El cortometraje "Distancias", rodado en la localidad de Tres Cruces con actores locales, empieza a ser visto en festivales virtuales. Nos contactamos con su director, Pablo Aramayo, quien nos cuenta que su realización es "la parte final de recorrido del Enerc, la tesis. La idea nació de una charla que tuvimos con el guionista, Vito Buscema, y una de las primeras cosas que dijimos es que queríamos filmar una historia en el Norte".
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El cortometraje "Distancias", rodado en la localidad de Tres Cruces con actores locales, empieza a ser visto en festivales virtuales. Nos contactamos con su director, Pablo Aramayo, quien nos cuenta que su realización es "la parte final de recorrido del Enerc, la tesis. La idea nació de una charla que tuvimos con el guionista, Vito Buscema, y una de las primeras cosas que dijimos es que queríamos filmar una historia en el Norte".
Se iba a presentar en Tres Cruces,en marzo, “pero ya se había parado todo y no se pudo”, cuenta el director.
A partir de esa base, recuerda que "le tiré una anécdota mía, él me contó historias de su familia y así empezó a nacer esta historia. Presentó un guioncito de cinco o seis páginas, y fue el que terminaron eligiendo. Pasaron las tutorías de guion y fuimos a buscar la locación, por lo que nos propusimos un recorrido desde Tumbaya a Yavi. Necesitábamos una locación grande para interiores, y en la historia había una terminal con poco movimiento".
El viejo hotel de Tres Cruces, hoy cerrado, fue el lugar elegido para las escenas de interiores, y la escuela primaria tenía pasillos con aspectos del hospital del argumento. "El hotel tenía una cocina vieja que estaba parada en 1980, y guardaba la estética que necesitábamos. Era ideal, no había nadie trabajando, cruzábamos la calle y estaba la escuela. Estaba todo resuelto, lo más lejos era el cementerio", dice.
Resume que "la situación que queríamos contar era de un pueblo parado en el tiempo, por eso no lo podíamos hacer en la Quebrada, donde hay más movimiento. Los actores también son de Tres Cruces. El protagonista sale en el segundo viaje, Sergio Mamaní, y el hijo, Ignacio, que es igual y daba para pensar que los dos eran, de alguna manera, la misma persona".
Nos cuenta que "traté que sean ellos mismos, no que tuvieran que interpretar un personaje. Incluso al ir a hacer unas fotos al cementerio, Sergio nos muestra la tumba del padre y la historia era muy parecida a la del argumento, así que todo empezaba a cerrar. En el museo conocimos a Yolanda Vilca, quien nos dijo que se animaba a actuar, así que armamos el elenco".
Dos personajes más los cubren docentes que trabajan en la localidad. "El momento más complicado fue en la terminal con diez extras que debían entrar en cierta forma coreográfica, lo tuvimos que repetir muchas veces. Pero la idea era trabajar con gente del lugar. Hay papeles como el de Sergio que casi no tienen ningún diálogo, personajes que pasan situaciones interiores y sólo muestra debilidad en su casa o en el cementerio".
Cuando mira las fotos de su familia, que son de la familia del actor, Pablo Aramayo nos cuenta cómo surgieron las emociones que esperaba aunque sólo estuvieran filmando las manos y las fotografías, "y lo que buscaba era eso, que se vea la sensación de lo que es la vida de la persona, no quería un actor profesional. Los tiempos de la puna los había planteado en los planos de larga duración, y no quería que haya sonido porque no hay sonido en Tres Cruces".
Aclara que "lo único que tenía que sonar era el viento, acaso un perro de fondo pero que siempre ladran a la noche, no a la tarde. La parte del sonido era el silencio, y la parte de los planos vacíos mostrando la estructura edilicia con los cerros de fondo, esa era mi forma de mostrar la Puna y contar su tiempo, con pocos diálogos, lo que fue creando un clima que termino de encontrar en uno de los últimos cortes".
Nos dice que "hay mucha melancolía en el recorrido que hacen los personajes. Esa melancolía del protagonista que regresa a su lugar de origen para quedarse, y el nene recuperando el juguetito que perdió. Esa melancolía circular que hay en el norte. Es la historia de dos personas, un niño que está buscando lo que se le perdió y del hombre grande que vuelve para encontrarse".
La sede de Buenos Aires de Enerc se encarga del primer año de distribución, enviándola a festivales. Así participa en Hurligham, provincia de Buenos Aires, en Paraná, entre Ríos, en el festival de cine de Paracho, en México, en Santa Cruz, Bolivia, en JujuyCortos, Octubre TV, y en el festival de Fernando Birri. "Lo lindo sería que lo presentemos también en Tres Cruces", nos dice.