En coincidencia con el Día del Profesor, los músicos de las unidades penales 1 y 7 dieron cátedra. En la sala mayor del teatro Mitre desplegaron el martes todo su talento artístico, demostraron que para el arte no hay prisión y que la reinserción es posible.
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En coincidencia con el Día del Profesor, los músicos de las unidades penales 1 y 7 dieron cátedra. En la sala mayor del teatro Mitre desplegaron el martes todo su talento artístico, demostraron que para el arte no hay prisión y que la reinserción es posible.
Frente a un público emocionado, abandonaron por un momento su condición de reclusos para disfrutar de la libertad que les ofrece la música en este camino que transitan para recuperar su autoestima.
Rompiendo con la lógica carcelaria, desde hace varios años las autoridades del Servicio Penitenciario de Jujuy acompañan estas acciones que se inscriben en el programa de Educación en contexto de encierro. Así en las unidades que dependen del organismo se dictan talleres de teatro, música, construcción de instrumentos andinos y vocalización.
De esta manera se aspira a modificar la forma de ver la vida de quienes cumplen condenas, ofreciéndoles herramientas que les permitan acceder a otras oportunidades cuando recuperen su libertad. Al mismo tiempo echan por tierra aquel estereotipo de que no hacen nada y son incapaces.
En los talleres los preparan para la reinserción en la sociedad, reforzando el concepto de que las personas pueden cambiar más allá de sus errores.
Además de romper la rutina carcelaria, se generan relaciones horizontales, donde estos hombres se sienten valorizados como personas y pueden demostrar que tienen mucho para dar. Y el arte es la herramienta que se emplea para conseguir la meta.
Lo del martes último en el Mitre fue una clara demostración de que a través de las expresiones artísticas se pueden corregir conductas y sanar para la construcción de un nuevo proyecto de vida.