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¿Hambre real o hambre emocional?

Jueves, 16 de enero de 2020 01:04

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Habitualmente llamamos “hambre” a la sensación que nos avisa que debemos consumir alimentos para brindarle energía a nuestro organismo. Sin embargo, en muchos casos cuando aparece hambre, esta se encuentra vinculada con las emociones más que con una necesidad fisiológica.

Es frecuente observar en algunas personas que sufren ansiedad un consumo elevado de dulces, helados, chocolates, snacks tipo papas fritas y otros alimentos ultra procesados, sobre todo cuando se encuentran en un periodo de estrés. Es por ello que resulta favorable realizar una pausa, tomarse el tiempo necesario para observar en que situaciones aparece y aprender a diferenciar cuando se trata de un hambre fisiológico y cuando está relacionado con las emociones, ya que de esta manera se podrá buscar ayuda profesional.

En el siguiente listado se detallan las principales diferencias en estos tipos de hambre que te ayudarán a reconocer de cual se trata:

El hambre real aparece de forma gradual, a diferencia del hambre emocional que aparece de repente, aunque hayas comido hace unos minutos.

Generalmente el hambre emocional no puede esperar y se debe “saciar” esa necesidad en el momento, muchas veces se interrumpe una actividad para ir en busca del alimento. El hambre cuando es real se puede controlar y esperar a la próxima comida.

Cuando el hambre es real no es selectivo, es decir estamos abiertos a distintos alimentos y esto permite seleccionar aquellos que sean más saludables. A diferencia del hambre relacionado con las emociones donde se busca un alimento en particular, muchas veces los elegidos son los industrializados, por ejemplo, el chocolate.

Otra característica que es útil para diferenciar es que el hambre real finaliza al terminar la comida con una sensación de satisfacción. Se deja de comer voluntariamente.

En cambio, con el hambre emocional, esta sensación de plenitud no basta y se continúa comiendo en grandes cantidades.

Es por ello que muchas veces aparece una sensación de culpa, vergüenza, tristeza generando un circulo vicioso de ansiedad -> atracón -> culpa -> ansiedad.

Con el hambre real al finalizar la comida no hay sentimientos negativos.

Entonces si es frecuente la sensación de hambre, se debe identificar de que tipo se trata, ya que si es de la primera (hambre real) se debe buscar un licenciado en Nutrición matriculado que te brinde las herramientas necesarias para mejorar la calidad y cantidad de tu alimentación. Pero si se trata de un tema relacionado con las emociones es recomendable además del tratamiento nutricional acudir a un psicólogo. Ya que si esta situación se mantiene en el tiempo se tendrán consecuencias negativas tales como el exceso de peso, principalmente de grasa corporal por un consumo elevado de calorías; mala digestión de los alimentos por lo que se ingieren alimentos procesados y se consumen grandes cantidades en poco tiempo, como también se generarán hábitos poco saludables relacionando la emoción a la comida “como esa vez estaba triste, comí y se me pasó, la próxima vez haré lo mismo”, sin solucionar el problema de base. 

Al comer por emoción no nos permitimos sentir lo que nos pasa y no buscamos resolverlo.