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El escenario geopolítico tras la muerte de Soleimaní

Como líder de las Fuerzas Quds, unidad de la Guardia Revolucionaria responsable de las operaciones especiales en el extranjero, y uno de los hombres con mayor poder y popularidad de la República Islámica de Irán, el general Qassem Soleimaní siempre estuvo en la mira de Estados Unidos.

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Como líder de las Fuerzas Quds, unidad de la Guardia Revolucionaria responsable de las operaciones especiales en el extranjero, y uno de los hombres con mayor poder y popularidad de la República Islámica de Irán, el general Qassem Soleimaní siempre estuvo en la mira de Estados Unidos.

Sin embargo, fue la decisión del presidente Donald Trump, a través de su característica impronta pragmática y belicista, de realizar un ataque fatal en su contra el pasado 3 de enero en la capital iraquí de Bagdad, la que precipitó la escalada del conflicto entre Washington y Teherán.

Reviviendo los temores de una confrontación con repercusiones mundiales que podría mantenerse a bajo nivel o desencadenar una guerra abierta entre Estados Unidos e Irán.

Ambas opciones no solo desestabilizarían por completo a Medio Oriente sino que traerían consecuencias ineludibles de alcance global.

Ante esto, los principales actores de incidencia en el escenario internacional toman posición a partir de las primeras reacciones frente a los ataques planificados de las fuerzas militares y de inteligencia estadounidenses.

En Estados Unidos

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2017, las relaciones entre Estados Unidos e Irán se han ido deteriorado.

La actual crisis con la República Islámica comenzó en mayo de 2018, cuando Washington se retiró del acuerdo nuclear multilateral con Irán.

El conflicto tomó fuerza en los primeros meses de 2019 a partir de la decisión del presidente de EEUU de incluir a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, organización militar cuyo objetivo es la protección del sistema político de Irán, en la lista de organizaciones terroristas.

El 29 de diciembre de 2019 las fuerzas norteamericanas atacaron con misiles las bases de Kataib Hezbolá, la mayor de las formaciones que integran las Fuerzas de Movilización Popular, coalición de cerca de 40 grupos armados, en su mayoría chiitas, cuyo jefe, Abu Mahdi al Muhandis, fue asesinado junto con Soleimaní.

La acción dejó un saldo de 25 muertos y fue el detonante del asalto a la Embajada estadounidense en la capital iraquí.

Ante estos hechos Trump y el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, culparon a Irán de coordinar a los manifestantes responsables.

Sin embargo, la respuesta determinante de Trump de desplegar un operativo militar que resultara en la muerte del líder Qasem Soleimaní genera oposiciones al interior del mismo país que generó el ataque.

Es así que dividió significativamente al Congreso estadounidense entre los partidos demócrata y republicano.

Los líderes republicanos dieron el visto bueno a la operación que mató a Soleimaní, emisario de Teherán en asuntos iraquíes, así como a otro líder pro-iraní en Irak.

"En un despliegue de resolución y fuerza, hemos golpeado al líder de aquellos que atacan nuestros territorios soberanos de Estados Unidos", dijo, en tal sentido, el líder de los republicanos en la Cámara baja, Kevin McCarthy.

Por el contrario, la oposición criticó la decisión del presidente republicano de ordenar este ataque sin la aprobación del Congreso, a pesar de que un senador republicano cercano al presidente había sido informado de antemano.

En esta línea, el exvicepresidente de la anterior administración demócrata, Joe Biden, quien además es el favorito en los sondeos de las primarias demócratas para desafiar a Trump en las elecciones presidenciales de noviembre, manifestó "el presidente Trump acaba de arrojar un cartucho de dinamita en un barril de pólvora y le debe una explicación al pueblo estadounidense".

No obstante el desacuerdo del partido opositor y gran parte de la población norteamericana, el Departamento de Defensa anunció el despliegue de 3.500 tropas norteamericanas adicionales en Medio Oriente.

Actualmente en Irak hay aproximadamente 5.200 soldados estadounidenses que colaboran en la formación de las fuerzas locales y en la lucha contra el grupo extremista Estado Islámico.

El "Eje de resistencia"

El líder supremo de Irán, el ayatola Ali Jamenei, advirtió que a Washington "le esperan fuertes represalias" tras el ataque, y se refirió a Soleimaní como "la cara internacional de la resistencia".

Aunando de este modo a los detractores del ataque en Medio Oriente.

El Eje de la Resistencia se trata de un tratado de seguridad antiisraelí entre Irán, Siria y el grupo chií libanés Hezbolá, que se enfrentó a Israel en 2006, con respaldo de iraníes y sirios.

La alianza también incluye a algunos grupos guerrilleros palestinos. Mantener el eje de la resistencia es una cuestión de gran importancia ideológica de Irán y su compromiso con la exportación de sus principios revolucionarios islámicos.

El presidente iraní Hassan Rouhani refirió a que la coordinación entre las naciones amigas es esencial e invitó a los países de la zona a condenar el ataque de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

Asimismo, el primer ministro de Irak, Adil Abdul-Mahdi, condenó la muerte de Soleimaní.

Y expresó que el ataque supone "una escalada peligrosa que es la mecha de una guerra devastadora en Irak".

Rusia y China

Tanto Moscú como Pekín calificaron a los bombardeos estadounidenses en Bagdad como ilegales y en flagrante violación de lo dispuesto en la Carta de las Naciones Unidas y coincidieron en la inaceptabilidad del uso de la fuerza.

En este contexto de tensión, reiteraron la necesidad de que todos los países respeten la soberanía y la integridad territorial de otros Estados y confluyeron en que la operación desplegada por la Casa Blanca, agravó seriamente la situación en la región.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo en Pekín que Estados Unidos debe mantener la calma sobre su relación con Irán e Irak, con el objetivo de mantener la paz y la estabilidad en el Oriente Medio.

A través de un comunicado desde el Kremlin, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov y su homólogo chino, Wang Yi expresaron que "ante las circunstancias, Rusia y China están interesadas en reducir las tensiones y tomarán medidas conjuntas para crear condiciones para una solución pacífica de las situaciones de conflicto".

Europa y Naciones Unidas

También el Reino Unido llamó a la calma, aunque mostró su rechazo hacia la política del régimen iraní. El ministro de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, dijo que Londres "siempre ha reconocido la amenaza agresiva" que representan Soleimaní y su Fuerza Quds.

Pero aclaró: "Tras su muerte, instamos a todas las partes a que desescalen. Un mayor conflicto no es de nuestro interés".

Más crítico con la decisión de Washington se mostró Francia. Amelie de Montchalin, secretaria de Asuntos Europeos, dijo que el ataque al alto comandante militar iraní ha hecho que el mundo sea "más peligroso", expresando también la necesidad de procurar el mantenimiento de la paz y la estabilidad mundial.

Esta línea de pensamiento concuerda con lo expresado por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, quien abogó por la reducción de la escala en el Golfo Pérsico. "Este es un momento en el que los líderes deben ejercer la máxima moderación.

El mundo no puede permitirse otra guerra en el Golfo", concluyó.

 

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