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Argentina, condenada a una agónica transición

Domingo, 01 de septiembre de 2019 01:01

La aplastante derrota de Mauricio Macri en las elecciones primarias condenó a la Argentina a una larga y agónica transición presidencial, justo en el peor momento económico de los últimos dieciocho años. La repentina pérdida de poder del Presidente, con la consecuente crisis institucional que eso conlleva, se sumó a la debacle social y financiera que atraviesa el país y que amenaza con profundizarse día a día, al menos hasta el próximo diez de diciembre.

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La aplastante derrota de Mauricio Macri en las elecciones primarias condenó a la Argentina a una larga y agónica transición presidencial, justo en el peor momento económico de los últimos dieciocho años. La repentina pérdida de poder del Presidente, con la consecuente crisis institucional que eso conlleva, se sumó a la debacle social y financiera que atraviesa el país y que amenaza con profundizarse día a día, al menos hasta el próximo diez de diciembre.

Macri no oculta que su Gobierno ya no es el protagonista de las decisiones centrales que se deben tomar en la economía, lo que obviamente aumenta la inestabilidad política hacia dentro y fuera del país. La premisa, si bien tiene mucho de verdad, también está teñida por el escenario electoral que se viene de cara a octubre, ya que el jefe de Estado sabe que sólo habrá malas noticias para comunicarle a la sociedad y no quiere quedar como la única cara visible de ellas.

Repartir las culpas por las corridas cambiarias y por las disparadas del Riesgo País parece ser la única estrategia de campaña a la que apelará Macri para sumar algunos votos más que los cosechados hace tres semanas. ¿Alcanzará tan pequeña aspiración para darle algo de competitividad a Juntos por el Cambio el 27 de octubre? Según los consultores, ocurriría todo lo contrario: las mediciones difundidas en los últimos días marcan que Alberto Fernández podría llegar incluso al 54 por ciento de los votos que cosechó Cristina Kirchner cuando consiguió la reelección en 2011. Como sea, la diferencia entre Fernández y Macri ya estaría orillando los veinte puntos.

"Lo que nosotros estamos viendo es que la imagen de Macri está volviendo a bajar y que también se están desplomando las expectativas de la gente en una mejora de la economía. Sabemos que la elección es casi irremontable, por eso nuestro principal objetivo ahora es que el Presidente llegue al final de su mandato con la mayor fortaleza posible", señaló ayer a El Tribuno un importante operador político del oficialismo que pidió reserva de su identidad.

Si a Macri se le hacía cuesta abajo encontrar un eje temático que motive a su militancia para redoblar los esfuerzos de cara a los comicios generales, luego del resultado del escrutinio definitivo conocido el jueves la situación es aún más compleja. El Frente de Todos amplió su diferencia y quedó cerca de los diecisiete puntos, lo que equivale a más de cuatro millones de votos de ventaja. Remontar un resultado de ese tipo sería, literalmente, un milagro.

Las últimas medidas anunciadas por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, entre las que se destaca un proyecto de ley para renegociar los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional, se da en un contexto de suma incertidumbre financiera, hasta el punto de estar en duda el desembolso de 5.400 millones de dólares que debían llegar los próximos días. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de que esos fondos no lleguen al país? Los de siempre: más devaluación, aumento de la inflación y aceleración de la fuga de capitales. Alberto Fernández no fue ingenuo cuando responsabilizó al FMI de ser responsable de la catástrofe económica que padece la Argentina. El virtual presidente de la nación, al menos para los mercados y el círculo rojo, necesitaba apurar los tiempos para que sea el Gobierno quien comience a allanarle el camino de la renegociación de la deuda. La certeza de que el país no tendrá los dólares necesarios para afrontar esos pagos estaba agregándole mucha inestabilidad a la macroeconomía, algo que el Gobierno necesitaba cortar de plano cuanto antes para no agravar aún más los problemas. Pese a eso, los mercados reaccionaron lógicamente mal al default selectivo que lanzó el Gobierno tras la decisión unilateral de extender el plazo de pago de algunas de sus obligaciones, lo que consideró como un canje de deuda en crisis.

Fernández teme que se acentúe una reducción muy abrupta de las reservas que tiene el Banco Central, lo que complicaría sobremanera su margen para estabilizar la economía al momento de su asunción. Sólo esta semana, la autoridad monetaria vendió cerca de 900 millones de dólares sólo para contener el tipo de cambio, que volvió a subir y llegó a tocar los $63 en algunos bancos privados. En el Palacio de Hacienda ya avisaron que se usarán todas las reservas que sean necesarias para preservar el valor de la moneda. Está claro que el Gobierno también tiene su "plan bomba" -tal como le adjudicaron en 2015 a Cristina- para dejarle a su eventual sucesor.

Los últimos datos de la economía muestran que la crisis no se había apaciguado antes de las Paso como quería instalar el Gobierno, ya que en julio cayó otra vez el empleo, en el primer semestre se profundizó la crisis en la construcción y en junio había descendido nuevamente la actividad económica. Está claro que el problema económico de la Argentina es mucho más complejo que el supuesto miedo de los mercados a la vuelta del kirchnerismo.