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La emotiva historia de la foto de una familia pasando la Noche Buena en una estación de servicio

La imagen mostraba la cena de Nochebuena en la playa de una estación de servicio y cómo una familia acompañó al papá en su jornada de trabajo. Mirá la emotiva historia. 

Martes, 29 de diciembre de 2020 18:09

Una nueva foto viral navideña se conoció en las redes sociales cuando una mujer capturó la imagen de una familia sentada en una estación de servicio mientras acompañaban al padre en su trabajo.

Alrededor de las diez de la noche, Andrea y Christian se detuvieron en las calles de Entre Ríos para comprar hielo. Ella, desde el interior del auto, le sacó una foto a Adolfo, Jésica, Benjamín, Rebecca y Antonio a menos de dos horas para la Navidad.

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Una nueva foto viral navideña se conoció en las redes sociales cuando una mujer capturó la imagen de una familia sentada en una estación de servicio mientras acompañaban al padre en su trabajo.

Alrededor de las diez de la noche, Andrea y Christian se detuvieron en las calles de Entre Ríos para comprar hielo. Ella, desde el interior del auto, le sacó una foto a Adolfo, Jésica, Benjamín, Rebecca y Antonio a menos de dos horas para la Navidad.

Primeramente pido disculpas a la familia por hacer público este momento sin su consentimiento ... Pero el amor que vi...

Publicado por Andrea Segovia en Jueves, 24 de diciembre de 2020

A las 22:58 del 24 de diciembre publicó la imagen en su cuenta de Facebook con un mensaje: “Primeramente pido disculpas a la familia por hacer público este momento sin su consentimiento. Pero el amor que vi ahí es tan grande que no podía seguir sin compartirlo con ustedes: una familia reunida acompañando a su pilar en su día laboral pese a la fecha. No importa el lugar mientras tengas a quiénes amar. Una navidad en familia. Felicito a esta familia por tanto amor. Dios los bendiga mucho y llene de amor y paz a sus vidas”.

La foto ilustra una cena navideña en la playa de una estación de servicio. Adolfo, el papá vestido con ropa de trabajo, toma de un vaso. Enfrente está su hija Rebecca sentada en la punta de una silla con sus piernas colgando. A su derecha, Benjamín, su hermano mayor, se recuesta en una silla plegable. Enfrente suyo, su mamá Jésica, sentada en una reposera, sostiene a Antonia, la hija menor de la familia. La naturalidad de esa escena la conmovió: una familia celebrando la navidad sobre una mesa improvisada y acompañando la guardia laboral del padre.

Andrea sacó la foto pensando en su mamá Marisa y en sus hermanos menores Camila y Diego que viven en Bombinhas, Brasil. “En las fiestas todos nos sensibilizamos un poco más. Estaba ahí viéndolos cenar juntos y la imagen me tocó el corazón. Saqué la foto para mostrársela a mi papá”, relató. Después pensó que sería mejor compartirla en sus redes sociales, más allá de revelar la intimidad de la familia. El pedido de perdón público y el mensaje íntimo posterior la dispensaban.

La familia


Adolfo tiene 31 años, le dicen Fito y desde 2014 trabaja como empleado en una estación de servicio del centro de Concordia, donde nació. Cuando egresó del colegio secundario, se inscribió en un profesorado de música que tuvo que dejar para empezar a trabajar. Hizo mandados, fue mensajero, trabajó en un vivero. Su primer empleo en blanco lo consiguió hace seis años, cuando Benjamín era su único hijo.

Tenía menos de un año y un compañero le pidió que le cubriera el puesto la noche de transición entre 2014 y 2015. Aceptó: le convenía en términos económicos. Con su pareja coordinaron una celebración conjunta a pesar de su trabajo.

Lo mismo que hicieron para la Navidad de 2020: cuando supo que le tocaba trabajar la noche del 24 y madrugada del 25 de diciembre, le volvió a preguntar a Jésica si les gustaría acompañarlos.

Su turno empezó a las 22 horas y terminó a las seis de la mañana del día siguiente. “Llegamos todos juntos. Improvisamos una mesita que en realidad era un corralito para bebé que le había pedido a un amigo. No tenía toda la estructura, le sacamos una parte y la convertimos en una mesa. Pero como estaba medio endeble, decidí plegarle las patas y le puse cuatro baldes de veinte litros de aceite abajo”, reparó Adolfo.

Ahí, sobre una mesa casera, con sillas y reposeras, comieron pionono, sánguches de miga, arrollado de pollo y brindaron con gaseosa. Los regalos, una bici, un juego para playstation, una guitarrita con luces, ya los habían entregado por adelantado.

Por último, dijo que la pelean, que no van a bajar los brazos, que su mujer pudo montar el emprendimiento de una pañalera y que la felicidad de su familia es lo que le da fuerzas para seguir adelante.