Hace sesenta y tres años nacía el Enero Tilcareño, y el tiempo fue pasando. Aquella idea que nació modesta, atravesando las décadas cruzó por distintas transformaciones. Hubo noches lejanas en las que se terminaba guitarreando, con corte de luz y eso era también el escenario mayor, y estuvieron los emblemáticos decorados de Darío Castro que hicieron la identidad del Enero.
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Hace sesenta y tres años nacía el Enero Tilcareño, y el tiempo fue pasando. Aquella idea que nació modesta, atravesando las décadas cruzó por distintas transformaciones. Hubo noches lejanas en las que se terminaba guitarreando, con corte de luz y eso era también el escenario mayor, y estuvieron los emblemáticos decorados de Darío Castro que hicieron la identidad del Enero.
Hubo un tiempo en el que la fiesta se desmadró alejando al público local, hubo intentos no tan exitosos de megafestivales plagados de estrellas cuando, décadas antes, hubo nombres memorables de nuestro folclore con mucha menos pompa, y a la hora de buscar la esencia de este comienzo del año, catalogado como el mejor por sus fundadores, se vuelve difícil dar con una descripción que lo atraviese.
En esta sexagésima tercera edición, sin dejar de lado el escenario con sus noches tradicionales, el peso recae más fuerte sobre aquellos independientes que fueron gestando, con el correr del tiempo, espacios para la expresión cultural. Entre ellos, los museos con sus actividades de extensión comunitaria, pero también los segmentos que van ganando peso, incluso a nivel nacional, como el Jallalla Warmi, algunos que recién nacen como el Ankalli (las tardes de domingo en la plaza), Arte Alerta con su teatro callejero y Latimos, en apoyo con la banda de sikuris femenina María Rosa Mística.
Las peñas y conciertos hacen al resto, y las fiestas gauchas, como la del Centro Los Alisos que se realizara tras la apertura, también llevan sus aguas a esta fiesta que dio su inicio protocolar en la mañana del sábado con las coplas de Elsa Tapia, las danzas del taller del Centro de Jubilados "Carlos Alvarado" y los Changos del Huayco. Antes de los números artisticos, Ricardo Romero, intendente anfitrión, se mostró contentos por el inicio de una nueva edición del Enero Tilcareño.
Subrayó que "dentro de ese marco, hay aniversarios que nos marcan, comenzando por ser el bicentenario de la desaparición física del general Manuel Belgrano, a lo que se le suman los ochenta años del Centro Gaucho Coronel Manuel Álvarez Prado, los sesenta de la capillita de Nuestra Señora de la Merced de Pueblo Nuevo, los cincuenta de la comparsa Pecha Pecha, y si uno mira para atrás ve una historia de instituciones que siguen vivas".
Destacó la importancia de "seguir defendiendo esto que nos han dejado nuestros abuelos, que va trascendiendo y que ayuda a seguir posicionando a Tilcara entre los principales circuitos turísticos del país".
Pasacalle cultural
A las 19, frente al monolito de acceso a Tilcara, las copleras entonaron sus versos en torno al mojón que se chayaba, pidiéndole permiso a la Pachamama para iniciar una nueva edición del Enero Tilcareño. Cumplido el ritual, un pasacalle cultural se dirigió hacia el puente de acceso al pueblo para entrar por la avenida Villafañe.
Drag queens, como símbolo del espíritu de inclusión de la fiesta del comienzo del año, grupos de sayeros, caporales y coyitas encabezados por su diablito, asombraron a los turistas que se acercaron a la localidad quebradeña.