y de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.Fue docente titular en la Carrera Interdisciplinaria de Especialización en Violencia Familiar de la Universidad de Buenos Aires. Trabajó en los canales de aire Canal 13, Telefe y la Televisión Pública.
Domingo, 07 de julio de 2019 01:03

¿Qué es el SAP?

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¿Qué es el SAP?

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es un síndrome que solo existe en un marco jurídico, no existe en el mundo de la medicina, cuando se supone que un síndrome es un cuadro médico. Es decir que todas las academias médicas tanto psicológicas como psiquiátricas que entienden de diferentes maneras la concepción de la subjetividad humana concuerdan que este síndrome no existe.

A pesar de estas consideraciones, el sistema judicial lo toma como verdadero. Ya de por sí esto indica que hay algo raro en todo esto. La pregunta que cabe es por qué el sistema judicial toma como válido algo que el sistema médico manifiesta que no existe.

¿Qué es lo que trata?

El Síndrome de Alienación Parental dice que un niño o una niña están enfermos, porque un síndrome indica eso, padecería como consecuencia que una persona adulta, que no lo dice el texto pero se entiende que es la madre, porque es que en general en esta sociedad está a cargo del cuidado, la tenencia y la responsabilidad de la atención de la crianza, entonces esta madre despechada, enferma, enojada con quien ha sido su pareja, su compañero sexual y con quien ha tenido estos hijos y les habla muy mal a los niños. Y estos niños como si fueran un frasco vacío donde una mujer mete ideas, replican estas ideas como si fueran verdaderas. Los niños repiten: mi papá es malo.

Este concepto cree que si yo le digo a mi hijo "tu papá te violó", el niño replica en sede judicial.

Como si los niños fueran una especie de cajita donde alguien pone datos o información y los niños lo repiten en sede judicial. Esto en primer lugar niega absolutamente que un niño o una niña es un ser humano con una subjetividad, una corporalidad una identidad, una personalidad que está formándose y suponer que yo puedo inculcar desde su edad temprana una idea y que ellos simplemente la van a repetir porque yo se las inculqué, es en sí misma una situación insostenible. Esto nunca ha tenido lugar en ninguna academia científica, psicológica, psiquiátrica y médica.

¿Existe la posibilidad de sugerir o sugestionar?

Es cierto que quien convive y tiene la crianza de los niños, tiene la posibilidad de sugerir, sugestionar, incidir en las ideas de las criaturas, por ejemplo en las familias religiosas, el niño va a repetir lo que los padres religiosos le transmiten.

¿Ahora podría un niño inventar una violación? ¿Puede una criatura inventar situaciones en las que ha sido violentado emocional y físicamente? Quienes adhieren a la teoría del SAP dicen que sí.

La verdad es que cualquier persona con formación adecuada, con estudio de género, con una mirada abierta al esquema de los derechos humanos, que salga del estereotipo de la familia clásica, puede rápidamente percibir si el discurso de una criatura está sugerido o efectivamente está diciendo la verdad.

Ninguna niña o niño puede sostener que ha sido abusado si no lo ha sido. Porque la experiencia corporal del abuso es intransferible. Quiere decir que cuando una criatura dibuja, que es la manera que en que los niños expresan su inconsciente sin ninguna posibilidad de que nadie intervenga en eso.

Esto los niños no tienen manera de inventarlo y solo un equipo adecuadamente formado con una clara mirada que haga foco en los derechos humanos, muy rápidamente y sin necesidad de grandes cuestiones, puede determinar que lo que el niño está diciendo es verdad.

¿Esto sucede?

Lo primero que hay que hacer es creerle a la criatura, porque el primer abuso y la primera violencia es aquella en la que ha sido sometido quien lo violó o lo violentó, que en general es el progenitor. Porque esta persona abandona su rol de padre.

Pero la segunda victimización profunda que tal vez hace más daño en la vida de la criatura es la violencia institucional y social que no le cree.

Soy una convencida de que todos los daños pueden en algún sentido repararse, obvio que dejan marcas. Pero hay que preguntarse qué pasa con la evolución de estos niños. Y creo que con amor se pueden restituir estas marcas. Para que un niño o niña pueda crecer de un modo adecuado, lo que necesita es tener confianza en el mundo adulto.

Esa confianza significa que en primer lugar le van a creer y en segundo lugar lo van a proteger frente a los riesgos. Los niños pueden tener todos los problemas, dificultades económicas o atravesar por otras situaciones, pero si esa criatura crece sabiendo que lo van a contener, que lo van a amar, lo van a cuidar, tiene muchas posibilidades de ser el día de mañana una persona de bien, una persona capaz de empatizar con el dolor ajeno.

Entonces, el niño sufre la primera traición de quien debió cuidarlo, su progenitor y la segunda traición es la del sistema judicial, que juró que iba a proteger los derechos de las personas y no lo hace y por último claramente todos los organismos de Niñez que en nuestra sociedad están ausentes, que deberían proteger los derechos de la infancia y no lo hacen. El SAP, que no existe, es una secuencia de dolores, de traiciones y de heridas que le infringimos a los niños. Esto sucede porque hay un varón que intenta disciplinar a una mujer que se animó a denunciarlo.

El sistema judicial no le cree a la mujer y el varón lejos de proteger a su progenie, avanza con tal de dañar a la mujer. Lo que hace es amputarle a su propio hijo.

Lo más perverso de todo esto, es que lo hacen diciendo que es por el bien de los niños.

¿Esto se debe a que las personas a cargo de impartir justicia ya tienen un preconcepto de esta situación?

Hay dos grandes estereotipos dentro de este sistema patriarcal. Uno es que las mujeres mentimos, exageramos frente al despecho de que un varón nos abandonó por otra mujer y que por eso las mujeres somos capaces de cualquier cosa incluyendo inventar un abuso o situaciones de violencia que nunca existieron.

Es más fácil creer que una mujer miente que aceptar que un varón viola a su propio hijo y comete incesto.

Por otro lado, hay otro estereotipo fuerte dentro del sistema judicial y esto en las provincias todavía sigue teniendo más vigencia que en los centros urbanos, que los niños necesitan de una familia normal para crecer saludables, entiéndase que para la Justicia una familia normal está conformada por una mamá y un papá. Esto por supuesto que es un mito, una mentira.

Estos estereotipos anidan en un sistema judicial, patriarcal misógino y muy machista que lo que hace es apoderarse del ejercicio de la crueldad. Los separa de quien los cuida, en general de su madre, pero además de sus abuelos maternos, tíos, tías, amigos.

Sobre la implementación de la ley de impedimento...

Esta gente que instrumenta el Síndrome de Alienación Parental y que por otro lado mal utiliza la Ley Penal de Impedimento de contacto, estos varones lo que hacen es dañar a sus propios hijos.

El SAP y esta ley te dicen que para curar esta enfermedad, este síndrome, hay que someter al niño a una distancia absoluta, impedir el contacto con quien lo ha enfermado, que es la madre. Entonces someten al niño y a la madre no verse, no hablarse, no tener ningún contacto porque dicen que de esta manera curan la enfermedad del niño.

Que una resolución para darle un escarmiento a la madre perversa que para la Justicia era la despechada, la enojada. Lamentablemente, en todo el país estos organismos que trabajan alrededor de los jueces y lo que hacen es responder a las indicaciones de estos jueces y no cumplir con el rol que les ha sido asignado y por el cual se les paga un sueldo, que es defender los derechos de las niñas y de los niños.

"El SAP esconde un sinnúmero de delitos y de corrupciones dentro del sistema judicial". Si no existiera un sistema judicial patriarcal, misógino y desigual, no hablaríamos de esto.