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Frente a un antes y un después, el hoy y mañana

Martes, 20 de octubre de 2020 01:01

Por DORA MORALES Y LORENZA SEGOVIA DE AGUIRRE

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Por DORA MORALES Y LORENZA SEGOVIA DE AGUIRRE

La pandemia en la que está inmerso el mundo deja al descubierto debilidades no divisadas o concientizadas hasta el momento. La realidad golpea y se debe reaccionar a la problemática que afecta también a la Argentina: el individualismo exacerbado. ¿Qué hacer para cambiar?

El mundo cambiante que plantea el momento obliga a pensar cómo caminar en la vida. A pesar de ver y vivir la vida de distintas maneras con distintos objetivos se deben pensar nuevas reglas que sirvan para vivir en comunidad. En el transitar, todo lo que se haga en forma individual y personal puede dañar al otro. Todos juntos o ninguno!

He aquí un valor aún no reconocido. La importancia de lo social sobre lo individual.

Este resurgimiento de lo social, necesario para dar continuidad a la vida misma, presupone un nuevo aprendizaje que debe ser competencia de la familia pospandemia, en primer lugar, junto a otros agentes sociales incluyendo al Estado.

No es esto trabajo fácil porque hay obstáculos difíciles de resolver por ser culturales, como por ejemplo: la población de gente joven que vive en constante transgresión en un mundo de desigualdades.

La pérdida del valor de la vida de las personas de tercera edad ("total ya vivieron su vida...").

Se trastocaron los roles dentro de la estructura familiar. La autoridad de los padres sobre los hijos se debilita, motivo por el cual también perdió fuerza la transmisión de valores como el respeto a los progenitores, a Dios y a la sociedad misma.

La recuperación de valores perdidos es necesaria y obligatoria porque el nuevo mundo pone el acento en la responsabilidad individual que viabiliza la conservación de las sociedades humanas: empatía, justicia, responsabilidad y bien común.

Ante un problema de implicaciones globales para la especie humana solamente cabe esperar respuestas que contribuyan a disminuir el sufrimiento social de todos los sectores, no solamente de algunos. Es obvio por lo tanto que todos tienen una cuota de responsabilidad y que la apremiante situación urge a pensar en el bienestar propio y en el del prójimo.

¿Cuál es el papel de la ética tanto en las prácticas cotidianas de la sociedad civil como en el comportamiento de los sectores de las instituciones que tienen mayor capacidad de incidencia en el manejo de la situación?

Es tiempo de tomar en serio los valores de la ética cívica compartida (libertad responsable, igualdad cívica, solidaridad universal, respeto activo, actitud de diálogo).

Este es el momento más que propicio para echar mano a viejos conceptos éticos y cristianos.

Al respecto cabe destacar que en lo espiritual, a los ojos de Dios como creador del universo, todos somos iguales. El único que no hace acepción de personas: "Porque no hay acepción de personas para con Dios" Romanos 2:11.

La Fundación Luz de Vida trabaja fuertemente en "educar, prevenir y restaurar", con el objetivo de fortalecer y revalorizar la función de la familia como agente fundamental en la socialización del sujeto en la transmisión de principios y valores, a través de talleres, escuelas para padres y atención personal en la oficina, ubicada en calle Alvear 731, primer piso, oficina Nº 2. Comuníquese al 388-4544620, o ingrese a nuestra página de Facebook: Fundación Luz de Vida. Puede escribirnos al correo electrónico: fundació[email protected]. Contáctenos! Estamos para ayudarles!