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"Las manos de María, como las de mamá, nos acogen con amor"

Lunes, 19 de octubre de 2020 01:01

El mensaje dominical de monseñor Daniel Fernández, obispo diocesano de Jujuy, estuvo dedicado a la oración por los enfermos y a la celebración del Día de la Madre, poniendo sobre el altar de Jesús y de su madre María, todos los dolores y sufrimientos producto de la pandemia que asola al mundo y a nuestra provincia en particular.

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El mensaje dominical de monseñor Daniel Fernández, obispo diocesano de Jujuy, estuvo dedicado a la oración por los enfermos y a la celebración del Día de la Madre, poniendo sobre el altar de Jesús y de su madre María, todos los dolores y sufrimientos producto de la pandemia que asola al mundo y a nuestra provincia en particular.

En ese sentido afirmó que desde los hogares participaron "verdaderamente unidos en la fe, la esperanza y el amor de la Eucaristía en este tercer domingo de peregrinación, donde tenemos tan presente a nuestros hermanos enfermos y a los que los cuidan sobre todo en este tiempo tan difícil de pandemia. Ponemos todas sus vidas, dolores y sufrimientos en el altar y al cuidado en el corazón de nuestra Madre", pidiendo que "el Señor nos llene de su consuelo, de su paz, y permanezca siempre con todos".

Bendijo en su día a todas las madres que participaron desde cada uno de sus hogares, y "también tenemos presentes a todas aquellas que desde el Cielo, están ya contemplando a Dios y participando de la fiesta eterna de la cual la Eucaristía es un anticipo y donde todo el universo un día participará de la bendición, del amor de Dios que se hará para todos nosotros vida eterna y feliz para siempre".

Asimismo, señaló que el tercer domingo se ora por los enfermos, recordando que solían llenar los colectivos, autos y el campito del Santuario, para participar también ellos en su homenaje a la Virgen en este mes de octubre que está lleno de manifestaciones de amor y cariño hacia ella.

Dijo que este año no fue posible esa modalidad, pero sí se hizo posible "el milagro que María pudiera llegar a cada uno de nosotros, de nuestros corazones y nuestros hogares a través de todos los medios de comunicación a los cuales les doy las gracias".

Al finalizar la Eucaristía dedicada a los enfermos, el obispo dijo que cada tercer domingo, impartirá la bendición con el Santísimo Sacramento, "para que esa fuerza poderosa que brota de la presencia real de Jesús con su cuerpo, sangre, alma y divinidad en este sacramento, toque nuestros corazones y nuestras vidas para darnos toda la salud, la salud del cuerpo y también del alma, que nos haga cada día más hijos de Dios, y más hermanos".

Dos imágenes de María: una, sus ojos

Pensando en la función maternal de María, el obispo refirió que se le ocurrían dos imágenes para compartir. “Primero la mirada de María, la mirada de una madre. Ustedes me pueden comprender bien. La mamá es capaz de mirar al hijo que está adelante con un ojo, con el otro mira y trata de estar atento al que está en la cocina, con el pensamiento va y busca al otro que vive lejos, pero con esa mirada de madre no se le escapa nadie. Puede tener veinte hijos, y a todos los alcanza con su mirada. Ustedes mamás lo saben bien, no se les escapa ninguno. A todos los miran.

Su mirada penetrante va a buscar y tratar de adivinar el dolor y el sufrimiento que también pasan los hijos, porque esa es otra característica del amor de madre. El adivinar, el presentir, es sentir en su propio corazón lo que puede estar sintiendo el hijo o la hija”, dijo el obispo. “Todo eso repica en el corazón de ustedes madres al igual que repica en el corazón de la Madre del cielo, nuestra Madre. Lo hizo en Canáa de Galilea. Todos estaban festejando pero en la cocina y en la despensa pasaba algo muy malo, se estaba acabando el vino.

Y ella con la mirada, advierte la situación, y enseguida busca poner remedio. Lo llama a Jesús. Esa mirada de María hoy nos alcanza a cada uno de nosotros, nadie se escapa de su mirada. Sintámonos todos alcanzados desde nuestra pobreza, desde nuestro sufrimiento, desde nuestro dolor, por lo que cada uno está pasando. María mira. Nos mira y pone remedio también”, señaló monseñor Fernández.