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Las flores de los cardones, un calendario que no cesa

Vinculan expresiones espirituales con el devenir del calendario natural.
Viernes, 30 de octubre de 2020 01:01

Pese al año extraño que nos toca vivir, sigue habiendo dos formas de pautar el calendario quebradeño. Una tiene que ver con ausencias más o menos sustituidas, porque desde los carnavales todas las celebraciones que jalonan nuestro tiempo y organizan la cultura sufrieron, por lo menos, reducciones.

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Pese al año extraño que nos toca vivir, sigue habiendo dos formas de pautar el calendario quebradeño. Una tiene que ver con ausencias más o menos sustituidas, porque desde los carnavales todas las celebraciones que jalonan nuestro tiempo y organizan la cultura sufrieron, por lo menos, reducciones.

Y aquí lo cuantitativo afecta a lo cualitativo, porque el celebrar nuestro echa sus raíces en lo comunitario. Una fiesta patronal o una pachamama, una procesión, un desfile patrio o las luminarias ardiendo del inti raymi son el contenido religioso o evocativo que significan, pero también el compartir tanto el sonido de los sikuris, la corneta y las cajas como la comida.

Pero aún estas celebraciones que se recuestan en el lomo de la cultura, tienen aquí una íntima vinculación con el calendario de la naturaleza, con las lluvias y las cosechas, con la llegada de las golondrinas y las crecidas de los ríos, con los días breves del invierno y con la presencia de los vientos que nos abruman.

Este segundo significado da cuenta de otro vínculo, más allá del de la gente con sus creencias y deidades, que es el de lo humano como una partecita de la Pachamama. Y allí, el hombre y la mujer que celebran tienen la misma categoría que el cardón que se alza osco contra el celeste del cielo y susurra la indudable belleza de sus flores, que se abren con pétalos como copas. Comparar ese gesto con las manos que entregan una ofrenda es un recurso que pareciera humanizarlos. Más bien pareciera ser correcto colocar uno junto al otro, y comprender que así como nuestros cuerpos y nuestras almas mutan con el girar del año, también cada parte del cosmos lo hace en el mismo viaje que compartimos por el tiempo y el espacio.