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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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Dejó los lujos europeos y vino a Jujuy a rescatar mascotas

Su profesión es cuidar animales maltratados y pide que la ayuden. Por año da en adopción a unos 3 mil cachorros.
Sabado, 04 de enero de 2020 01:01

Hace más de diez años que Sofía Jacobs trabaja en la provincia de Jujuy de forma voluntaria rescatando y dando en adopción animales que fueron maltratados o abandonados, es esa su profesión y su forma de vida está ligada a esta problemática. No recibe ayuda estatal y la necesita porque aproximadamente da en adopción a unas 3.000 mascotas por año, precisa descansar o al menos compartir responsabilidades.

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Hace más de diez años que Sofía Jacobs trabaja en la provincia de Jujuy de forma voluntaria rescatando y dando en adopción animales que fueron maltratados o abandonados, es esa su profesión y su forma de vida está ligada a esta problemática. No recibe ayuda estatal y la necesita porque aproximadamente da en adopción a unas 3.000 mascotas por año, precisa descansar o al menos compartir responsabilidades.

"Estaría bueno que nos ayuden con veterinario o con gente que esté en la feria que yo puedo capacitar para las adopciones. También tengo otros gastos con antiparasitarios o latas de alimento. Si tendría colaboración con eso mi trabajo sería mucho mejor", mencionó en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

Su padre es holandés y alemán, y su madre que es argentina decidió que Sofía nazca en Palermo, Buenos Aires, en esa provincia vivió sus primeros años de vida. Tiene dos pasaportes, el holandés y el argentino, y desde pequeña viajó por el mundo debido al trabajo de su padre. El jardín lo hizo en Francia, luego se fue a Brasil, a Canadá y a los 12 se trasladó a Holanda.

Su papá se desempeña en el mundo de la moda junto a diseñadores muy destacados y reconocidos, por eso Sofía Jacobs viajó tanto. Hasta que durante su adolescencia se radicó en Inglaterra y ahí vivió 15 años donde hizo el secundario, la preparatoria y la universidad recibiéndose de licenciada en Comercio Exterior con 5 lenguas. Allí también ejerció su activismo por los animales.

Asimismo contó que "yo tenía un gran trabajo en Europa, hasta con aviones privados y reunirme con los mejores diseñadores del mundo. Eso hacía antes de volver al país, trabajé un tiempo en algunos lugares de Europa y en China también. Tenía mucha oferta laboral porque mi padre es muy conocido en ese ambiente pero la verdad que vi cosas que no me gustaron y que no iban con mi persona; eso no era lo mío. Vi mucho maltrato laboral que no me gustó nada".

Pese a que tenía un trabajo estable y con buena remuneración económica decidió dejarlo y a los 32 regresó a Argentina, más precisamente a Buenos Aires y ahí continuó con su activismo de una forma más arraigada. Desde que volvió su padre le sigue proponiendo volver a trabajar en Europa pero su pasión es otra.

El inicio de su amor animal

Luego se puso en pareja con un jujeño, arribó a la provincia y se instaló acá a pesar de que un tiempo después se separó. "Me encantó Jujuy y por eso decidí quedarme acá. Este amor a los animales empezó de muy chiquita, cuando tenía 8 años vivía en Mar del Plata con mi madre e íbamos seguido al puerto, veíamos mucho que los pescadores le ponían una cinta en el cuello a los lobos marinos que recién nacían entonces a medida que crecían iban muriendo ahorcados", comentó.

Al respecto señaló que "entonces con mi mamá nos empezamos a mover por ese tema y salíamos en la tele pidiendo que dejen de hacer eso. También íbamos a la perrera a pedir que los perros estén bien y esté en mejores condiciones, ahí fui aprendiendo. Gracias a esa lucha se consiguió que haya una playa especial para lobos marinos".

Luego cuando volvió a Argentina tras su paso por Europa, en Buenos Aires "rescataba perros de la Villa 31 maltratados, los llevaba al veterinario y los daba en adopción, ubiqué varios perros en la Policía", dijo.

Leyes europeas

Jacobs explicó que en Inglaterra y en otros países de Europa hay leyes muy duras para los que maltratan animales, "algo que se debería hacer acá. Allá cuidan mucho a los animales y hay mucha gente que es vegetariana".

También hay muchos controles de animales, todos están vacunados y registrados por el Estado, "cuando se pierde una mascota saben de quién es, todos tienen la obligación de tenerlos registrados", indicó.

Una loable pero poco valorada tarea en su feria de adopción

Jacobs junto a otras voluntarias dan en adopción mascotas en la esquina de la iglesia San Francisco todos los días en horario comercial.

NO AL MALTRATO ANIMAL / ES SU LUCHA Y LA DE VOLUNTARIOS QUE LA ACOMPAÑAN.

Ya instalada en Jujuy empezó a profundizar su amor hacia los animales que ya había tenido varios episodios a lo largo de su vida pero acá creó la protectora de mascotas “Narices Frías”.

“Antes ya había participado en otras instituciones pero nunca en una propia, en Inglaterra por ejemplo di mis primeros pasos en un grupo activista. Una vez subió a un colectivo una persona con un tapado de piel y recuerdo que junto a otras personas le reclamamos, ahí aprendí a pedir que se respeten los derechos de los animales”, aseguró Sofía Jacobs.

En ese sentido afirmó que “cuando llegué a Jujuy vi por internet que había un encuentro en una plaza de protectoras que necesitaban voluntarios, entonces fui. Eso fue hace más de 10 años, las chicas hacían eventos para recaudar fondos para veterinarios. Luego cuando ya existía "Narices Frías’ empecé a publicar historias de mascotas en las redes sociales, eso no hacía nadie, y la gente se conmovía con los casos que había”. Tras eso empezó a visitar a Zoonosis del municipio capitalino, les daban turnos para castración y veía que los cachorros necesitaban de más cuidados que no le podían dar. Un día llevó varios de ellos a la peatonal en cajones de madera y les preguntaba a la gente si querían adoptar perritos.

“En esa época era raro ver un mestizo con collar y correa, todos salían con caniches o labradores. Le hablábamos a la gente y les enseñábamos, el primer día que fuimos se adoptaron a todas las mascotas. Desde ese momento surgió la idea de ir a la peatonal y dar en adopción, de repente la gente empezó a llegar con más mascotas”, añadió.

Esa feria de adopción que comenzó hace diez años perdura hasta el día de hoy. Sofía Jacobs, junto a su madre que siempre la acompañó en esta lucha, y con colaboradoras, se ubican en la esquina de la iglesia San Francisco (Lavalle y Belgrano) para dar en adopción gatitos y perritos abandonados. Esta tarea tan sacrificada no es valorada por muchas personas que le exigen que vaya todos los días como si ella ganara dinero a cambio. Y cuando no la ven en la feria, tiran los cachorros en la vía pública o los dejan atados en la iglesia. 

También remarcó que “quisiéramos no estar más en esa esquina, porque si pasa eso sería porque la sociedad y el Estado hayan tomado conciencia, pero lamentablemente eso no pasa. Tienen que ejercer tenencia responsable y castrar”. “Me encantaría recibir más ayuda, que el Estado se comprometa a ayudarnos porque no puedo ni irme de vacaciones con mi familia”, finalizó.