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Curiosidades sanmartinianas Abra Pampa (1944-1948)

Lunes, 02 de septiembre de 2019 01:03

POR NERE EDITH AROSTEGUI, DOCENTE

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POR NERE EDITH AROSTEGUI, DOCENTE

En Abra Pampa en el año 1944 se hace cargo de la Escuela Nacional Nº 21 como directora Celia Reuter de Arostegui quien había dejado la escuela de Punta del Agua en manos del señor Armando Soto como director.

La escuela está situada sobre la ruta nacional Nº 9 frente a las vías del exferrocarril Belgrano, en ese momento el edificio era de piedra, con agua potable, baños bien instalados, tres aulas para el dictado de clases, la dirección, una galería descubierta y la casa de la directora, con dos habitaciones, cocina, baño y una galería que luego Celia con dinero particular la hace cubrir con mamparas de vidrio, allí vivía ella con sus hijos Edurne y José Luis y su madre doña Francisca Urzagasti de Reuter, al año de haberse instalado en esa escuela nace su tercer hija María Celia en La Quiaca, donde trabajaba su esposo el señor Javier Arostegui en la Municipalidad; luego nacerían sus hijos Juan Carlos y Francisco Javier.

Durante su gestión como directora el Gobierno les cedió un espacio para la construcción de un comedor, la cocina y un depósito todo construido por la cooperadora, a su vez la agencia de Mina Pirquitas, les dio la luz y en el turno noche daban clases de lectura a 40 adultos durante 2 horas en las cuales algunos aprendían a leer.

La escuela tenía dos turnos y concurrían 400 alumnos, ellos compartían el almuerzo a leña gruesa realizados por la cocinera y una ayudante, la comida era variada desde polenta, pastas hasta locro con postre como fruta, dulce de leche, de batata o membrillo, todo donado por la cooperadora y el Consejo Nacional de Educación que como organismo hacia el envío regular de los alimentos. Cabe destacar que los alumnos tenían muy buena calidad de vida, sus padres desarrollaban actividades como el comercio, tejidos en sus casas con telar o agujas y comercializaban ganado, ovino, vacuno y camélidos.

Las maestras eran las señoras Elba Cáceres, Dolores Viera de Molla, Esther Viera, Lilia Goyechea, Clara Rocha de Wingor. Celia Arancibia de Silva, Ema Gonzalez y Celia Reuter como directora y maestra en 4º grado de la mañana. Quienes eran alojadas en casas de familias a excepción de las hermanas Viera.

La escuela se encontraba equipada por un pasador de diapositivas y un telar para enseñar a los alumnos que la Cooperadora presidida por el señor Elías Ase muy generosamente donó y quien estaba a cargo de las clases de tejido en telar era la señorita Blanca Romero.

Las fiestas patrias se festejaban con gran fervor patriótico en el pueblo comenzando con una chocolatada, misa luego acto central en la plaza con discursos que emitían los vecinos destacados y los alumnos recitaban poesías concurriendo las autoridades del pueblo su intendente Francisco Quipildor, el párroco el padre Beck, comisario Leopoldo Abán exalumno de la escuela y culminaban en el salón con una noche de velada cuya entrada salía $ 2.

Los actos de la escuela se realizaban colocando tachos y encima tablones para usar como escenario, con las cortinas corredizas donadas por la Hilandería jujeña y confeccionadas por las mismas maestras al igual que los disfraces de los alumnos que actuaban en monólogos y los típicos bailes como el pericón,  zamba, carnavalitos, gato; todo musicalizado por una orquesta del pueblo.

En uno de esos años se realizó la repatriación de los restos de soldados desconocidos de los granaderos a caballo del General José de San Martín, provenientes de Bolivia en tren. Al acto asistió una pequeña delegación llegada desde Buenos Aires, alumnos de la escuela y el pueblo en general y la directora Celia Reuter de Arostegui fue elegida para recibirlos con palabras alusivas que comenzaron cuando el tren se detuvo en frente de la escuela. Años después el Instituto Nacional Sanmartiniano le dio un diploma de honor a la señora Celia firmado por el Coronel Descalzo, presidente de dicho instituto entre 1945 a 1950.

Todo esto que escribo sobre Abra Pampa me lo narró ella (mi tía Celia) en una charla hace más de 30 años, donde también me recitaba poesías de don Domingo Zerpa, otro exalumno de esa escuela.

Quizá haya nombres que no están pero les aseguro que sus recuerdos muy sentidos los tenía a todos en su corazón, cada maestro, cada alumno, los padres y los vecinos, lo que demuestra que la patria que viven todos los docentes y especialmente los de la Puna es digna de admiración y respeto, sea mi homenaje a todos ellos, al general José de San Martín y sus Granaderos.