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Que me teman, antes que me quieran

Lunes, 30 de septiembre de 2019 01:01

Más que otras veces, peor que en otras elecciones, a nivel nacional, el panorama preelectoral hacia octubre se enrarece y se vuelve cada día más agresivo. En Jujuy, se reflejan esos estilos y se agregan los ingredientes locales que vuelven desagradable la "fiesta de la democracia". Mauricio Macri, al parecer sin propuestas nuevas que inventar, sin otros recursos que volver a asustar sobre el regreso de la corrupción, autoritarismo y la permanencia de la impunidad, solamente grita ante sus seguidores que "sí se puede". Y allí se agota su rango de campaña todavía más agravado internamente por la distancia indisimulable que Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal aumentan cada día, un gabinete de ausentes "pechos fríos" que -salvo excepciones- ya parece estar buscando nuevos horizontes fuera de la política. Lilita Carrió de tan histriónica bordea los límites del grotesco y los radicales enfrascados en su pequeño internismo a futuro, todavía no trataron seriamente la cuestión de fondo: hasta cuando acompañarán al PRO y se produce la hecatombe que gesta en el horizonte. Alberto Fernández logró instalarse como el desafiante en la campaña gracias a los persistentes (e inteligentes) pasos al costado de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner que juega a presentar su libro con el estilo de los grandes campeones del boxeo: toco y me voy, o pego y espero. Las propuestas de AF, todavía difusas y muy generales prometen mejoras y moderación mientras a sus espaldas el incontenible cristinismo se afila las uñas y anuncia sin pudores, la reforma de la Constitución, la reinstalación de una ley de medios, la reforma agraria y el funcionamiento de una réplica K de la histórica Conadep dedicada a periodistas, entre otras cosas. La grieta que en sus discursos Alberto busca cerrar con esmero, el desenfreno K la ensancha con deleite. El rumbo de colisión se advierte en todo su esplendor. Lo que ocurre, en síntesis, es un despliegue de fuerzas de dos ejércitos mezquinos, que se amenazan con la pólvora mojada para librar un combate a cuyo final sólo podrán ofrecer como tributo a su victoria la "churchiliana" propuesta de sangre, sudor y lágrimas. Por ahora se dibujan fuertes, con poderosos discursos y arengas exitistas. Y como la grieta está intacta, ambos prefieren la demostración de fuerza antes que de solvencia, la capacidad de movilización antes que de concientización. Que les teman, antes que los quieran. En Jujuy no es diferente.

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Más que otras veces, peor que en otras elecciones, a nivel nacional, el panorama preelectoral hacia octubre se enrarece y se vuelve cada día más agresivo. En Jujuy, se reflejan esos estilos y se agregan los ingredientes locales que vuelven desagradable la "fiesta de la democracia". Mauricio Macri, al parecer sin propuestas nuevas que inventar, sin otros recursos que volver a asustar sobre el regreso de la corrupción, autoritarismo y la permanencia de la impunidad, solamente grita ante sus seguidores que "sí se puede". Y allí se agota su rango de campaña todavía más agravado internamente por la distancia indisimulable que Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal aumentan cada día, un gabinete de ausentes "pechos fríos" que -salvo excepciones- ya parece estar buscando nuevos horizontes fuera de la política. Lilita Carrió de tan histriónica bordea los límites del grotesco y los radicales enfrascados en su pequeño internismo a futuro, todavía no trataron seriamente la cuestión de fondo: hasta cuando acompañarán al PRO y se produce la hecatombe que gesta en el horizonte. Alberto Fernández logró instalarse como el desafiante en la campaña gracias a los persistentes (e inteligentes) pasos al costado de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner que juega a presentar su libro con el estilo de los grandes campeones del boxeo: toco y me voy, o pego y espero. Las propuestas de AF, todavía difusas y muy generales prometen mejoras y moderación mientras a sus espaldas el incontenible cristinismo se afila las uñas y anuncia sin pudores, la reforma de la Constitución, la reinstalación de una ley de medios, la reforma agraria y el funcionamiento de una réplica K de la histórica Conadep dedicada a periodistas, entre otras cosas. La grieta que en sus discursos Alberto busca cerrar con esmero, el desenfreno K la ensancha con deleite. El rumbo de colisión se advierte en todo su esplendor. Lo que ocurre, en síntesis, es un despliegue de fuerzas de dos ejércitos mezquinos, que se amenazan con la pólvora mojada para librar un combate a cuyo final sólo podrán ofrecer como tributo a su victoria la "churchiliana" propuesta de sangre, sudor y lágrimas. Por ahora se dibujan fuertes, con poderosos discursos y arengas exitistas. Y como la grieta está intacta, ambos prefieren la demostración de fuerza antes que de solvencia, la capacidad de movilización antes que de concientización. Que les teman, antes que los quieran. En Jujuy no es diferente.

ALBERTO FERNÁNDEZ / "APRENDIMOS QUE TENÍAMOS QUE UNIRNOS".

El ejemplo del oficialismo es claro. El gobernador de la Provincia, desató un enfrentamiento feroz con las corporaciones de Fiscales, Procuradores, Defensores y Asesores de la Argentina, el Consejo de Política Criminal y los Tribunales de Cuentas del País. Estos grupos, nacionalizaron la decisión de promover juicios políticos a miembros del Tribunal de Cuentas de Jujuy y al Fiscal General del Poder Judicial. Vinieron a Jujuy y fueron recibidos por el mandatario quien escuchó el reclamo -enmarcado en el supuesto avasallamiento de los poderes y la búsqueda de futuras impunidades-. Fiel a su estilo el GM redobló la apuesta y devolvió cien trompadas por cada una recibida. Le bastó retroceder hasta el gobierno anterior, graficó la supuesta inacción de los poderes que debían controlar la corrupción y en buen romance, sacó carpiendo a los quejosos. "Ustedes vienen de afuera y sin conocer Jujuy, a ejercer una defensa corporativa del Fiscal y los miembros del Tribunal de Cuentas". "Ustedes no saben cómo se vivió en Jujuy durante 12 años, y la plata que se robaron. Y la culpa la tienen los que no controlaron". Fue más duro: reiteró que los involucrados, ya deberían haber renunciado y fundó sus últimas palabras en una defensa de la soberana provincianía. Tuvo tiempo de aclarar, al tiempo que golpeaba con sus dedos endurecidos por la rabia sobre la mesa de las conversaciones, que la Justicia de Jujuy funciona correctamente y que si bien hay muchos presos por la corrupción denunciada, afirmó que "en mi opinión" debería haber muchos presos más. Dicho lo cual, repudió "con todo respeto" las diligencias de sus interlocutores y se levantó poniendo fin al encuentro que se concretó en el extraño horario de las 7 de la mañana, (parecido al recurso que el presidente Evo Morales utiliza para atender a quienes considera indeseables, como al embajador de EE.UU. a quien citó a las 3 de la mañana). Durísimo el GM, eligió el choque, ni el malabarismo diplomático, ni política del "sanasana". En plena época electoral, reavivó el combate más arduo de su carrera política en contra de Milagro Sala y la Tupac Amaru -destinarios finales de sus embates, precisamente cuando éstos, se preparan para la reivindicación y el regreso triunfal de la mano de Alberto Fernández -o del cristinismo en el poder-. GM sin filtro asumió todos los costos del tema: olvidando a sus legisladores obedientes, y a los funcionarios que se esmeran por pasar a la historia con grandilocuentes expresiones de adhesión ya aquellas célebres "ciudadanas comunes" que presentaron los pedidos de juicio, remató el episodio en forma terminante: "si hace falta, lo impulso yo". Los visitantes se fueron indignados, amenazando con pedir la intervención al Poder Judicial de Jujuy y con recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde serán recibidos, seguramente por el Juez Eugenio Zaffaroni. Como sea, el GM, también prefiere que le teman, antes que lo tengan por negociador.

El peronismo, la otra fuerza que se perfila como excluyente protagonista para el 27-O, también sigue adelante con sus cuestiones. Buenas y malas. Todos orgullosos de haber triunfado en las PASO, casi con sus históricas y magníficas performances, aseguran que aumentarán los guarismos dentro de 28 días. Pero ni la euforia ni la alegría lograron todavía disipar los gruñidos que se cruzan entre los sectores que se definen como "moisesistas" y "ferreyristas". Detrás de Carolina Moisés están convencidos que los más de 110 mil votos que obtuvo su lista le pertenecen a ella, casi sin reconocer que la fuerza poderosa detrás de cualquier lista oficial del Frente de Todos en cualquier lugar del país, era la fórmula F&F. Detrás de Julio Ferreyra están seguros que sin el auxilio de F&F, los casi 66 mil votos de su boleta corta son bastante propios. Es cierto que encarnan visiones diferentes de la realidad, pero vale reconocer que nunca en el PJ hubo visiones monolíticas, ni siquiera en vida del General. Pero ambos hoy van en el Frente de Todos sumando para el conjunto, sin terminar de reconocer que el respeto y la convivencia armónica será la garantía de triunfos ahora y más adelante. Alberto Fernández lo dijo en Salta el sábado cuando agradeció compartir el multitudinario acto con sectores internos enfrentados entre sí: "Agradezco que estén juntos, en Salta pasó lo que pasó a nivel nacional, que aprendimos que teníamos que estar unidos". A Jujuy tarda todavía en llegar la enseñanza. Hasta hoy mismo, los moisesistas esperan que la Justicia Nacional Electoral desconozca la lista surgida del sistema D'Hont y consagre candidato al militante massista que acompaña la lista de la diputada Moisés. Una alegría tuvieron hace unos días. Alberto adelantó que la "capital alterna de Jujuy" que visitará con su futuro gabinete, será San Pedro de Jujuy. Así, no sólo evitaría la sede del gobierno del GM, sino que se sentiría más a gusto en "Carolandia". Más allá de lo comentado, los peronistas, poco hacen por la conciliación y la coexistencia que tanto pondera Alberto. Acá también prefieren todavía, que los adversarios les teman, antes que los quieran. Ocurre que después, a veces, cuando se quiere (o se necesita) recomponer, ya es tarde.