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El Frente de Todos alinea su discurso de cara a las elecciones

Domingo, 20 de diciembre de 2020 01:00

Amparado en datos de la economía que comienzan a mostrar algunos signos de reactivación, el Gobierno busca que el año próximo se produzca una recomposición del salario real que le sirva como plataforma electoral para los comicios centrales de medio término. ¿Cómo lograrlo? Economistas cercanos al Palacio de Hacienda confían en que antes de agosto esté vacunada una importante porción de la sociedad y que eso repercuta directamente en un impulso de la actividad privada, hoy muy resentida por los protocolos y las restricciones. Además, estiman que el consumo se recuperará fuerte desde el segundo trimestre, cuando hayan pasado muchas de las paritarias gremiales, que podrían ubicarse por encima de lo acordado durante este año. El plan proselitista es claro: colocar mayor cantidad de dinero en los bolsillos de los argentinos mediante la emisión monetaria y el mayor movimiento de la actividad, aunque eso implique aumentar algunos puntos los índices de inflación para 2021. 
La fecha de agosto se menciona porque aún no está definido que las Paso vayan a ser eliminadas, ya que los gobernadores firmaron un compromiso ante el Presidente para hacerlo, pero dentro del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio no hay por ahora un consenso unánime. No sólo eso: en la oposición ya anticiparon su rechazo a la iniciativa. 
Las idas y vueltas en torno a las vacunas provocaron los últimos días un cimbronazo fuerte dentro del Gobierno, ya que el congelamiento del acuerdo con Pfizer y la noticia de que la vacuna rusa no está autorizada para mayores de sesenta años aumentaron la incertidumbre de la sociedad en torno a un tema que ya se presentaba delicado.
“Estamos seguros que antes de fin de año la vacuna de los rusos estará habilitada para todos los grupos etarios. Esta demora en la autorización no retrasará ni un día nuestro esquema de vacunación, que empezará por los trabajadores esenciales”, aseguró ayer a El Tribuno un importante colaborador del Presidente que pidió reserva de su identidad. 
Dentro del Gobierno admiten que hubo “problemas de comunicación” al anunciar anticipadamente que se empezaría a vacunar antes de fin de año, pero consideran que esa misma situación le ocurrió a “muchos países del mundo ante la emergencia de lo desconocido”.
El plan del kirchnerismo es unificar lo más posible a la tropa para no dispersar eventuales votantes que apoyen a Alberto y no a Cristina o viceversa. No es casualidad que en los últimos días ambos dirigentes se hayan mostrado juntos en dos ocasiones luego de varios meses sin hacerlo. También empieza a quedar claro que el jefe de Estado y su vice tienen un discurso cada vez más alineado en torno a algunos temas centrales, como la ofensiva contra la Justicia y la necesidad impulsar acuerdos de precios y un mayor intervencionismo estatal en la economía. 
En su alocución de anteayer, Cristina instó a “alinear los salarios, jubilaciones, precios y tarifas”, dando un claro mensaje de que se vendrán tiempos de tensión con el sector privado, siempre reacio a no subir los precios y también a seguir con los servicios públicos congelados. 
En el Gobierno son absolutamente conscientes que las elecciones legislativas marcarán a fuego los últimos dos años de la gestión, y que aumentar el número de diputados y senadores será indispensable para una mayor agilidad a la hora de sancionar leyes que estimulen el consumo popular. Además, un bloque oficialista más numeroso podría avanzar con mayor velocidad en los cambios que el Gobierno quiere producir en la Justicia.

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Amparado en datos de la economía que comienzan a mostrar algunos signos de reactivación, el Gobierno busca que el año próximo se produzca una recomposición del salario real que le sirva como plataforma electoral para los comicios centrales de medio término. ¿Cómo lograrlo? Economistas cercanos al Palacio de Hacienda confían en que antes de agosto esté vacunada una importante porción de la sociedad y que eso repercuta directamente en un impulso de la actividad privada, hoy muy resentida por los protocolos y las restricciones. Además, estiman que el consumo se recuperará fuerte desde el segundo trimestre, cuando hayan pasado muchas de las paritarias gremiales, que podrían ubicarse por encima de lo acordado durante este año. El plan proselitista es claro: colocar mayor cantidad de dinero en los bolsillos de los argentinos mediante la emisión monetaria y el mayor movimiento de la actividad, aunque eso implique aumentar algunos puntos los índices de inflación para 2021. 
La fecha de agosto se menciona porque aún no está definido que las Paso vayan a ser eliminadas, ya que los gobernadores firmaron un compromiso ante el Presidente para hacerlo, pero dentro del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio no hay por ahora un consenso unánime. No sólo eso: en la oposición ya anticiparon su rechazo a la iniciativa. 
Las idas y vueltas en torno a las vacunas provocaron los últimos días un cimbronazo fuerte dentro del Gobierno, ya que el congelamiento del acuerdo con Pfizer y la noticia de que la vacuna rusa no está autorizada para mayores de sesenta años aumentaron la incertidumbre de la sociedad en torno a un tema que ya se presentaba delicado.
“Estamos seguros que antes de fin de año la vacuna de los rusos estará habilitada para todos los grupos etarios. Esta demora en la autorización no retrasará ni un día nuestro esquema de vacunación, que empezará por los trabajadores esenciales”, aseguró ayer a El Tribuno un importante colaborador del Presidente que pidió reserva de su identidad. 
Dentro del Gobierno admiten que hubo “problemas de comunicación” al anunciar anticipadamente que se empezaría a vacunar antes de fin de año, pero consideran que esa misma situación le ocurrió a “muchos países del mundo ante la emergencia de lo desconocido”.
El plan del kirchnerismo es unificar lo más posible a la tropa para no dispersar eventuales votantes que apoyen a Alberto y no a Cristina o viceversa. No es casualidad que en los últimos días ambos dirigentes se hayan mostrado juntos en dos ocasiones luego de varios meses sin hacerlo. También empieza a quedar claro que el jefe de Estado y su vice tienen un discurso cada vez más alineado en torno a algunos temas centrales, como la ofensiva contra la Justicia y la necesidad impulsar acuerdos de precios y un mayor intervencionismo estatal en la economía. 
En su alocución de anteayer, Cristina instó a “alinear los salarios, jubilaciones, precios y tarifas”, dando un claro mensaje de que se vendrán tiempos de tensión con el sector privado, siempre reacio a no subir los precios y también a seguir con los servicios públicos congelados. 
En el Gobierno son absolutamente conscientes que las elecciones legislativas marcarán a fuego los últimos dos años de la gestión, y que aumentar el número de diputados y senadores será indispensable para una mayor agilidad a la hora de sancionar leyes que estimulen el consumo popular. Además, un bloque oficialista más numeroso podría avanzar con mayor velocidad en los cambios que el Gobierno quiere producir en la Justicia.

La oposición

En Juntos por el Cambio, donde no existe un liderazgo excluyente sino varios conductores a la vez, se están limando cada vez más las internas entre los “halcones” y las “palomas”, lo que también forma parte de una estrategia electoral de cara al año próximo. Horacio Rodríguez Larreta endureció su postura contra el Gobierno nacional luego de la quita de una parte de la coparticipación. No hay dudas de que el jefe de Gobierno porteño -principal candidato a la presidencia por el Juntos por el Cambio- se molestó mucho por el recorte en el Presupuesto, pero detrás de eso hay también un costado político. Larreta no quiere ser visto como un dirigente “tibio” y sabe que compartir electorado con el sector más moderado del Gobierno no es negocio para él. ¿A quién votaría la gente, al original o a la copia? Esa pregunta se la hacen muy seguida en las oficinas porteñas. En diálogo con El Tribuno, uno de los más cercanos dirigentes a Larreta sostuvo que “Horacio y Mauricio (Macri) hablan mucho más seguido de lo que todo el mundo piensa. A nadie se le pasa por la cabeza que ambos salgan a disputar los comicios con estrategias separadas”.
El abroquelamiento de Juntos por el Cambio hacia una posición más combativa tiene que ver con algo que comienzan a revelar las encuestas. El kirchnerismo tiene un piso del 35 por ciento pero aún se desconoce cuál será su techo tras la pandemia y la crisis económica. El otro 65 por ciento de la sociedad todavía se encuentra rengo de representación, aunque desearía que aparezca una propuesta superadora al kirchnerismo.