El Tribuno de Jujuy habló con Víctor Cruz, director del documental llamado "Qué vivas 100 años!" que ya está disponible en la plataforma Cont.ar y que esta noche a las 22 llegará a la pantalla de la TV Pública. El cineasta durante una amena charla se refirió a su película que demandó más de tres años de trabajo y destacó cómo las vigorizantes historias de los adultos mayores que se reflejan en el filme lo llevaron a replantearse su propio estilo de vida.
inicia sesión o regístrate.
El Tribuno de Jujuy habló con Víctor Cruz, director del documental llamado "Qué vivas 100 años!" que ya está disponible en la plataforma Cont.ar y que esta noche a las 22 llegará a la pantalla de la TV Pública. El cineasta durante una amena charla se refirió a su película que demandó más de tres años de trabajo y destacó cómo las vigorizantes historias de los adultos mayores que se reflejan en el filme lo llevaron a replantearse su propio estilo de vida.
"Qué vivas 100 años!" gira en torno a los testimonios de varios ancianos que rondando o pasando los 90 y en lugares del mundo muy disímiles, comparten pasión por la vida, persiguen anhelos y no existen a medias. En el filme se aprecian testimonios variados y muy estimulantes de entrañables y longevos personajes. Así se ve en pantalla a una madre de 106 años que tiene hijos de 90 o a un policía que ofrece clases de salsa a adultos mayores y un jinete centenario. A lo largo del metraje se palpa también la vitalidad de un piloto jubilado que anhela regresar a los aires y de un adorable grupo japonés de bailarinas. De esta manera el director realiza una espléndida travesía que lleva al espectador a Costa Rica, Cerdeña y hasta Okinawa y durante el emocionante viaje cinematográfico los vitales nonagenarios transmiten su entusiasmo y empuje por seguir adelante sin abandonar sus sueños ni su buen humor y se constituyen como una verdadera fuente de inspiración por su lucidez y energía.
"Qué vivas 100 años!" es una propuesta llena de ternura y optimismo que sin duda lleva a reflexionar sobre el valor que le damos a la vida.
¿Qué recorrido tuvo el documental?, ¿qué le parece estrenar la película por plataforma y en TV?
La película se estrenó el año pasado en Suiza, en un festival de documentales que se llama "Visions du réel", después estuvo haciendo un recorrido por otros encuentros con proyecciones en Italia, China y Francia. También estuvo hace poco en el Fidba (Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires). Y el estreno en sala estaba previsto para este año pero la circunstancia de la pandemia y de aislamiento cambió esos planes. Nosotros creemos que esta película se disfruta mucho, más estando en grupo pero vemos el lado positivo de las cosas y ahora podemos llegar con la película a lugares que de otra manera hubiera sido muy difícil. Estando en la plataforma y en TV puede verse desde cualquier punto del país, la puede ver mucha gente.
¿Cómo se decidió por este proyecto?
Me pasó que quedé muy impactado al conocer a una familia en particular, estaba conformada por dos hermanos, uno de 85 y el otro de 90 y la madre de ellos tenía 106 años. Los conocí en Costa Rica y me pareció que era algo maravilloso y me pregunté cómo era posible que una persona de 90 años tuviera a su madre viva, lo que me hizo preguntarme qué era lo que pasaba allí para que la gente pudiera vivir tanto. Y así fue cómo descubrimos que esto se daba en determinadas partes del mundo como en Nicoya (Costa Rica), en Cerdeña (Italia) y en la isla de Okinawa (Japón) y nos pusimos en marcha tratando de conocer cada uno de estos lugares y buscando historias de diferentes personas que pudieran ser representativas de lo que sucedía en esos sitios.
¿Qué detalles nos puede dar del proceso de realización?
El proceso fue largo porque la película está dividida en capítulos y cada uno ocurre en continentes diferentes y a mí me gusta, antes de filmar a la gente, establecer un vínculo de confianza con ellos y eso lleva tiempo, necesitamos establecer confianza, no es que llegábamos, hacíamos la nota y después nos íbamos, sino que vivíamos el día a día con ellos y eso tiene su complejidad. Y el mayor desafío, además de las distancias, fue la barrera cultural, los idiomas, las costumbres distintas a las que tuvimos que amoldarnos. Fue un gran desafío pero fue algo maravilloso. Y en rodaje estuvimos tres años (2015, 16 y 17), después editamos en 2018 y en 2019 empezó el recorrido por festivales. Ahora en 2020 estamos estrenando. Fue un proyecto de largo aliento.
En todo este proceso, ¿qué fue lo que le sorprendió más?
A mí la que más me asombró es la relación que tienen los protagonistas con la vida y con la muerte. Ellos siguen con proyectos y sueños. Ellos viven el aquí y el ahora, el presente. No eran personas invadidas por la nostalgia o la melancolía sino que ellos tenían planes y proyectos. Hay un concepto japonés muy lindo que se aplica a todos ellos, el del "ikigai", que significa "la razón por la que te levantas cada mañana, la razón de vivir" y cada una de estas personas tenía un motivo por el cual levantarse cada mañana, por la cual vivir y eso los llenaba de fuerza y de vitalidad.
¿Qué evaluación realiza de todo este camino recorrido?
Saqué aprendizajes vitales que para mí fueron muy importantes. Primero pude revalorizar todo lo que tiene que ver con las relaciones familiares y sociales, pensar que somos un colectivo y que hay que pensarse junto con otros. Y también quizás comencé a valorar cuestiones relacionadas con qué comemos y cómo tomamos las cosas. Así, me di cuenta de que ninguna de estas personas que llegaron a tan grandes, fumaban, entonces dejé de fumar, vi que ellos, aún teniendo 90 y pico de años, caminan todos los días, entonces yo también empecé a caminar. Comencé a adoptar algunos hábitos para comenzar a pensar en vivir una vejez más saludable. Y para ellos la naturaleza era fundamental, viven en poblaciones pequeñas pero eso yo no lo puedo adoptar porque vivo en la ciudad pero los que pueden deberían rodearse de un entorno más natural.
¿Está trabajando en algún otro proyecto? ¿Qué nos puede adelantar?
Lleva tanto tiempo terminar una película que siempre tenemos proyectos en paralelo, no terminamos uno cuando empezamos otro, hay varios en distintas etapas. Y este momento la pandemia me encontró editando un nuevo documental que estoy codirigiendo con Alejandro Vagnenkos, sobre personas que llevan más de 50 años en pareja, es sobre parejas longevas. Va en la misma línea de "Qué vivas 100 años!", es sobre gente mayor y sobre las distintas formas que va adquiriendo el amor a lo largo del tiempo.
¿Qué reflexión puede hacer sobre su actividad como cineasta en este tiempo de pandemia?
En este momento estamos con una situación de bastante incertidumbre porque los rodajes están totalmente parados y porque el hecho que no haya cines funcionando, reduce mucho el dinero que ingresa al Incaa y películas como la que nosotros hicimos no podrían existir sin el apoyo del Instituto de Cine. Entonces la perspectiva es muy incierta. ¿Cómo continuarán las cosas?, no sabemos pero sí sé que el cine va a seguir existiendo como tal en salas pero también creo que hay un cambio de consumo de productos audiovisuales que viró hacia las plataformas. Y creo que eso llegó para quedarse. Hay que ver cómo continúa y cómo nos adaptamos a las nuevas maneras de ver cine.
¿Conoce Jujuy?
Conozco Jujuy, estuve filmando allí una película hace 10 años que se llama "Un tren a Pampa Blanca" de la que fui productor y es un lugar bellísimo. Por suerte conozco la provincia filmando. Además, tengo un amigo de toda la vida, Juan Pablo Di Bitonto, que filmó hace poco en Jujuy la película llamada "Magalí" y a través de él tuve muchas referencias de la provincia.