Esta tarde a las 18, en el templo San Andrés Apóstol de barrio Providencia, la comunidad sampedreña recordará la figura del "Cura gaucho", el padre Miguel Ángel Aquino al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento. La ceremonia será presidida por el padre Ricardo Rivero y en la oportunidad, se compartirán recuerdos, anécdotas y memorias del querido y recordado sacerdote.
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Esta tarde a las 18, en el templo San Andrés Apóstol de barrio Providencia, la comunidad sampedreña recordará la figura del "Cura gaucho", el padre Miguel Ángel Aquino al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento. La ceremonia será presidida por el padre Ricardo Rivero y en la oportunidad, se compartirán recuerdos, anécdotas y memorias del querido y recordado sacerdote.
A 13 años de su partida, la comunidad sigue tributando homenaje al padre Miguel, como un signo de perpetuar su nombre y en agradecimiento por toda la ofenda realizada en bien de los más humildes.
La mañana del 12 de agosto de 2006, luego de una prolongada enfermedad, el padre Miguel Ángel partió a la morada celestial, dejando un gran vacío y un profundo dolor en su comunidad, pero también huellas profundas por la entrega y la generosidad puesta de manifiesto desde su misión. Tenía 79 años, faltaban unos días para celebrar los 80, fecha que era esperada por todos, pero lamentablemente agosto marcó no sólo su nacimiento sino también su partida. Sus restos fueron velados en el templo principal, sede de la parroquia San Andrés, donde fueron también sepultados.
Todos los sacerdotes que lo sucedieron también supieron y saben reconocer y agradecer la tesonera labor del padre Miguel, particularmente en favor de las familias más necesitadas.
Destellos de su vida
El padre Miguel Ángel Aquino nació en Nogoyá (Entre Ríos), el 19 de agosto de 1926. Sus padres fueron Ángela María y Lino Agrispín Eduardo Aquino. A los diez años, ingresó al convento "Abadía del Niño Dios" de los monjes benedictinos. Permaneció allí un poco más de 20 años, un tiempo de preparación, sacrificios e intenso trabajo. Mientras realizaba sus estudios, llegaron nuevas disposiciones del Vaticano que permitían a los monjes la opción del sacerdocio.
El joven Miguel Ángel decidió entonces ser sacerdote y fue designado por su congregación, junto a otros compañeros, para fundar en otros lugares del país monasterios, casas de trabajo y oración. Estando el Chile, donde completó sus estudios, el obispo de Jujuy Miguel Medina lo invitó a venir a la provincia, donde llegó en 1966.
Junto al obispo y otros sacerdotes, fundó el Seminario en Río Blanco, construcción que ya se había empezado años antes, por iniciativa de monseñor Mhün. Colaboró con los sacerdotes en Volcán, Tumbaya y la Quebrada. También asistió al párroco de la Catedral José Gotteau, quien influyó sabiamente en su vocación y fue asistente de monseñor Medina en el naciente Intela.
Se ordenó sacerdote en San Salvador de Jujuy, el 4 de abril de 1970 y fue designado para colaborar con monseñor Sixto Villoldo en vísperas de la novena de San Pedro, llegando como "teniente cura", para asistir en todo lo referente a la tarea pastoral de la zona.
Por entonces, la ciudad de San Pedro de Jujuy contaba con el templo matriz y ya estaba en plena construcción la capilla de Fátima en Bº Belgrano, el 18 de junio de 1971, tomó posesión de la nueva parroquia que comprendía una gran extensión. En poco tiempo logró concluir la construcción de la capilla de Fátima con todas sus dependencias. En 1972, la construcción del templo San Andrés, en barrio Providencia, el de la Sagrada Familia en Ejército del Norte, otro en barrio San Francisco, San Cayetano, Patricio Nuevo, Las Maderas y San Miguel, además de numerosas grutas.
Este humilde pastor de la Iglesia todo lo hizo sin esperar nada a cambio pero la comunidad le tributó numerosos homenajes en vida y luego de su partida.