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La magia de Los Kjarkas: 50 años enamorando

Clásicos ya entrañables y musicalmente impecables, como coronación de un festival bien ensamblado. La reconocida formación cochabambina celebró en nuestra provincia cinco décadas de impecable trayectoria.
Lunes, 13 de enero de 2020 01:00

La arquitectura del espectáculo estuvo pensada para llegar a las 2 am sin fatigarse, sosteniendo la atención de un público que iba creciendo en cuanto se acercaba el número central de la noche. La cancha era amplia, los puestos de comidas quedaban a mano y el sonido era impecable para que se pudiera escuchar desde cualquier sitio.

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La arquitectura del espectáculo estuvo pensada para llegar a las 2 am sin fatigarse, sosteniendo la atención de un público que iba creciendo en cuanto se acercaba el número central de la noche. La cancha era amplia, los puestos de comidas quedaban a mano y el sonido era impecable para que se pudiera escuchar desde cualquier sitio.

Antes de llegar, recorriendo la avenida desde la Terminal hasta el Club Unión, se podía escuchar la voz abagualada de Micaela Chauque, sumada al inicio de los "Omaguaca" como invitada. Al cruzar el acceso, el sonido bien ensamblado de la banda que comanda Rosendo "Chuspita" Martínez permitía zambullirse entre los cantos de la América profunda. Luego "Los Pachas", músicos de una generación que se formó a la sombra de Los Kjarkas pero que ya cuenta, tras diez años, con un sonido propio y quebradeño, una formación prolija enmarcando el violín mediatizado de Lautaro Tolaba, y los "Changos del Huayco" repitiendo una fórmula que gusta.

EL PÚBLICO / LA CONCURRENCIA DISFRUTÓ CON TODOS LOS CLÁSICOS DEL GRUPO.

Antes que "Mercurio" le buscara los primeros reflejos al sol de la mañana a puro ritmo fiestero, las dos horas anunciadas del conjunto cochabambino: la base tradicional de Los Kjarkas interpretando sus éxitos clásicos con una calidad musical que no somos quienes para subrayar acá, una base rítmica formada para potenciar sus sonidos andinos y tres bailarinas que resaltaban los versos cantados con movimiento y sensualidad.

La química de Los Kjarkas, que nace en su excelencia musical y en ese don de tejer tramas de amor con sonidos milenarios, no es sólo aquello que se ve y que se proyecta desde el escenario, es también un vínculo con su público. Hay tanto show en escena como en la platea, donde los hombres gesticulan los sentidos de los versos, las mujeres casi gritan sus coros apasionados, y todo parece ser más, ir más allá de las bellas canciones.

Se trata acaso de canciones que trazan historias que atravesaron la vida de alguna forma, y que por ello siente propias, y será ese vínculo entrañable que enraíza tantas historias familiares de uno y de otro lado de la frontera, lo cierto es que el show de Los Kjarkas se vive como una totalidad que suma a los espectadores más allá del coreo memorioso de las letras.

BALLET / LA FORMACIÓN BOLIVIANA LLEGÓ A MAIMARÁ CON SU CUERPO DE DANZA QUE DELEITÓ AL PÚBLICO CON SUS MOVIMIENTOS.

50 años no son poco, y 50 años de canciones bellas produce como resultado esta clase de vínculos. Luego, cuando "Mercurio" alegraba casi carnavaleramente a quienes no se querían ir a dormir, se nos permitió conversar con Gerardo Cruz, quien pensó que traer a Los Kjarkas esta noche era una buena idea, y con Moisés Ramos, quien urdió el espectáculo completo, con la lista de artistas que llevaron hasta ese desenlace, ya más distendidos porque la labor estaba concluida.

Luego desandar las calles nocturnas de la Maimará y subirse a un remis para recorrer las curvas de Sumalawa, de San Pedrito. El remisero nos pregunta si venimos de escuchar a Los Kjarkas. Y, ¿qué tal?, quiere saber, pero mientras le respondemos dibuja una sonrisa que debe estar atada algún recuerdo, que muy probablemente sea un recuerdo de amor.