La aventura de Cecilia Gómez en París comenzó en la provincia de Córdoba donde en un curso de tango de la universidad en la que cursaba la carrera de Contador Público conoció al francés Antoine Gallier, su actual esposo.
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La aventura de Cecilia Gómez en París comenzó en la provincia de Córdoba donde en un curso de tango de la universidad en la que cursaba la carrera de Contador Público conoció al francés Antoine Gallier, su actual esposo.
El amor creció y decidieron establecerse en Jujuy donde vivieron durante 4 años y tuvieron a la pequeña Ana Sofía pero dada la crítica situación económica por la que atravesaba el país con índices de inflación por las nubes "el viaje transatlántico fue inevitable y fue así que decidimos probar suerte y nos vinimos para Francia", contó la jujeña al tiempo que destacó que pese a que nos les resultó tan difícil elegir el destino debido a que es el país de origen de Antoine, "mudarnos a París fue difícil, a mi familia los tomé por sorpresa pero pese a que fue un lindo camino extrañamos mucho. Mi marido también extraña bastante porque en los 4 años que estuvimos allá se hizo un jujeño más", contó Cecilia.
En una buena jugada cuando las posibilidades de mudarse se iban haciendo cada vez más palpables ella empezó un curso de francés y ya instalada en París hizo una "certificación de contabilidad internacional para aprender un poco más el vocabulario profesional y más que nada porque obtener un trabajo con diploma argentino no es nada fácil" dijo y que gracias a ello al cabo de un año ya empezó a trabajar, actualmente se desempeña como responsable administrativa de una empresa.
Afortunadamente transitaron la pandemia con buena salud, en su caso trabajando normalmente, sin miedos al virus y cumpliendo con todas las normas sanitarias. Pero no todos corrieron con la misma suerte, Cecilia contó que "hubo un fuerte aumento del desempleo porque los trabajos precarios no lograron mantenerse en pie dada la crisis".
Un toque de Jujuy en París
La jujeña vive en Bourg la Reine, una ciudad muy tranquila que está a 15 minutos de París en transporte público. Allí supo darle a su hogar un toque jujeño para mantener vivas las costumbres de su provincia.
"Los dos primeros años fueron complicados porque no conseguíamos muchos productos importados pero ahora abrió una carnicería argentina donde conseguimos un buen vacío y colita de cuadril para los asados del domingo y lo que no conseguimos lo hacemos", contó la jujeña que tiene como parte de su menú cotidiano el picante de lengua pero sin chuño ya que le resulta difícil de conseguir, hace empanadas, y fugazzettas. Siguiendo recetas de programas de cocina argentinos aprendieron a hacer bizcochos pero lo que no pueden conseguir ni hacer son humitas y tamales, los primeros platos que piden al llegar a Jujuy.
Ahora Cecilia espera ansiosa el día en que pueda volver a la provincia para conocer a su sobrino y para poder hacer realidad emotivas charlas y brindis en familia que ahora, inevitablemente sólo pueden ser de forma virtual, situaciones que sin duda la hacen extrañar aún más esos domingos de asado en familia y ni hablar de los cumpleaños.
"Volvernos a Jujuy es algo que tenemos en mente. Seguramente lo vamos a hacer de todas formas, alternar entre los dos países cuando ya no tengamos tantas obligaciones de trabajo. Es que a Jujuy siempre se vuelve", dijo en un suspiro.