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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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“La ley de aborto tiene una mirada miope, mira una parte y no la otra”

El obispo de la diócesis de Jujuy realizó un balance de las tareas pastorales de este año. Advirtió que hubo un gran nivel de crecimiento de la pobreza. Expresó su rechazo al proyecto de despenalización del aborto ya que consideró que se centra solo en la mujer y no en la vida del niño por nacer.
Viernes, 20 de noviembre de 2020 01:00

¿Qué balance hace de este año para la iglesia jujeña?

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¿Qué balance hace de este año para la iglesia jujeña?

Un año muy particular terminamos, en el cual no teníamos ninguna receta antes que empezara la enfermedad de cómo ir viviendo. Creo que todos los seres humanos día a día fuimos dándonos cuenta que estábamos en un nuevo escenario, que nos imponía nuevas reglas de juego y situaciones que teníamos que afrontar con creatividad y cuidado. Bueno, también en lo pastoral se dio eso; hemos pasado distintas etapas desde el comienzo normal del año hasta el cierre de toda actividad pastoral y litúrgica. Después, una apertura gradual y responsable que es lo que estamos haciendo en estos momentos. Contentos en el sentido que hemos podido acompañar a nuestra gente en sus necesidades, aunque sea de forma virtual, pero no menos cercana.

¿Hubo un movimiento silencioso de la vuelta a la fe, una mayor apertura de las familias a partir de la propuesta de las pequeñas iglesias domésticas?

Eso ha sido un logro. Creo que, a pesar de no poder asistir presencialmente a la misa, en la mayoría de los hogares se ha creado un espacio religioso de oración y contención que hemos propuesto en torno al centenario de la coronación de la Virgen. Es decir, en cada casa un altar, en cada corazón un trono y creo que eso ha sido lo que Dios nos regaló para vivir este año. Realmente cuando uno veía toda la gente que estaba conectada o participando de alguna celebración o de la catequesis en las casas, con mucha satisfacción veíamos que la fe también se hacía presente, y tuvo su lugarcito en el seno familiar.

¿Cómo se manejó la organización de los comedores y la ayuda social?

También ahí hemos hecho un proceso de acompañar la realidad tal como se presentaba. Primero cocinando en los comedores que tenemos, con voluntarios, con gente que lo hace muy bien. Después la gente comenzó a enfermarse, y a no ser oportuno seguir haciéndolo así; es por eso que después se optó por la compra de bolsones para llevar a las familias que habitualmente iban a los comedores, y ahora con un poquito más de libertad, hacemos lo que se puede. Hemos tenido un incremento; antes no se veía a la gente venir a pedir, y ahora sí, hace falta 50 mil pesos para no ser pobres, estamos en un gran problema.

No todas las familias tienen posibilidades de llegar a ese número. Lo ideal sería que hubiera un gran acuerdo nacional entre el Gobierno, la Iglesia, los comedores, las organizaciones sociales, que haya un gran entendimiento de todos los que pueden poner su tiempo, su talento, las posibilidades que tienen de ayudar, a fin de que podamos enfrentar la lucha juntos contra la pobreza, contra la miseria, con todos los que tienen ganas de participar. Siempre esto costó en la Argentina el gobierno que estuviera, porque todos quieren hacer solos. Tenemos que lograr un gran acuerdo entre los argentinos en tres o cuatro puntos fundamentales. Y mientras no logremos eso, cada uno va a tirar para su lado, y las cosas seguirán sin resolver.

Respecto a la presentación del proyecto de la ley del aborto tengo entendido que la Conferencia Episcopal en Buenos Aires se estaría reuniendo con legisladores nacionales ¿Esto sería así?

No tengo noticias de eso. Lo que sé es que la Conferencia ha reafirmado la posición que ya conocemos. Ayer he hablado con pastores evangélicos con los cuales pensamos lo mismo. En eso no podemos retroceder porque tenemos una enseñanza, una doctrina que nos lleva a mirar y respetar la vida, a cuidarla porque creemos que no somos los dueños de este mundo ni de la vida, sino que hay un Dios que está detrás de todo lo que somos y de lo que vivimos. Queremos proponer esto como lo ha propuesto siempre la Iglesia, con humildad. Esa es nuestra posición, nuestra manera de ver y dialogaremos con quienes haga falta para volver a plantear estos temas y sobre todo para atender aquello que también se quiere evitar con esto que se piensa en los embarazos no deseados, en violaciones, en situaciones que a veces son muy desgraciadas. Pero bueno, la solución nos parece que nunca es agarrársela con el pobre inocente que se está gestando.

En el proyecto el acento está puesto en la mujer que decide. No mira la vida a la cual se atenta, es decir a la que se pretende suprimir, y ahí hay una mirada miope, mire una parte y no la otra. Es un cambio cultural muy grande, va ganando muchas veces el mundo, favoreciendo otros valores. Yo soy fruto de que mi madre decidió arriesgar su vida para tenerme, y tantas otras veces que de chico he visto tantas situaciones de tantas madres que iban a arriesgar sus vidas al dar a luz o que han muerto lamentablemente al hacerlo, y uno piensa que la vida sigue y habría que ver la vida naciente y respetar y acoger la vida que estaba en el seno de la madre, aunque muchas veces son situaciones difíciles.

Ahora que suspendieron los IFE y los ATP ¿se va a recrudecer la situación de las familias y pequeñas empresas en general?

Sí, uno entiende el enorme gasto que ha significado la pandemia para un país que venía con serias dificultades ya sin pandemia. Golpeado y digamos, casi noqueado, el número de pobres aumentó considerablemente, y en diez o quince años llegamos a lo que tenemos hoy. Eso evidentemente que requiere mayor atención y contención social. Encima de todo eso se vino la pandemia con la necesidad de asistir, y por eso digo que estamos con el agua al cuello. Esto va a ser un sálvese quien pueda, o vamos a tratar de salir todos juntos y de salvar lo más que se pueda.

¿Qué opina de la grieta? ¿Persiste? ¿Cuán mal le está haciendo al país?

Creo que en la historia de nuestro país hemos vivido siempre entre antagonismos. Es decir, eran unitarios o federales, luego el peronismo y el antiperonismo. Siempre hemos hecho un culto del Boca-River, del superclásico que enfrenta pasiones, de un lado y del otro. También pasa en otros países pero hay, por sobre todo eso, una cultura cívica, que nosotros no tenemos. Nuestras peleas no nos han hecho nunca progresar, sino retroceder, estancarnos y vivir peleando continuamente. Incapaces de descubrir lo bueno que pudo haber hecho el otro para continuarlo, para mejorarlo. Siempre descalificando al que estuvo antes. Todo gobierno que venga, vive criticando la herencia recibida, empezando todo de nuevo.

Y así no hay figuras que convoquen a una unidad nacional, que sean capaces de rescatar lo mejor que hay de un lado y del otro de la grieta, que seguramente es el deseo de vivir un país mejor, sino fomentando muchas veces los antagonismos, y eso sólo nos empantana y nos hace vivir en esta postración que tanto nos duele como argentinos. Repito, no tenemos una cultura ni cívica ni política con letras mayúsculas que haga galas de sobrevolar por las diferencias y los intereses para poner de acuerdo los grandes intereses de la Nación.