Pasó el segundo domingo de peregrinación virtual a Río Blanco. El obispo Daniel Fernández inició la Santa Misa agradeciendo a todos los medios de comunicación que permite sentir la cercanía de la feligresía jujeña, porque "la Virgen también con su amor de Madre está presente en los hogares en este tiempo tan difícil". Asimismo, recordó la Jornada Mundial de las Misiones celebrada el domingo, y a la Iglesia de Jujuy "servidora de la vida y del amor", y luego se refirió a la muerte de Alejandra Álvarez, víctima de otro femicidio, un hecho que subrayó "nos avergüenza y nos entristece" uniéndose al dolor de la familia, pidiendo al Señor el consuelo para ellos y el eterno descanso de su alma.
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Pasó el segundo domingo de peregrinación virtual a Río Blanco. El obispo Daniel Fernández inició la Santa Misa agradeciendo a todos los medios de comunicación que permite sentir la cercanía de la feligresía jujeña, porque "la Virgen también con su amor de Madre está presente en los hogares en este tiempo tan difícil". Asimismo, recordó la Jornada Mundial de las Misiones celebrada el domingo, y a la Iglesia de Jujuy "servidora de la vida y del amor", y luego se refirió a la muerte de Alejandra Álvarez, víctima de otro femicidio, un hecho que subrayó "nos avergüenza y nos entristece" uniéndose al dolor de la familia, pidiendo al Señor el consuelo para ellos y el eterno descanso de su alma.
Luego, al iniciar su homilía, monseñor Fernández pidió por las familias de toda la Diócesis y la provincia en el domingo tradicional en que celebramos a María, y que "también hoy (por el domingo) nos reunimos desde el calor del hogar familiar para poner nuestras familias bajo la protección, bajo el cuidado de la Virgen, nuestra Madre. La palabra que acabamos de escuchar nos ilumina en el sentido de esta celebración que hoy tiene como lema "María Madre, camina con su pueblo, camina junto a nosotros".
Al respecto señaló que "precisamente el Evangelio escuchado nos presenta a María en camino. Después de haber recibido el anuncio del Ángel, María se pone en camino hacia la casa de su pariente Isabel".
"En la persona de María y de Isabel nos ubicamos también nosotros pueblo de Dios porque ellas nos representan, también nosotros pobres, pequeños, sencillos, humildes hemos recibido la buena noticia del amor de Dios, somos hijos amados. En el bautismo se nos dio una dignidad enorme. Se nos puso como un sello que es la entrada al Cielo, a la casa, al reino de Dios donde viviremos con Él para siempre. Esa es la grandeza del hombre, que siente y experimenta y vive la vida de los hijos de Dios. De la mano de María, entonces nosotros vamos a lo largo del camino de nuestra vida descubriendo esta grandeza que tenemos celebrándola. Cada domingo es una celebración de esta riqueza que tenemos cada vez que pudimos peregrinar durante tantos años, y esperemos que el año que viene pueda ser así. Traemos una inmensa alegría en nuestro corazón, junto con las penas, junto con los dolores, pero venimos aquí al santuario de María porque sabemos que María camina con nosotros. Que ella está como metida muy entrañablemente en nuestra vida".
Monseñor Fernández dijo que "esa es otra experiencia hermosa que todos hemos tenido de pequeñitos, sentir que la mano de la madre cuando apenas nos podemos mantener en pie y dar los primeros pasos, la mano de la madre nos da solidez, nos da fortaleza, nos da la seguridad de que podemos estar de pie. Así hace María con nosotros".