¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
20 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Un icono de la música: Claudio Monteverdi

Martes, 09 de julio de 2019 11:25

™ En algunas ediciones de esta columna, hemos dedicado a recordar músicos y compositores de música antigua considerados clásicos.
 También hemos explicado sobre la música antigua en nuestra milenaria América y cómo se realizó una gran producción de música desde la época virreinal en nuestro suelo. Compositores como Gaspar Fernandes en México, Bocanegra en Perú y Zípoli en Bolivia y por supuesto sus alumnos mestizos.
 Hoy vamos a recordar a un gran compositor italiano, uno de los más conocidos dentro del barroco temprano italiano, Claudio Monteverdi, quien marca la transición del Renacimiento al Barroco.
 Italia nos ha dado grandes músicos. Quizás uno de los más conocidos es Vivaldi pero no es e lúnico. También está Domenico Zipoli, que luego de ser un gran compositor, en especial para instrumentos de teclado, se hizo sacerdote y se vino para las Indias, como se conocía a nuestra América en ese entonces y se mimetizó entre los misionarios y escribió numerosas obras religiosas que fueron cantadas en nuestra tierra americana. También algunas obras de él están escritas en idioma chiquitano o guaraní, donde muchas regiones se asentaron.
 Para adentrarnos en el mundo de Monteverdi vamos a hacer un viaje imaginario en el tiempo a un país con gran tradición musical y cultural.
 Monterdi nació en Cremona, Italia en mayo de 1567 y murió en Venecia en 1643. 
 Además de compositor tocaba instrumentos diferentes y era cantante, lo que se nota en la escritura de sus obras y el dominio de la voz.
 Claro, pensará el lector ilustrado, Italia es el país de la ópera y de la obra de Monteverdi son conocidas partes de sus obras como los dúos de Popea y Nerón o el “Lamento de Arianna” o el “Orfeo”.
 Pues sí, pero más allá de sus óperas, las obras que más hicieron famoso a Monteverdi son sus obras vocales polifónicas no escenificadas (madrigales) y la música religiosa.
 Precisamente en su tiempo como director de la catedral de San Marcos de Venecia (sí, la iglesia junto a la famosa plaza y retratada en tantas fotografías) donde compuso gran parte de su obra sacra. Las vísperas de la beata Virgen fueron escritas para esta famosa iglesia de Venecia y es una de sus obras más representadas en Europa aún hoy. Exige de gran virtuosismo vocal y dominio técnico.
 Sus madrigales (obras musicales para varias voces con diferentes temas, entre ellos, el amor) ocuparon su dedicación. Las ocho colecciones de madrigales que publicó supusieron una revolución en su momento por la armonía libre del instrumento que acompañaba a los cantantes. Hasta ese momento en el siglo XVI los compositores tenían formas de componer diferentes y Monteverdi con sus disonancias y libertad al cantante, inaugura una nueva forma de componer, ganándose también detractores.
 El lector ilustrado seguramente sabe que su ópera más famosa es el “Orfeo“, que marca un hito en la historia de la ópera y del arte en general. Aquí la música refleja con mucha exactitud los sentimientos de los personajes (Orfeo, su amada Eurídice y varios dioses griegos). La voz de los cantantes tendrán que expresar toda la emoción del texto, dentro de los esquemas que en esa época se utilizaban, con fineza y técnica. La música debía servir al texto: la palabra es más importante que la música. Ese es el legado de Monteverdi al mundo musical, la palabra es la reina indiscutible y la música es sólo un acompañamiento. Pero un acompañamiento inteligente!!
 Otras de sus óperas son “El retorno de Ulises” (1641)y “La coronación de Popea“ (1642) con escenas de gran dramatismo, donde la música refleja los sentimientos y la psicología del personaje. Muchas partes de esas óperas (arias, dúos) son muy populares. Se recuerda con mucho entusiasmo a este compositor italiano. Esperamos poder escuchar en Jujuy sus obras y enriquecer nuestra vida con una música interesante e intensa.
                         
 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

™ En algunas ediciones de esta columna, hemos dedicado a recordar músicos y compositores de música antigua considerados clásicos.
 También hemos explicado sobre la música antigua en nuestra milenaria América y cómo se realizó una gran producción de música desde la época virreinal en nuestro suelo. Compositores como Gaspar Fernandes en México, Bocanegra en Perú y Zípoli en Bolivia y por supuesto sus alumnos mestizos.
 Hoy vamos a recordar a un gran compositor italiano, uno de los más conocidos dentro del barroco temprano italiano, Claudio Monteverdi, quien marca la transición del Renacimiento al Barroco.
 Italia nos ha dado grandes músicos. Quizás uno de los más conocidos es Vivaldi pero no es e lúnico. También está Domenico Zipoli, que luego de ser un gran compositor, en especial para instrumentos de teclado, se hizo sacerdote y se vino para las Indias, como se conocía a nuestra América en ese entonces y se mimetizó entre los misionarios y escribió numerosas obras religiosas que fueron cantadas en nuestra tierra americana. También algunas obras de él están escritas en idioma chiquitano o guaraní, donde muchas regiones se asentaron.
 Para adentrarnos en el mundo de Monteverdi vamos a hacer un viaje imaginario en el tiempo a un país con gran tradición musical y cultural.
 Monterdi nació en Cremona, Italia en mayo de 1567 y murió en Venecia en 1643. 
 Además de compositor tocaba instrumentos diferentes y era cantante, lo que se nota en la escritura de sus obras y el dominio de la voz.
 Claro, pensará el lector ilustrado, Italia es el país de la ópera y de la obra de Monteverdi son conocidas partes de sus obras como los dúos de Popea y Nerón o el “Lamento de Arianna” o el “Orfeo”.
 Pues sí, pero más allá de sus óperas, las obras que más hicieron famoso a Monteverdi son sus obras vocales polifónicas no escenificadas (madrigales) y la música religiosa.
 Precisamente en su tiempo como director de la catedral de San Marcos de Venecia (sí, la iglesia junto a la famosa plaza y retratada en tantas fotografías) donde compuso gran parte de su obra sacra. Las vísperas de la beata Virgen fueron escritas para esta famosa iglesia de Venecia y es una de sus obras más representadas en Europa aún hoy. Exige de gran virtuosismo vocal y dominio técnico.
 Sus madrigales (obras musicales para varias voces con diferentes temas, entre ellos, el amor) ocuparon su dedicación. Las ocho colecciones de madrigales que publicó supusieron una revolución en su momento por la armonía libre del instrumento que acompañaba a los cantantes. Hasta ese momento en el siglo XVI los compositores tenían formas de componer diferentes y Monteverdi con sus disonancias y libertad al cantante, inaugura una nueva forma de componer, ganándose también detractores.
 El lector ilustrado seguramente sabe que su ópera más famosa es el “Orfeo“, que marca un hito en la historia de la ópera y del arte en general. Aquí la música refleja con mucha exactitud los sentimientos de los personajes (Orfeo, su amada Eurídice y varios dioses griegos). La voz de los cantantes tendrán que expresar toda la emoción del texto, dentro de los esquemas que en esa época se utilizaban, con fineza y técnica. La música debía servir al texto: la palabra es más importante que la música. Ese es el legado de Monteverdi al mundo musical, la palabra es la reina indiscutible y la música es sólo un acompañamiento. Pero un acompañamiento inteligente!!
 Otras de sus óperas son “El retorno de Ulises” (1641)y “La coronación de Popea“ (1642) con escenas de gran dramatismo, donde la música refleja los sentimientos y la psicología del personaje. Muchas partes de esas óperas (arias, dúos) son muy populares. Se recuerda con mucho entusiasmo a este compositor italiano. Esperamos poder escuchar en Jujuy sus obras y enriquecer nuestra vida con una música interesante e intensa.