Entre cientos de historias que se entrejen en los canchones en toda la provincia, pudimos compartir con Elián Vazquez, un joven carrocero de 17 años, la alegría de haber podido vivir días llenos de experiencias y aprendizajes que dibujan una sonrisa continua en su rostro.
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Entre cientos de historias que se entrejen en los canchones en toda la provincia, pudimos compartir con Elián Vazquez, un joven carrocero de 17 años, la alegría de haber podido vivir días llenos de experiencias y aprendizajes que dibujan una sonrisa continua en su rostro.
Elián, junto a una veintena de alumnos del Bachillerato Provincial nº 13, de la localidad de Susques, ubicada a casi 300 kilómetros de nuestra capital y 3.900 metros sobre el nivel del mar, emprendieron el desafío de participar de los desfiles de carrozas tras 10 años de una primera participación de la institución.
El joven carrocero transmitió el esfuerzo que demandó construir la carroza teniendo en cuenta que el Bachillerato Nº 13 es una de las escuelas que tienen periodo lectivo especial, lo que implica que el receso anual se hace efectivo en el invierno. Esta situación los obligó a iniciar el proyecto de la carroza en plenas vacaciones de invierno y bajo el implacable clima que hay en la zona en donde las temperaturas llegan a 23 grados bajo cero.
"Empezamos cuando terminaron las clases. Lo más difícil para nosotros fue montar el chasis. Eso sí nos costó y tuvimos que aprender muchas cosas y trabajar juntos. Tuvimos por suerte el apoyo de nuestras familias y de muchos conocidos, entre ellos el primo de uno de los carroceros, Daniel, que nos enseñó todo sobre la conexión de las luces.
Sobre esos días en el canchón Elián indicó "pude vivir muchas cosas, yo no sabía nada. Vino un muchacho de Tres Pozos y nos enseñó todo lo que necesitábamos saber, es que después de 10 años que la escuela había participado de un desfile de carrozas, nosotros tomamos el desafío de volver a hacerlo. Es la segunda vez que nuestra escuela presenta una carroza en la Fiesta de los Estudiantes aquí en la capital".
"Pude aprender a instalar leds y a hacer tulmas", dijo Elián, con la intención de sintetizar todas las vivencias recogidas en los últimos meses.
En su afán de compartir lo aprendido nos contó que las tulmas, pequeñas pelotitas hechas de lana de llama u oveja que suelen usarse como adornos en las trenzas o en este caso fueron usadas para cubrir las figuras de las llamas se hacen "sacando la lana del cuero y con un hilo tenés que ir atando y recortando con una tijera hasta formarlas para que queden así de redonditas".
También destacó el trabajo de muchas madres de los carroceros que colaboraron con el tejido de las flores de lo cactus que rodean la pequeña casa y otros detalles que permitieron presentar un carruaje lleno de sorpresas hechas con materiales de nuestra Puna.
Finalmente Elián expresó el deseo de poder llevarse en esta Fiesta de los Estudiantes un buen premio que corone tantos días y noches de esfuerzo.