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Conferencia sobre el combate de San Carlos

Los veteranos de guerra Roberto Reyes y José Vásquez expondrán sobre la actuación argentina en el choque.

Viernes, 13 de septiembre de 2019 01:02

"El combate de San Carlos. 62 soldados argentinos le hacen frente al desembarco británico" es el nombre de la conferencia que brindarán hoy a las 20 los veteranos de guerra de Malvinas Roberto Oscar Reyes y José Alberto Vásquez. El encuentro será en el salón Marcos Paz de la Legislatura jujeña, con entrada será libre y gratuita.

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"El combate de San Carlos. 62 soldados argentinos le hacen frente al desembarco británico" es el nombre de la conferencia que brindarán hoy a las 20 los veteranos de guerra de Malvinas Roberto Oscar Reyes y José Alberto Vásquez. El encuentro será en el salón Marcos Paz de la Legislatura jujeña, con entrada será libre y gratuita.

José Alberto Vásquez que aquel entonces era subteniente, destacó que el 15 de mayo de 1982, el equipo de combate "Güemes" arribó a la zona de San Carlos, desde Pradera del Ganso, con la misión de dar la alerta temprana sobre el posible desembarco. "Estaba solo con mis soldados en el extremo noroeste de la isla Soledad, el cielo estaba cubierto por una gran masa de nubes grises, pero se podía divisar con claridad, del otro lado del estrecho, la isla Gran Malvina. A mis espaldas tenía la famosa altura 234, (donde Reyes libraría un corto y violento combate contra los comandos ingleses) y al frente el impresionante Océano Atlántico; y más allá Buenos Aires, con mi esposa y mi hijo. Abandoné mis recuerdos rápidamente y organicé la defensa de la posición. Desconocía por completo la ubicación del resto del equipo de combate y debía tomar contacto cuanto antes ya que tenía menos de 2 horas de luz. Esta actividad me demandó 45 minutos". El 20 por la noche cuando estaba organizando la patrulla para el próximo relevo del 21, el enemigo inició sobre distintos lugares de la isla un intenso fuego de preparación o de ablandamiento. "Antes de que amaneciera, desperté al personal que relevaría a Reyes. Al amanecer iniciarían la marcha. Con las primeras luces estaba revisando la radio y el armamento que llevarían, cuando un soldado apostado a 150 metros en la pendiente ascendente de una elevación, comenzó a llamarnos a los gritos. El espectáculo era impresionante. Donde hasta hacía unas horas revoloteaban algunas gaviotas sobre las tranquilas aguas de la desembocadura del río San Carlos, había ahora cinco fragatas rodeando a un barco diez veces más grande (el "Queen Elizabeth"), y lanchones de desembarco en dirección a la bahía Ajax y hacia Puerto San Carlos, que era nuestra posiciónó Recuerdo que los soldados me miraban con ojos bien abiertos, el rostro tenso y respiración agitada esperando órdenes. Por un instante recordé el telegrama de mi padre recibido unos días antes: "Tu mujer, ejemplo de fortaleza. Tu hijo sano y fuerte. Sé un ejemplo para tus soldados". Sentía que mi corazón latía enloquecido, como si estuviera por estallar. Nunca me había pasado. Era miedo, y de repente me vi dando órdenes, no sé cómo. Iniciamos el desplazamiento únicamente con nuestro armamento y con el enemigo entrando a la pequeña localidad, de no haberlo hecho hubiera sido una masacre ya que nos iban a aferrar con su avanzada y sobrepasar con el helicóptero que minutos después derribamos, o sea habríamos estado tácticamente perdidos. Lo que hubiera pasado después, sólo Dios lo sabe". Estos testimonios son sólo un anticipo de lo que será la exposición que ofrecerán hoy los veteranos de guerra Roberto Oscar Reyes y José Alberto Vásquez sobre el memorable combate de San Carlos.

Los momentos previos


GENERAL DE BRIGADA/ ROBERTO OSCAR REYES.

En una publicación a la que tuvo acceso este diario, Roberto Oscar Reyes, que es general de Brigada, describió los momentos previos al enfrentamiento con los británicos en 1982.

“Estaba aislado con mis diez hombres, rodeado de ingleses, solo frente a un dilema difícil de resolver. Habíamos descartado la posibilidad de rendirnos y tal vez había alguna alternativa, pero toda la responsabilidad era mía y tenía que decidir rápido. No es lo mismo tomar una resolución con un jefe a la derecha o a la izquierda que estar solo y decidir por todos. En ese momento yo era mi jefe, mi comandante, sólo Dios me veía. Sabía que a Darwin no podía volver porque tenía que atravesar la zona de San Carlos, que ya estaba ocupada, y descarté la posibilidad de reunirme con Esteban, ya que hay tiempos que se tienen que respetar. Él me esperó el tiempo suficiente y yo no llegué. Lo único que me quedaba era intentar lo más difícil: una marcha de setenta kilómetros a Puerto Argentino. Estábamos los once enteros a pesar del cansancio y la tensión del combate, pero empezamos a sentir el efecto del clima y ya hacía dos días que no comíamos nada. Ninguno quería entregarse. Me pedían que siguiéramos, pero ellos no tenían ni idea de la distancia que teníamos que atravesar, ni del tiempo que íbamos a tardar marchando en esas condiciones”.