Por JAVIER FERNÁNDEZ médico veterinario.
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Por JAVIER FERNÁNDEZ médico veterinario.
La Ley provincial Nº 3014, artículo 7, sancionada en el año 73 prohibe la tenencia de tortugas y de todos los animales silvestres en general y están penados por ley, ya que son propiedad del Estado y forman parte de nuestra fauna nativa autóctona. En las veterinarias sólo se pueden comercializar animales de criadero.
Antiguamente tener un loro, una tortuga, era parte cultural, es famosa la canción de María Elena Walsh, donde era protagonista una tortuga que viajó a París. Hoy en día existe mucha presión social, grupos proteccionistas, ongs y redes sociales, que velan por los derechos de los animales y su bienestar, tal es así como el cambio y transformación de grandes zoológicos en parques ecológicos.
Los animales silvestres deben recibir asistencia veterinaria independientemente de su origen, legal o ilegal, no podemos condenar a un animal silvestre a no tener asistencia veterinaria o asistencia deficiente sólo por no tener documentación.
En las clínicas veterinarias actualmente la tendencia creciente es no comercializar animales y abocarse solamente a su atención. Los veterinarios desalentamos la tenencia de especies de fauna nativa como mascotas y divulgamos sobre los problemas que pueden traer esta práctica a futuro.
La tortuga de tierra, vive en el monte de la región chaqueña, cuando es sacada de su entorno natural muchas veces está expuesta a condiciones de humedad excesiva y no tiene las horas e intensidad de luz requeridas para su normal funcionamiento.
Por lo tanto, se desencadenan problemas respiratorios, y/o metabólicos, además la dieta en la naturaleza es muy variada con respecto a la que se puede ofrecer en un hogar, pudiendo desarrollar problemas nutricionales.
A esto se puede sumar que para su atención se necesita de instrumental especializado ya que, por el caparazón, es difícil examinarlas.
Habitualmente llegan tortugas a la veterinaria, la casuística más alta de consultas es por mordidas de perros, pero también por problemas respiratorios, caídas de balcones, aplastamientos, retención de huevos y prolapsos.