Un hecho que provocó la indignación, estupor, sorpresa, emoción y reconocimiento tuvo como protagonistas a un efectivo policial y a un bebé de solo dos años.
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Un hecho que provocó la indignación, estupor, sorpresa, emoción y reconocimiento tuvo como protagonistas a un efectivo policial y a un bebé de solo dos años.
La historia con final feliz parece haber sido extraída de un libro de cuento o del guion de un libro cinematográfico, pero la historia ocurrió en una de las calles de unos de los barrios más "complicados" de la capital jujeña, San Francisco de Álava.
Alrededor del mediodía de ayer grande fue la sorpresa del uniformado cuando de repente tuvo frente a él a un pequeño niño que solamente tenía puesto un pañal y un par de zapatillas.
Para el niñito elementos más que suficientes para vivir tal vez su primera aventura callejera, después de haberse ausentado de su hogar donde por causas que no trascendieron había quedado al cuidado de uno de sus abuelos.
Datos recogidos por El Tribuno de Jujuy dan cuenta que una vez repuesto de la sorpresa inicial ya que se encontraba frente a un niño que balbuceante, intentaba mantener un "diálogo" y dando cumplimiento a su sagrado deber de cuidar a los ciudadanos, el agente inició una peregrinación por el sector en busca de los familiares del "fugitivo".
Después de dar aviso a sus superiores, el policía y el niño continuaron con el recorrido hasta que en un momento dado un grupo de personas corrió a su encuentro a tomar entre sus brazos al "travieso".
En esas circunstancias y en medio de sonrisas y muchas lágrimas, producto de un gran "susto", el bebito andariego regresó con los suyos.
Al ser indagado uno de los abuelos indicó que había quedado al cuidado del niño, pero en un descuido el mismo había abandonado la vivienda, sin que el mayor se percatara del hecho.
Un cuento con final feliz.