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Los gimnasios luchan por sobrevivir

Es para favorecer la concurrencia, que debe ser limitada por tiempo y espacio. Limpieza de los objetos de ejercicios.

Miércoles, 18 de noviembre de 2020 01:01

Por Lucas Delgado

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Por Lucas Delgado

El 10 de agosto se habilitó la reapertura de los gimnasios en la provincia luego de insistentes pedidos por la cámara que los agrupa. La situación de la pandemia generó complicaciones tanto en los propietarios como en instructores que trabajan en el rubro, ya que los locales tuvieron que esperar más de seis meses para reabrir sus puertas. Actualmente se ven afectados ya que tuvieron que reducir la cantidad de asistentes por turno y en algunos casos bajar aranceles para que la gente concurra y así reactivar el rubro. Soledad Tárraga, instructora de fitness y ritmo de un estudio de baile ubicado en el barrio San Pedrito, explicó a este diario que en su ocasión tuvo que “reducir la capacidad de alumnos a la mitad” y que agregó turnos para “no dejar gente afuera”.

“Tengo 7 personas por turno para respetar el protocolo y el distanciamiento social. Además lo hago también por una cuestión de comodidad”, explicó al respecto Tárraga. “Doy clases de lunes a viernes con turnos de 45 minutos. Una vez higienizado todo recién puede ingresar el siguiente grupo de personas”, detalló. Por otra parte, Tárraga mencionó que “dentro del estudio se brindan otras actividades, las cuales también respetan el tiempo y la cantidad de personas que ingresan, además de, por supuesto, cumplir los protocolos y las medidas de bioseguridad”.

“Todos los profesores tenemos el mismo protocolo, la misma cantidad de gente y la misma cantidad de clases. Después de cada turno nos toca desinfectar los elementos que se utilizan como colchonetas o mancuernas, y limpiamos los pisos y los baños”, agregó la instructora. Por su parte, Agostina Gutiérrez, instructora de musculación de un gimnasio ubicado en el barrio San Pedrito de esta capital, explicó que también “tuvieron que reducir a la mitad la cantidad de alumnos por cuidados y protocolos”. “Señalizamos todo el salón donde ahora entran de 5 a 9 personas con turnos de 40 minutos por grupo”, acotó, y agregó que una vez que se retiran “se higienizan las máquinas para el grupo que ingresa a continuación”.

Asimismo, Gutiérrez mencionó que en el gimnasio donde trabaja “se dividieron dos grupos según la terminación de documento”, y que trabaja “tres días de la semana con cada grupo. Pese a que se habilitó la circulación para ambas terminaciones, nosotros tratamos de mantener los días lunes, miércoles y viernes para terminaciones pares, y martes jueves y sábados para los impares”, dijo. Con respecto a la concurrencia de las personas al gimnasio, la profesora mencionó que “actualmente hay nuevos alumnos, pero tuvimos que bajar los precios para incentivar a las personas a que vengan y cuidar su bolsillo también. Antes cobraba $1.500 y ahora cobro $1.000 las tres clases por semana”.

Por último, Juan Manuel Sánchez, profesor de educación física e instructor de fitness en un SUM del barrio Alto Comedero, explicó que “antes de la pandemia tenía treinta personas en el mismo lugar” y que hoy por motivos de protocolos decidió dividir los grupos en pares e impares para no aglomerar gente. “En mi criterio fue uno de los rubro más golpeados durante la pandemia. Tengo amigos que tuvieron que cerrar sus gimnasios por no poder pagar el alquiler sin trabajar”, dijo. “Ahora se está sumando gente que tiene ganas de hacer actividad física luego de tanto encierro, pero costó mucho volver y a algunos les sigue costando. Hay gente que se dedicó a trabajar de otra cosa porque no aguantó la situación”, concluyó el profesor.