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Trombosis y COVID-19: cuál es la relación entre ambos cuadros

Se sabe que los pacientes con coronavirus internados en una unidad de cuidados intensivos tienen de tres a seis veces más probabilidades de presentar un coágulo en una vena o arteria que reduce o bloquea el flujo de sangre que un paciente hospitalizado por otra causa. Por qué

Martes, 13 de octubre de 2020 11:40
Se llama trombosis a la formación de un coágulo en una vena o arteria que reduce o bloquea el flujo de sangre

Recientemente se descubrió que los pacientes con COVID-19 padecen una afección de consecuencias potencialmente mortales si no es tratada a tiempo: la trombosis.

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Recientemente se descubrió que los pacientes con COVID-19 padecen una afección de consecuencias potencialmente mortales si no es tratada a tiempo: la trombosis.

Se sabe que un 25% de la población mundial muere por causas asociadas a esta enfermedad cardiovascular. Sin embargo, hay un alto desconocimiento del público sobre cómo prevenirla y detectarla.

Se llama trombosis a la formación de un coágulo en una vena o arteria que reduce o bloquea el flujo de sangre. El coágulo, llamado trombo, puede afectar la zona donde se formó o desprenderse y viajar por el cuerpo, llegando a áreas vitales como el pulmón, corazón o el cerebro. Así provoca las tres principales causas de muerte cardiovascular: embolia pulmonar, infartos y ACVs.

A causa de la pandemia, hoy se conoce que las personas infectadas con COVID-19 tienen un alto riesgo de sufrir trombosis, especialmente si necesitan hospitalización. Esto se debe a que el virus causa mucha inflamación, la cual produce químicos que llevan al hígado a producir grandes cantidades de factores de coagulación por lo que la sangre es más densa.

Los profesionales continúan estudiando la relación entre el virus y la trombosis. Al momento se conoce que los pacientes con COVID-19 en unidad de cuidados intensivos (UCI) tienen de tres a seis veces más probabilidades de experimentar este cuadro que un paciente en la UCI por otra causa. Cabe mencionar que, independientemente del virus, la hospitalización es de por sí un factor de riesgo de la trombosis. Esto es así ya que la inmovilidad prolongada puede llevar a que la sangre se estanque y se formen coágulos.

“Se ha reportado que entre el 20 a 43% de las personas en terapia intensiva van a tener trombos. En el caso de las autopsias realizadas, aproximadamente el 60% tenía trombosis en piernas o en vasos grandes del pulmón y más de la mitad pequeños trombos con mucha inflamación que ocupan los vasos más chicos del pulmón. Se llaman micro-trombos. Estos no se ven con estudios como placas o tomografías, solo pueden verse con el microscopio. En otras personas que murieron se vieron cambios que hacen pensar que en algún momento durante la enfermedad se formaron trombosis aunque no se puedan ver”, explicó la doctora Gabriela Cesarman-Maus, jefa del Servicio de Cáncer y Trombosis del Instituto Nacional de Cancerología de México, y vocera de la campaña Día Mundial de la Trombosis organizada por ISTH.

Se debe resaltar que la relación no funciona a la inversa: si una persona padeció trombosis no necesariamente tiene más riesgo de contraer COVID-19. Los estudios también pusieron en evidencia que existen características particulares en estos casos: mientras que los coágulos regulares suelen ser grandes, estos pacientes presentaron coágulos más pequeños (llamados microtrombos), encontrados en los pulmones.

#OjoConLaTrombosis

Para una detección temprana es fundamental conocer los signos y síntomas de la trombosis y cuáles son sus factores de riesgo.

Síntomas: inflamación y/o dolor en el pie, el tobillo o en la pierna; enrojecimiento o decoloración; al tocarla la zona se siente más caliente que el resto del cuerpo. En casos graves puede manifestarse como dificultad para respirar; respiración rápida sin una razón particular; dolor en el pecho; ritmo cardíaco acelerado y mareos o desmayos.

Factores de riesgo: ser hospitalizado; atravesar una cirugía; padecer cáncer o fibrilación auricular; estar embarazada; tomar medicamentos con estrógenos (incluidos ciertos métodos anticonceptivos o la terapia de reemplazo hormonal); ser mayor de 60 años; permanecer inmovil durante largos períodos debido a una vida sedentaria o a viajes de larga distancia; presentar antecedentes familiares de trombosis.

Sin embargo, las consecuencias fatales son evitables. Existen estrategias de prevención para quienes se encuentren en riesgo de desarrollar coágulos, y tratamientos farmacológicos y mecánicos para quienes ya lo han hecho.

Si a una persona se le diagnostica COVID-19, y anteriormente ha tenido trombosis, es fundamental que se lo informe a su médico de manera inmediata, al mismo tiempo que debe hacer saber a los especialistas si está tomando anticoagulantes y así solicitar una Evaluación de Riesgo de Trombosis si es hospitalizada.

Esta evaluación consiste en un cuestionario que reúne información sobre la edad, la historia clínica, medicación y factores específicos sobre el estilo de vida del paciente que puede indicar el riesgo de padecer trombosis. Con ella un profesional de la salud puede determinar si una persona necesita o no un tratamiento preventivo durante y luego de su hospitalización.

La mejor herramienta contra las enfermedades es la prevención: disminuir el riesgo de contraer el virus respetando las medidas de seguridad e higiene definidas por las autoridades locales; e informarse acerca de los factores de riesgo y los síntomas de la trombosis es una manera de mantenerse a protegido.

Fuente: Infobae

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