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Cadena de favores: vendió su guitarra, se la compraron y se la regalaron de nuevo

 La increíble y mágica historia trascendió las fronteras de Mendoza, donde vive el folclorista Juan Pio Chimeno, quien la dio a conocer lo ocurrido durante todo estos meses de pandemia.

Sabado, 12 de diciembre de 2020 20:17

Hoy, Los Chimeno, un reconocido grupo folclórico mendocino que trascendió en todo Cuyo, volverá a los escenarios en el Teatro Mendoza. Pero antes de llegaer a este nueve inicio luego de 9 meses sin poder tocar, la historia pudo no ser muy diferente. Juan Pío Chimeno, uno de los hermanos que integran el grupo, tuvo que vender algo muy preciadio para cualquier folclorista: su guitarra.

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Hoy, Los Chimeno, un reconocido grupo folclórico mendocino que trascendió en todo Cuyo, volverá a los escenarios en el Teatro Mendoza. Pero antes de llegaer a este nueve inicio luego de 9 meses sin poder tocar, la historia pudo no ser muy diferente. Juan Pío Chimeno, uno de los hermanos que integran el grupo, tuvo que vender algo muy preciadio para cualquier folclorista: su guitarra.

Como a muchos artistas populares del país, la pandemia afectó al grupo terriblemente: los habituales shows que brindaban en toda la región cuyana, y en los diferentes festivales, que les brindaban el sustento, se detuvieron abruptamente desde marzo. Entonces ya no hubo dónde ni cómo trabajar.

Sin festivales ni sitios públicos dónde presentarse, la plata comenzó a escasear en la casa de los Chimeno, especialmente en la de Juan Pío, quien ante la desesperación decidió vender la guitarra que se había comprado hacía 15 años y con la cual actuaba: una valiosa Epiphone SST.

Encima, “mi mujer es maestra jardinera y los dos nos quedamos sin trabajo y me quedé sin crédito en todos lados, mis hermanos me ayudaron hasta donde pudieron y por eso puse en venta la guitarra”, contó.

Con dudas, con muchísimas dudas ante la posibilidad de perder su preciado y amado instrumento, la necesidad pudo más: había que pagar cuentas, saldar deudas, comer cada día. A la situación solo le quedaba empeorar, así que publicó la venta en Facebook.

“Esa guitarra la tengo hace 15 años y me la compré con las primeras ganancias. Por eso me dolió publicar la venta: era mi viola”, contó; una viola que “tiene un sonido más dulce”, indicó.

Juan Pío cuenta que “cuando publiqué la venta lloraba como loco, en eso me vio mi hija y dentro de su inocencia me decía que no la vendiera porque era mi guitarra y yo lloraba el doble porque no podía explicarle que lo hacía porque no teníamos más plata”.

Después publicar la venta de la guitarra le llovieron ofertas y, sobre todo, algunas respuestas que le escribieron a su Facebook. “Me escribió mucha gente para ofrecerme trabajo, hasta me daban un auto para yo lo venda, me quede con la plata y que después se la devuelva. Una locura‘.

La sorpresa fue doble cuando finalmente apareció un comprador. “Una persona me escribió a las 2 de la mañana por Facebook diciendo: Tengo el efectivo, comunícate conmigo. No le contesté. Después de meditarlo toda la noche y de darme cuenta que no me quedaba otra opción, me levanté al otro día y le escribí”.

“Automáticamente me respondió, me pidió el DNI para hacerme la transferencia, me transfirió el dinero de toque: Cuando vi que me entró el dinero rompí en llanto porque dije: La vendí y me dolió mucho”, contó con lágrimas en los ojos el músico al recordar.

 

Pero la historia tendría un giro inesperado, más sorprendente aún: el comprador “me pidió el número de teléfono y me llamó ahí nomás, y cuando vi el número era larguísimo y cuando lo atendí me dijo que era de Estados Unidos. Ahí me puse peor porque pensé en todos los trámites que iba a tener que hacer para hacerle llegar la guitarra hasta allá y el dinero que me iba a salir...”.

Pero le dijo: “Te compro la guitarra, pero instantáneamente te lo regalo porque es tuyo. No lo podía creer”, dice Juan Pío, todavía anonadado por semejante acto de solidaridad.

El “comprador” era Víctor Vázquez, un mendocino oriundo de Guaymallén que vive actualmente en Dallas y decidió darle una mano. “Él me cuenta que ayuda a mucha gente y esta vez me tocó a mí ... Me dijo que nunca pierda la fe y ese es el mensaje que quiero transmitir porque yo la estaba pasando mal y nunca perdí la fe y así apareció Víctor”.

“De ahí en más comenzaron a pasar cosas buenas, como si hubiera cambiado el chip, y entre las buenas noticias llegó la habilitación para poder volver a trabajar”. Hoy, en el Teatro Mendoza, volverá a toca su guitarra con Los Chimeno.

Fuente Diario Los Andes 

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