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Observa a la persona violenta sin velos

Viernes, 17 de enero de 2020 01:04

Muchas veces cuando queremos referirnos a la violencia familiar usamos denominaciones como las familias violentas, los sistemas familiares violentos o la expresión circuito de violencia familiar estas denominaciones nos dan la imagen de familias donde todos los integrantes ejercen violencia por igual, lo cual nos provoca cierta indignación. Pero la realidad es que en la práctica de la violencia familiar el que golpea es el que tiene el mayor tamaño, mayor fuerza y mayor poder que el que es violentado, es importante que lo tengamos en claro para cambiar la imagen que tenemos en base al prejuicio.

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Muchas veces cuando queremos referirnos a la violencia familiar usamos denominaciones como las familias violentas, los sistemas familiares violentos o la expresión circuito de violencia familiar estas denominaciones nos dan la imagen de familias donde todos los integrantes ejercen violencia por igual, lo cual nos provoca cierta indignación. Pero la realidad es que en la práctica de la violencia familiar el que golpea es el que tiene el mayor tamaño, mayor fuerza y mayor poder que el que es violentado, es importante que lo tengamos en claro para cambiar la imagen que tenemos en base al prejuicio.

La imagen real de violencia nos produce malestar por lo cual muchas veces nos anestesiamos con estos prejuicios, diciendo “por algo será” y hasta mirando para otro lado. De este modo no vemos que no vemos y justificamos la violencia. Por lo cual es hora de empezar a correr los velos y empezar a mirar la cara de aquello que queremos ocultar y negar.

Hoy te propongo hablar un poco sobre las características de las personas violentas y cómo podemos observar en su forma de hablar ciertas creencias falsas con las que se justifica. Comencemos por sacarnos el prejuicio de que el enojo y la frustración solo son experimentados por personas insanas, lo cual es un error. Ya que todos los seres humanos experimentamos enojo, pero lo que hace la diferencia es como gestionamos nuestro enojo y el control que ejercemos sobre nuestra conducta en ese estado.

Son mitos los que justifican las conductas violentas racionalizándolas como propias de alguien apasionado, fuerte o dominante. Te invito a que observes que la violencia siempre se da contra el ser más vulnerable y más débil, veras que el violento siempre maltratará a quien no le generara consecuencias negativas. Muchas veces observaremos que estas personas se refieren al otro como si fuese un objeto, por ejemplo: “es mi hijo tengo derecho a criarlo como desee (incluyendo maltratos)”, “nadie tiene derecho a meterse en lo que sucede con mi pareja”, “siento celos porque no quiero que te roben”. Se sienten dueños/as de las personas a quienes someten. Al decirte “sos mía” tómalo como indicador para prevenir la violencia en el noviazgo, quien te ve como objeto no reconoce tus derechos a elegir, a decidir, no se respeta ni se siente empatía por un objeto. También veremos que estas personas se sienten impunes, justifican sus abusos responsabilizando y culpando al otro.

“Reaccione así porque me provocó”, “si no le grito no me escucha y hace lo que quiere”, “si me llevan la contraria es peor, no hay que contrariarme” escuchamos a una persona que está al borde del estallido y que apuesta más por dejarse llevar, que por contenerse ya que se siente impune, cree que su respuesta es justificada y avalada socialmente. Todos experimentamos enojo en ocasiones, pero requiere de nuestra intención y voluntad el contenernos dando una respuesta sana en cuanto no dañarnos ni dañar a otros. Es importante saber que todos tenemos la capacidad para controlarnos si realmente nos lo proponemos y nos esforzamos por ello. Estos individuos suelen justificar sus daños y minimizarlos, priorizando sus necesidades y bienestar, siendo egoístas y egocéntricos.

Seres que solo establecen relaciones unidireccionales donde es solo dar o solo recibir, ante lo cual suelen colocarse en el lugar del que recibe. “No va a ser ella/él quien me diga lo que tengo que hacer”, “lo que yo pienso es lo que vale, yo tengo más experiencia y conocimiento”. Si estas en una relación con alguien así, piensa que esta persona se alimenta de tu autoestima y no lograrás que cambie solo dándole amor. No cambia quien no está dispuesto a cambiar, quien no registra su responsabilidad, quien no está incómodo con lo que sucede. No trates de re-educar ni rehabilitar a tu pareja, sino más bien pide ayuda trabaja en ti, pregúntate porque sostienes una relación que te lastima.