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Esfuerzo y valor ante adversidades que lucha por superar

Rocío no puede ir a la universidad pese a que terminó la secundaria. Afirma que se sintió excluida en la escuela.
Martes, 06 de agosto de 2019 01:04

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Desde pequeña tiene una enfermedad denominada Mielomeningocele que le provocó no poder caminar, pero pese a eso y a otras dificultades físicas, Rocío Flores siempre buscó superarse y nunca bajó los brazos para ser incluida en todo ámbito social.

 

Quiere continuar sus estudios en una universidad pero no puede debido a que aún no posee su título secundario.

 

Terminó el secundario en el año 2015 pero aún no puede continuar sus estudios en una universidad debido a que no le entregaron aún su título, contó la joven de 22 años que vive en el barrio Malvinas Argentinas.

Además de su discapacidad, tiene un solo riñón, una válvula y una fractura en la pierna izquierda, "hay cosas que puedo entender y otras que no", mencionó, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

Tuvo dos experiencias muy distintas y antagónicas durante su niñez y adolescencia en los establecimientos educativos a los que asistió.

Remarcó que siempre tuvo el apoyo de su familia, "cuando fui a la primaria no tuve problemas. Primero fui a la escuela Alberdi y después seguí en la Obispo Padilla. Fue una buena etapa, siempre tuve respaldo de mis compañeros en la primaria, fue todo lindo".

"Pero eso cambió cuando ingresé al secundario. Sentí que no me dieron el lugar que yo necesitaba por mi discapacidad, tuve problemas con compañeras, docentes y hasta directivos, a veces ni me saludaban. Iba al Bachillerato Nº 6 de Malvinas", añadió.

Asimismo aseguró que cuando tenían clases de biología, "teníamos que subir al primer piso donde estaba el laboratorio. Y se me complicaba subir, entonces mis compañeros se enojaban conmigo y pensaban que culpa mía no iban al laboratorio".

También manifestó que "no todos eran así, había profes que sí me apoyaban y hablaban con los chicos para que me incluyan pero otros no lo hacían. Me tenía que quedar en preceptoría cuando los chicos subían a laboratorio. Cuando tenía que hacer grupo, hacía sola, no me sentí incluida nunca".

Tras finalizar quinto año ingresó a la Facultad de Humanidades de la Unju a estudiar Ciencias de la Educación pero ahí se encontró con otra dificultad.

"Hice primer año, aprobé materias pero no pude continuar porque no tengo todavía mi título secundario. El motivo es que yo estuve con adaptaciones curriculares en la primaria y la secundaria, por esa razón me dijeron que no saben cómo hacer el título desde el Ministerio de Educación. Por eso es que tuve que dejar la Facultad y no puedo todavía volver", dijo.

Rehabilitación

Rocío sostuvo que cesó la obra social que tenía, el Pami, cuando cumplió 21 años. Como la obra social le había ayudado mucho en su rehabilitación durante toda su vida manifestó que "espero volver a tenerla".

"Ahora necesito tener cobertura por mis medicamentos, doctores, etc. Estamos tramitando ese tema con el Pami y esperamos que se solucione lo más rápido posible esta situación para que pueda seguir asistiendo a los médicos que me atendieron durante toda mi vida y que ya me conocen", manifestó esperanzada.

El mensaje de Rocío Flores a la sociedad jujeña

EN EL MARATÓN DE EL TRIBUNO / LA JOVEN PARTICIPÓ EN EL 2012.

A las personas con discapacidad que viven en la provincia “les digo que no bajen los brazos, que tienen que seguir y cumplir sus sueños. Que no dejen que nadie los haga sentir mal y que no se dejen llevar por lo que dicen los demás”, comentó Rocío Flores.
Siguió diciendo que “cada uno es como es, yo me siento como una persona normal, no me veo en una silla de ruedas y puedo hacer mi vida con normalidad. Tengo las puertas abiertas en cualquier lado y no me voy a dejar llevar por personas que me hacen sentir mal. Porque no es bueno eso”.
No veo grandes cambios “en la sociedad. Algo que no tiene solución es el tema de los colectivos, casi no hay y me tiene que llevar mi familia cuando tengo que salir. Encima la mayoría de los taxis no paran y no llevan a personas en silla de ruedas. Eso es muy feo para nosotros”, afirmó. 
La sociedad no está preparada para convivir con las personas con discapacidad, “yo quería vivir una linda experiencia en la secundaria como todo joven pero no la tuve. Lo único bueno fue cuando me presenté en la elección reina y también las veces que estuve en los sábados estudiantiles. Pero en el colegio me hicieron sentir mal siempre”.

Sobre la enfermedad

La espina bífida es una malformación congénita en la que existe un cierre incompleto del tubo neural al final del primer mes de vida embrionaria y posteriormente, el cierre incompleto de las últimas vértebras.
La principal causa de la espina bífida es la deficiencia de ácido fólico en la madre durante los meses previos al embarazo y en los tres meses siguientes, aunque existe un 5 % de los casos cuya causa es desconocida. Las investigaciones actuales destacan que la espina bífida no tiene un componente hereditario. 
Lo que se heredaría sería la dificultad de la madre para procesar el ácido fólico, lo que ocurre en muy pocos casos. 
También se comprobó que una persona con espina bífida no tendrá necesariamente hijos con la misma discapacidad.
Mientras más alta sea la lesión medular, mayor será el daño pudiendo causar la incapacidad al caminar, además puede afectar a diferentes partes del cuerpo como por ejemplo huesos, tendones, articulaciones, problemas en órganos urológicos e intestinales.