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15 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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La polarización enciende luces amarillas para el 10 de diciembre

Domingo, 04 de agosto de 2019 01:00

La extrema paridad que mantienen Mauricio Macri y Alberto Fernández es un anticipo de la complejidad que deberá afrontar el próximo presidente desde el 10 de diciembre de este año.
La incapacidad política de la dirigencia para superar la lamentable grieta entre kirchnerismo y antikirchnerismo podría volver a condicionar severamente los consensos para sacar definitivamente a la Argentina de la crisis. 
Cualquiera que se alce con la jefatura de Estado estará obligado a tomar medidas de fondo con rapidez, si es que quiere aprovechar el impulso electoral que le dará la victoria. ¿Cuáles serían esas urgencias? Qué hacer con el acuerdo con el Fondo, de qué forma reactivar la industria, cómo manejar la cotización del dólar y cuál será la estrategia para recomponer el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones sin disparar la inflación ni entrar en default. Básicamente, todo un programa económico de mediano plazo. 
Teniendo en cuenta la magnitud de la debacle que atraviesa el país, esas decisiones tendrán que tener un fuerte respaldo social y muchas de ellas deberán ser debatidas por el Congreso, donde todo indica que volverá a haber un disputado equilibrio de fuerzas entre el oficialismo y la oposición. 
Al igual que sucedió en los últimos cuatro años, las iniciativas legislativas deberán salir con el acuerdo de terceras fuerzas o bien por el siempre antipopular decreto de necesidad y urgencia, utilizado por Macri durante su gestión en situaciones insólitas como nombrar dos jueces de la Corte y modificar la famosa ley de Medios.
Las elecciones del próximo domingo llegan mucho más peleadas de lo que se especulaba sólo sesenta días atrás, cuando la economía únicamente mostraba incertidumbre y los sondeos vaticinaban una amplia victoria del peronismo. Todo indica que las Paso dejarían un escenario totalmente abierto para los comicios generales de octubre, donde quedará definida la composición del Poder Legislativo y también la estratégica gobernación bonaerense, que concentra casi el cuarenta por ciento del padrón electoral. Allí una victoria de Axel Kicillof puede resultar vital para empujar aún más la boleta larga del Frente de Todos en las elecciones generales y sacar algunos puntos extra que podrían terminar definiendo la historia. 
Por estas horas uno de los temas de campaña que más se discute en los búnkers de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos es cuál será el contexto económico en el que los argentinos votarán el 27 de octubre próximo. La suba del dólar registrada la última semana colocó a la divisa verde en su cotización más alta de los últimos cuatro meses, ubicándose anteayer casi en los $46. Hay varios factores que están influyendo sobre la política monetaria para entender este cambio de tendencia tras el último tiempo de baja y estabilidad. 
En primer lugar, la voraz polarización que plantean estas elecciones podría provocar un triunfo en primera vuelta de cualquiera de las dos fuerzas dominantes, lo que genera intranquilidad en los hombres de negocios. ¿Qué escenario debería darse para que ocurra esa situación? Que Roberto Lavagna, José Luis Espert, Juan Gómez Centurión y Nicolás Del Caño pierdan respaldos entre las Paso y las generales producto del famoso “voto útil”, que tiende a acentuar el escenario de antagonismo.
Las declaraciones de Alberto Fernández sobre dejar de pagar los intereses de las Leliq para subir las jubilaciones también aquietaron un poco las aguas sobre el valor del dólar, al igual que la afirmación de que la moneda estadounidense está “subvaluada” para la visión del candidato. ¿Fueron sólo dichos de campaña o un anticipo de otra eventual devaluación si gana el Frente de Todos? Para los mercados, la respuesta no está clara, entonces -al igual que ocurre siempre- “mejor cubrirse por las dudas”.
El Gobierno nacional también tiene su cuota de responsabilidad en el incremento del dólar, y no es para nada menor. Ningún funcionario salió a explicar de qué forma se sostendrá el precio de la moneda verde cuando finalice la intervención del Banco Central en el mercado cambiario. De hecho, el presidente de Boca Juniors, el ultramacrista Daniel Angelici, firmó un contrato millonario con una marca deportiva con una estimación de $70 por dólar para fin de año. A confesión de partes relevo de pruebas, analizan en el mundo empresario. 
Macri jugó ayer de local en la Sociedad Rural y recibió el respaldo de los dirigentes agropecuarios, pero también se llevó un palito a la Casa Rosada. El titular de la entidad, Daniel Pelegrina, le espetó en su cara: “Tomamos su palabra, las retenciones se terminan en el 2020”. El mensaje dejó al descubierto el descontento que generó en el sector agropecuario la promesa incumplida -una más- de eliminar las retenciones. Como premio consuelo, Macri repuso el ministerio de Agricultura que él mismo se había encargado de eliminar como forma de ajuste en las cuentas públicas. 

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La extrema paridad que mantienen Mauricio Macri y Alberto Fernández es un anticipo de la complejidad que deberá afrontar el próximo presidente desde el 10 de diciembre de este año.
La incapacidad política de la dirigencia para superar la lamentable grieta entre kirchnerismo y antikirchnerismo podría volver a condicionar severamente los consensos para sacar definitivamente a la Argentina de la crisis. 
Cualquiera que se alce con la jefatura de Estado estará obligado a tomar medidas de fondo con rapidez, si es que quiere aprovechar el impulso electoral que le dará la victoria. ¿Cuáles serían esas urgencias? Qué hacer con el acuerdo con el Fondo, de qué forma reactivar la industria, cómo manejar la cotización del dólar y cuál será la estrategia para recomponer el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones sin disparar la inflación ni entrar en default. Básicamente, todo un programa económico de mediano plazo. 
Teniendo en cuenta la magnitud de la debacle que atraviesa el país, esas decisiones tendrán que tener un fuerte respaldo social y muchas de ellas deberán ser debatidas por el Congreso, donde todo indica que volverá a haber un disputado equilibrio de fuerzas entre el oficialismo y la oposición. 
Al igual que sucedió en los últimos cuatro años, las iniciativas legislativas deberán salir con el acuerdo de terceras fuerzas o bien por el siempre antipopular decreto de necesidad y urgencia, utilizado por Macri durante su gestión en situaciones insólitas como nombrar dos jueces de la Corte y modificar la famosa ley de Medios.
Las elecciones del próximo domingo llegan mucho más peleadas de lo que se especulaba sólo sesenta días atrás, cuando la economía únicamente mostraba incertidumbre y los sondeos vaticinaban una amplia victoria del peronismo. Todo indica que las Paso dejarían un escenario totalmente abierto para los comicios generales de octubre, donde quedará definida la composición del Poder Legislativo y también la estratégica gobernación bonaerense, que concentra casi el cuarenta por ciento del padrón electoral. Allí una victoria de Axel Kicillof puede resultar vital para empujar aún más la boleta larga del Frente de Todos en las elecciones generales y sacar algunos puntos extra que podrían terminar definiendo la historia. 
Por estas horas uno de los temas de campaña que más se discute en los búnkers de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos es cuál será el contexto económico en el que los argentinos votarán el 27 de octubre próximo. La suba del dólar registrada la última semana colocó a la divisa verde en su cotización más alta de los últimos cuatro meses, ubicándose anteayer casi en los $46. Hay varios factores que están influyendo sobre la política monetaria para entender este cambio de tendencia tras el último tiempo de baja y estabilidad. 
En primer lugar, la voraz polarización que plantean estas elecciones podría provocar un triunfo en primera vuelta de cualquiera de las dos fuerzas dominantes, lo que genera intranquilidad en los hombres de negocios. ¿Qué escenario debería darse para que ocurra esa situación? Que Roberto Lavagna, José Luis Espert, Juan Gómez Centurión y Nicolás Del Caño pierdan respaldos entre las Paso y las generales producto del famoso “voto útil”, que tiende a acentuar el escenario de antagonismo.
Las declaraciones de Alberto Fernández sobre dejar de pagar los intereses de las Leliq para subir las jubilaciones también aquietaron un poco las aguas sobre el valor del dólar, al igual que la afirmación de que la moneda estadounidense está “subvaluada” para la visión del candidato. ¿Fueron sólo dichos de campaña o un anticipo de otra eventual devaluación si gana el Frente de Todos? Para los mercados, la respuesta no está clara, entonces -al igual que ocurre siempre- “mejor cubrirse por las dudas”.
El Gobierno nacional también tiene su cuota de responsabilidad en el incremento del dólar, y no es para nada menor. Ningún funcionario salió a explicar de qué forma se sostendrá el precio de la moneda verde cuando finalice la intervención del Banco Central en el mercado cambiario. De hecho, el presidente de Boca Juniors, el ultramacrista Daniel Angelici, firmó un contrato millonario con una marca deportiva con una estimación de $70 por dólar para fin de año. A confesión de partes relevo de pruebas, analizan en el mundo empresario. 
Macri jugó ayer de local en la Sociedad Rural y recibió el respaldo de los dirigentes agropecuarios, pero también se llevó un palito a la Casa Rosada. El titular de la entidad, Daniel Pelegrina, le espetó en su cara: “Tomamos su palabra, las retenciones se terminan en el 2020”. El mensaje dejó al descubierto el descontento que generó en el sector agropecuario la promesa incumplida -una más- de eliminar las retenciones. Como premio consuelo, Macri repuso el ministerio de Agricultura que él mismo se había encargado de eliminar como forma de ajuste en las cuentas públicas.