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Sesenta años de adoración al Niño

Fuimos al encuentro de pesebres de la ciudad de Tilcara junto al tradicional grupo que fuera fundado en 1960.
Miércoles, 08 de enero de 2020 01:03

El 6, para Reyes, los pesebres bajan a la iglesia, reciben la bendición y van, luego, a la plaza para el tradicional pasacalle y la espera de los Magos. Este año acompañamos al de la Capilla de Pueblo Nuevo porque está cumpliendo sus sesenta años. Corría el año 1960 y tanto Tilcara como el resto del mundo eran distintos. Teresa Martínez recuerda que "los fundadores fueron las familias de Francisco Ramos y la señora Matilde Choque".

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El 6, para Reyes, los pesebres bajan a la iglesia, reciben la bendición y van, luego, a la plaza para el tradicional pasacalle y la espera de los Magos. Este año acompañamos al de la Capilla de Pueblo Nuevo porque está cumpliendo sus sesenta años. Corría el año 1960 y tanto Tilcara como el resto del mundo eran distintos. Teresa Martínez recuerda que "los fundadores fueron las familias de Francisco Ramos y la señora Matilde Choque".

Nos dice que "ellos nos enseñaron a adorar y nos transmitieron la fe hacia el Niño Jesús. La capilla fue alzada, en honor de Nuestra Señora de la Merced, unos años más tarde en forma comunitaria. Nuestros padres han podido levantar la capilla, y al principio éramos muy pocos, veinte chicos, no es como en la actualidad que tenemos cien, ciento cincuenta niños adorando, y también tenemos ahora las madrinas que tienen a cargo la atención, el trabajo, todo para realizar el pesebre".

UNA TRADICIÓN / ADORANDO POR LAS CALLES DE TILCARA.

Las madrinas son las hermanas Ivone, Grecia, Alba, Gisela y Anabela Quispe, quien nos cuenta que "hemos crecido acá, hemos adorado acá desde niñas y nos pareció hacernos cargo este año porque son los sesenta años. Estar a cargo del pesebre implica recaudar fondos para comprar las remeras, para estamparlas, para comprar las golosinas, y lo más importante fue la gran colaboración de los vecinos en darles de comer a los músicos, traer invitaciones para los chicos, limpiando la capilla, con su tiempo".

Entonces volvemos a escuchar los recuerdos de Teresa, quien nos dice que "antes era más que nada el saltadito, un brincadito nada más. Ahora, en cambio, los jóvenes y los chicos tienen sus pasos y son creativos, lo hacen con mucha devoción. Así también los músicos, ellos con sus dones, sus carismas, ofrecen al Niño Jesús y eso es algo en lo que expresan su fe. Ese amor me llena, y yo agradezco por su tiempo, por su talento, por todo lo que ellos ofrecen".

OTRO PESEBRE /SE LUCIÓ EN LA PLAZA DE LA VILLA QUEBRADEÑA.

Nos dice que "al principio, yo recuerdo mi mamá, era con un grabador, y había un quenero, había poco. También se adoraba con acordeón, que tocaba Eloy Ramos, y Tachín, el otro hijo de don Ramos, con el saxo. Era muy bonito para adorar", y Quispe agrega que "hay que los músicos fueron chicos que han venido a adorar, han crecido con eso y se transmite de generación en generación. Ellos mismos se juntan entre amigos y empiezan a tocar, sacan temas nuevos".

Luego forman en la puerta de la capilla y salen adorando a la calle, rumbo a la iglesia, para participar del último día de este tiempo navideño de pesebres. Van en dos hileras ante la vista de los vecinos, el asombro de los turistas, y tras ellos los músicos: queneros que llevan la melodía, la percusión marcando el ritmo y las imágenes del Niño en brazos de las mujeres.