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Construir desde el juego un futuro distinto

Sabado, 07 de septiembre de 2019 01:03

Dentro de la Comunidad Terapéutica existe un espacio que es promovido por especialistas que provienen del Patronato de Liberados cuyo fin es a través de actividades lúdicas lograr que los internos se expresen, diluciden lo que les hace mal y puedan, a partir de eso, lograr afrontar su realidad para superar esos obstáculos en vista al futuro.

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Dentro de la Comunidad Terapéutica existe un espacio que es promovido por especialistas que provienen del Patronato de Liberados cuyo fin es a través de actividades lúdicas lograr que los internos se expresen, diluciden lo que les hace mal y puedan, a partir de eso, lograr afrontar su realidad para superar esos obstáculos en vista al futuro.

 

El objetivo es la reinserción social de las personas que están privadas de su libertad cuando cumplan su condena.

 

Las especialistas fueron capacitadas por Nación mediante un programa asignado para tratar con personas en situación de encierro, le enviaron la propuesta a María Inés Codesido, jefa del Departamento de Adicciones del penal y referente de la Comunidad Terapéutica, que fue aceptada.

Las actividades son diversas, muy creativas y atrapan a los internos que se divierten con ellas.

Una de las profesionales que realizan esta actividad es la psicóloga Natalia Jerez que, en diálogo con El Tribuno de Jujuy mencionó que, "es un dispositivo de trabajo individual y grupal que les permite a ellos el diálogo, la participación, la palabra y el involucramientos de todos. Nosotras damos talleres didácticos donde utilizamos materiales lúdicos que les permita a ellos contextualizar sus historias de vida, orígenes, valores, toma de decisiones, etc. sobre esas temáticas trabajamos".

MARÍA INÉS CODESIDO / PRECURSORA DE ESTE ESPACIO.

El propósito que las especialistas tienen es que el día de mañana cuando egresen de la unidad penitenciaria pueda tener herramientas y empoderarse para que eso les sirva en su vida cotidiana. Contaron que tienen muchos hábitos y valores naturalizados y esto se trata de desnaturalizarlos y que puedan reinsertarse en la sociedad.

En ese sentido Mariana Mendieta, trabajadora social e integrante también del grupo de talleristas, comentó que "los talleres nos permiten trabajar desde el juego muchas cuestiones de sus vidas, desde ahí les preguntamos por sus familias, por los valores, y otros temas como ser identidad. Conceptos que ellos los tienen incorporados de forma errónea. A partir de sus contextos, su vida familiar, los mandatos familiares, etc".

Un lugar distinto

"Replantear todo eso y pensarlo en grupo les permite ver un concepto distinto. Y les da la posibilidad de poder empezar a elegir a partir de ahora, tomar decisiones, elegir dejar lo malo y romper una estructura que la crearon fuera y dentro del penal. La Comunidad Terapéutica da un espacio distinto a cualquier otro", remarcó.

Al respecto, Jerez indicó que "se genera un ambiente que le da la posibilidad de una continua reflexión. Con los talleres venimos a favorecerlos para que se escuchen, que tengan la palabra y poder empezar a decirles que nos entendemos dialogando por más que todos pensemos distinto".

Los contenidos de los talleres no quedan en forma aislada, ellos además tienen terapias psicológicas individuales donde van plasmando lo que trabajan dentro de este espacio. Estos talleres contemplan ocho encuentros que son semanales y mediante la apertura de la Comunidad Terapéutica y del Servicio Penitenciario lograron darle más continuidad a los mismos.

Desde hace más de un año que iniciaron con esta tarea, "comenzamos como una prueba piloto y nos fuimos enganchando tanto ellos como nosotras. Sin querer nos convertimos en talleristas, y realizamos talleres propios", añadió la psicóloga.

 

Poseen grupos de convivencia y distintos talleres como ser yoga, deportes, huerta, carpintería y de radio, entre otros.

 

Importante subsidio

El 3 de octubre del 2017 desde la Comunidad Terapéutica solicitaron un subsidio a la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones y el pasado 21 agosto les fue depositado una suma de 150.000 pesos. 
Al respecto, María Inés Codesido, jefa del Departamento de Adicciones del penal y referente de la Comunidad Terapéutica señaló que “los mismos serán utilizados para la compra de un micrófono de radio y volver a lanzar el programa radial "Nunca es tarde para soñar’”.
También pretenden comprar máquinas para que los internos hagan ejercicios y para el taller de carpintería, un televisor y un parlante grande para hacer karaoke. 

Asimismo, Codesido sostuvo que “íbamos a comprar una cocina industrial para que ellos cocinen pero no nos alcanzó. Cada vez nos vamos independizando más y los talleres cada vez son más fuertes. Antes por ejemplo, uno de los operadores traía las herramientas para hacer carpintería y eran pocas”.
Los trabajos que realizan en los talleres de carpintería son vendidos y el ingreso que obtienen es donado a las familias de los internos que se encuentran en situación de pobreza. 
El equipo de la comunidad terapéutica está conformado por dos psicólogas y diez operadores sociocomunitarios especializados en la atención de adicciones que son agentes penitenciarios suboficiales que “antes eran celadores pero que ahora son operadores”. Ellos son los que dictan el cursado de los talleres y todo lo que tiene que ver con la convivencia.

Un cambio y un nuevo comienzo

Un estigma que circula en la sociedad es que los presos no cambian sus actitudes, pero para las personas que trabajan con ellos en la Comunidad Terapéutica, eso no es válido y una nueva oportunidad es posible.
Al respecto, Mariana Mendieta explicó que “nosotras trabajamos en el Patronato de Liberados allí tenemos la posibilidad de trabajar con la gente que egresa. Desde el año pasado particularmente trabajamos con gente de un grupo y tres de ellos están en libertad condicional. Estamos trabajando con ellos desde afuera y es increíble”.
“Es muy bueno el trabajo que hicieron, esa vuelta a sí mismos, pueden revertir la situación y nosotras estamos muy convencidas de eso. Uno de ellos no tiene la obligación de volver y lo hacen para estar con sus compañeros”, agregó.

“Estamos convencidas”

Por su parte, Natalia Jerez aseguró que “estamos muy convencidas de que pueden cambiar, hay un ambiente muy hostil para eso, no son internos, son pacientes y se ven de una forma distinta. Trabajan con sus capacidades y hacen algo distinto a lo que venían ya haciendo. Trabajamos mucho con el aquí y ahora, que es lo que tengo para empezar a trabajar conmigo mismo. Es trabajar el día a día”. 
“Es posible que las personas que salen de una situación de encierro puedan tener una nueva oportunidad, no es nada fácil, pero hay personas que trabajamos para eso”, concluyó.
Hay internos que antes se encontraban alojados dentro de la Comunidad Terapéutica que quedaron muy ligadas a ella y la visitan de forma frecuente.