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17 de octubre, memoria y trascendencia

Sabado, 17 de octubre de 2020 01:03

Por Pedro Ascárate, Director de la Escuela Peronista.

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Por Pedro Ascárate, Director de la Escuela Peronista.

El lunes 8 de octubre de 1945, día de su cumpleaños 50, Perón recibió una queja de un grupo de camaradas y en el momento de la decisión uno de sus amigos defecciono, el general Eduardo Abalos. Entre esa noche y la mañana siguiente, un movimiento en Campo de Mayo precipitó la renuncia del coronel a todos sus cargos de gobierno y posteriormente pidió su retiro del Ejército, terminando así abruptamente, su brillante carrera militar. Le sucedía tan luego a él! que había sido uno de los mentores del Grupo de Obra de Unificación (GOU).

El gobierno revolucionario surgido el 4 de junio de 1943 había comenzado a resignar sus posiciones virando hacia el antiguo justismo y a los grupos oligárquicos.

El día 10 se despidió de los trabajadores desde un palco frente a la Secretaria de Trabajo en donde se habían implementado las grandes conquistas para los trabajadores.

No conforme el gobierno lo mandó detener, se entregó el día 13 de octubre y lo llevaron preso a la isla Martín García.

¿Qué clase de Cesar es este que se dispone a cruzar el Rubicon desarmado?. La suerte esta echada y sin embargo se despoja de todo. ¿Acaso es como el Gran Corso que marcha al frente de su tropa para darle animo, sin miedo a la metalla?

Todo parecía perdido, los hombres adictos al coronel estaban presos o fugitivos. El pueblo permanecía quieto. ¿Sera cierto lo que ellos dijeron, que ese pueblo era cicatero, desagradecido y rutinario?. Parecía un Viernes Santo de la historia.

Y de pronto el 17 de octubre se comenzaron a divisar columnas de masas sudorosas que venían alegres, cantando, pero dispuestos a todo, a dar la vida si fuese necesario. Venían descamisados y con camisas, radicales yrigoyenistas, también los desconfiados y aguerridos anarquistas, comunistas y socialistas que se animaban a cantar por primera vez el "Yo te daré..." Era el subsuelo de la patria sublevado. El pueblo no engaña a quien no lo traiciona.

Perón en los dos años previos había logrado que el Logos saliera del capullo del Mito para el resurgimiento victorioso del Movimiento Nacional de San Martín, Rosas e Yrigoyen. Una sola cosa fue necesaria además del arduo trabajo: Lealtad al ser de la patria y a su pueblo.

El 17 de octubre de 1945, día de la Lealtad, es el comienzo de una odisea patria que culmina el 17 de noviembre de 1972 cuando el Ulises, el Martín Fierro, Perón, vuelve a encontrarse con su gente, y desde entonces Argentina nunca será igual.

En estos tiempos de pandemia que corren, en medio de las penurias que heredamos de los saqueadores, nos preguntamos si la cuarentena fue un estancamiento del espíritu que permitió el triunfo electoral del año pasado.

Los representantes locales de la usura que fueron derrotados junto a sus medios de incomunicación social, sus trolls y sus Big Data, están desarrollando una nueva ofensiva para desestabilizar el gobierno popular sembrando para ello el desaliento y la confusión en la sociedad.

Pretenden conseguir la desobediencia al mandato de las urnas, al sentido común, al instinto de conservación y al sentimiento de solidaridad entre las personas en aras de una supuesta defensa de los derechos individuales, que en realidad no es otra cosa que una exaltación de la soberbia, el peor de los pecados capitales: seréis como dioses.

Frente a esta situación este 17 de octubre debe ser ante todo una movilización de los espíritus para recobrar la fuerza de la militancia, porque como en el 45, son las almas las que llevan a los cuerpos.

El pueblo busca organizarse, tiene sed de verdad y de justicia, y propone como camino lo que predica el papa Francisco, iniciar miles de micro procesos, y la epopeya de la ocupación de territorio de la patria para crear condiciones de vida dignas para nuestros jóvenes. Exige para ello una conducción política firme y un gobierno que los convoque a participar. Dios así lo quiera.