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La huella de carbono, una herramienta esencial

Domingo, 29 de noviembre de 2020 01:02

Por Anacarla Ferrero, consultora de sustentabilidad de SMS.

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Por Anacarla Ferrero, consultora de sustentabilidad de SMS.

El cálculo de la huella de carbono le permite a una empresa: cuantificar la contribución que realiza al Cambio Climático a partir de las emisiones generadas; identificar oportunidades de mejora para reducir el consumo y gestionar de forma más eficiente los recursos.

En 2015 fue la 21º Conferencia Internacional sobre Cambio Climático en París. Su logro fue el Acuerdo de París que define, dentro de sus principales objetivos, mantener la temperatura media del planeta por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales.

Este compromiso de los países se potencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), principalmente con el ODS 13 "Acción por el Clima" con metas para adoptar medidas urgentes para combatir los efectos del cambio climático; también el ODS 9 "Industria, Innovación e Infraestructura" que promueve la industrialización inclusiva y sostenible.

Sabemos que toda actividad humana repercute sobre el medio ambiente y la disponibilidad de los recursos naturales. Existen distintos indicadores ambientales para caracterizar y ponderar esos impactos, la huella de carbono es uno de los más relevantes. Es la suma de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que son emitidos, o bien reducidos, por efecto directo o indirecto de la actividad que desarrolla la organización dentro de un período de tiempo. Se expresa como toneladas de CO2 equivalente. Podemos hablar de la huella de carbono de un país, de una organización, de un producto o de un servicio.

En la gestión empresarial, estos dos últimos casos adquieren prioridad en la lucha contra el calentamiento global. Con la utilización de los lineamientos del Protocolo GHG y las directrices del panel intergubernamental del cambio climático, así como las metodologías desarrolladas en las normas voluntarias ISO 14044, 14064 y 14067, es posible contemplar todas las actividades que son parte de la cadena de valor, utilizando la metodología de análisis de ciclo de vida. Esto nos permite identificar las etapas consecutivas que conforman el sistema de obtención del producto o del servicio.

Con este ejercicio exhaustivo y riguroso, el cálculo de la huella de carbono le permite a una empresa: cuantificar la contribución que realiza al cambio climático a partir de las emisiones generadas; identificar oportunidades de mejora para reducir el consumo y gestionar de forma más eficiente los recursos, lo cual, además, trae aparejado importantes ahorros económicos.

También contribuye a garantizar la trazabilidad del desempeño de la organización en la reducción de emisiones GEI, al ser un proceso anual que pone la lupa en cada sector de la empresa. Finalmente, permite desarrollar estrategias de compensación a mediano y largo plazo.

Aquí viene lo desafiante: cómo lograr una reducción continua de las emisiones, año a año, ya sea a través de iniciativas de consumo más eficientes, o bien, en la selección de fuentes de energía más amigables con el medio ambiente. Cumplido este propósito de reducción, en una segunda instancia, para aquellas emisiones no evitables, hablamos de estrategias para compensar la huella. Esto consiste, principalmente, en proyectos de captura de carbono, como son aquellos de forestación, así como la inversión en proyectos de energías renovables.

Un paso importante es que las organizaciones, de todos los sectores industriales, lleven a cabo el cálculo de la huella de carbono de sus actividades y sus productos.