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"Es importante permitir algún tipo de acompañamiento a la distancia"

Domingo, 11 de octubre de 2020 23:41

En pandemia donde los fallecimientos se han reducido a una breve despedida a lo lejos, donde ya no existen ritos ni el velatorio, ¿cómo afecta a las creencias, al duelo?

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En pandemia donde los fallecimientos se han reducido a una breve despedida a lo lejos, donde ya no existen ritos ni el velatorio, ¿cómo afecta a las creencias, al duelo?

-Como antropólogo e integrante del Colegio de Graduados de Antropología de Jujuy entendemos que la muerte no es sólo un fenómeno biológico médico sino social, cultural e histórico. Para los estudios antropológicos se ha demostrado que toda la sociedad humana ha realizado algún tipo de ritual o actividad para despedir a sus muertos. Las sociedades humanas tienen creencias acerca de que la vida no es infinita y que hay algo después de la vida, sea lo que fuere. Por eso existe todo tipo de rituales que tiene que ver con ponerles objetos a las personas que fallecieron, cambiarlas, escuchar las últimas palabras de las personas antes de morir al acompañarlas, confesiones. Eso en pandemia no se puede hacer porque no puede tener contacto con la persona afectada por el Covid-19. Entonces, desde el Colegio de Graduados de Antropología de Jujuy presentamos un protocolo para con el cadáver, para evitar el contagio por Covid-19 pero al mismo tiempo plantear una despedida a distancia a través de objetos, o como ya se hizo, bocinazos, aplausos, que la carroza dé vueltas, o que se ponga el cajón cerrado a distancia. Esto para evitar ese corte brusco de la muerte que no pasó nunca, salvo en epidemias catastróficas.

Entonces ¿cuáles son los rituales y la simbología en el mundo andino?

-En el mundo andino la relación entre la vida y la muerte se ritualiza porque se entiende que la muerte no es definitiva. Eso significa que las personas van a algún lugar después de muertas e influyen en el mundo de los vivos. Por eso el ritual del día de las almas, que bajan, comen, toman lo que estaban habituadas a tomar porque existe la representación e idea cultural muy fuerte de que uno después de muerto entra al mundo de los muertos pero sigue en contacto con el mundo de los vivos. Queremos morir de la forma más esperable de acuerdo a las concepciones culturales. En el Noroeste Argentino las personas que han cometido actos de incesto u otra actividad mala, cuando mueren se conoce en tradiciones locales bajo la figura de "condenados". Son aquellos que no van a un cielo ni infierno, sino que quedan boyando por acá hasta que paguen su condena; y los rituales se hacen de acuerdo a la vida que tuvo. Si una persona es condenada, se le reza más, se hace actividades, se le deja comida. Un caso concreto es el día de las almas en noviembre.

¿Qué implican estos cambios en pandemia, sin despedida?

-En pandemia lo que cambia es la relación cultural que tenemos con el cadáver, cambiarlo, darle la despedida, escuchar las últimas palabras, ponerle los objetos en el cajón. Todo eso no se puede hacer porque puede ser un foco de contagio. Si uno se para en esto, y dice que hay una relación en el mundo andino entre la vida y la muerte a través de los rituales, puede entender algunas conductas de las personas vivas en pandemia. Escuché a muchos profesionales en pandemia decir que la persona que tiene Covid, sobre todo la que vive en lugares rurales, en los márgenes de la ciudad, van cuando están en las últimas o en algunos casos se mueren en las casas, no van a hacerse atender a los hospitales. Independientemente de que los hospitales están saturados, hay una preocupación porque las personas van en un estado grave a atenderse. Esto tiene que ver con la historia de vida de las personas y la desigualdad social que hay en todo el Noroeste Argentino. Por ejemplo, si viene de una familia en que las últimas tres generaciones cada vez que el abuelo o la tía han ido al hospital, no volvieron, eso no significa que el personal de salud atiende mal, sino que trabajan, no pueden faltar porque están enfermas y en el último esfuerzo llegan al hospital y allí se mueren. Entonces es muy importante la contención, permitir algún tipo de acompañamiento que sea a la distancia de la persona enferma.

¿En la visión andina, cómo es esto de las ánimas, viven entre nosotros?

-Sobre eso lo que se entiende es que las ánimas no es que cobran vida corporal sino que en algún momento vuelven al mundo de los vivos para compartir. En las zonas rurales, la gente dice están ladrando los perros y la persona que vive en la casa está enferma, esa es una señal. Eso tiene que ver con una idea que la vida y la muerte van juntas y por ende la salud y la enfermedad no son separadas. Por eso es necesario hacer rituales que puedan atender todo eso. Si uno no hace esos rituales el duelo se hace más difícil, y es el problema que estamos teniendo en la pandemia. Si uno se puede despedir como siempre estuvo despidiéndose de sus familiares, de sus seres queridos, las personas creen que eso va a tener consecuencias en sus vidas. No es sólo una creencia, eso tiene consecuencias en sus vidas, hay mucha gente que tiene una gran tristeza porque ha perdido a sus familiares queridos, gente a la que se le ha quitado las ganas de vivir, depresión. No es un tema vinculado solo a los cementerios, sino que impacta en la vida de las personas en situación de pandemia.

-¿Cree que hay forma de morige rar esta falta de ritualidades que hay en torno a la muerte?

-Nuestro protocolo plantea la necesidad de que las personas puedan ver aunque sea el cajón a la distancia, parece menor pero no es. Que las personas sepan dónde están enterrados los cuerpos para que después de la pandemia puedan hacer todas las "ritualidades" normales. Eso no va a cambiar el dolor pero si el Estado provincial atiende esa necesidad, logra de alguna forma contener y hacer más claro el duelo. Si no se hace eso, pasa lo que está sucediendo, que las personas saben que ha muerto, pero no cómo, en qué circunstancias y en muchos casos tienen dudas en dónde está enterrado. Eso hace doblemente doloroso el duelo, por eso es necesario que haya una política de Estado que contemple esto.

-En algunas provincias el protocolo del Covid hace que sean cremados los cuerpos, ¿eso eliminaría toda posibilidad de despedida también?

-Con el tema del Covid cuando no hubo paso a Güemes donde está el crematorio se quiso crear un crematorio y por otras cuestiones no se hizo. De todas formas no todas las personas en Jujuy consideran que sus seres queridos deben ser cremados, hay una cuestión de creencia religiosa fuerte que considera que el cuerpo tiene que ir entero debajo de la tierra. En el mundo andino está la creencia que el cuerpo vuelve a la tierra entero y se convierte en tierra. Hay una mezcla de creencias con el catolicismo. No es un estudio costumbrista, folclorista, son temas que hay que pensarlos y tomar decisiones políticas ahora, porque pensar en la forma de despedida de la muerte tiene impacto en la forma en que vivimos la enfermedad; en que entendemos la vida y la muerte.