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20 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Finalmente se aprobó la ley de Pirotecnia Cero

Jueves, 31 de diciembre de 2020 13:16

Jujuy se convirtió este año en la primera provincia del NOA y quinta en el país junto a Tierra del Fuego Antártida e Islas del Atlántico Sur (1996), Neuquén (2012), Mendoza (2013), Tucumán (2020) y centenares de municipios, en aprobar una legislación que regula el uso de la pirotecnia sonora.

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Jujuy se convirtió este año en la primera provincia del NOA y quinta en el país junto a Tierra del Fuego Antártida e Islas del Atlántico Sur (1996), Neuquén (2012), Mendoza (2013), Tucumán (2020) y centenares de municipios, en aprobar una legislación que regula el uso de la pirotecnia sonora.

La Cámara de Diputados de la Provincia aprobó la ley N°6.187 que regula su uso, distribución y comercialización y que establece sanciones económicas a quienes la incumplan.

Esta iniciativa no solo gratificó a padres de niños y adolescente diagnosticados con Trastornos del Espectro Autista (TEA), protectoras de animales y asociaciones civiles que venían luchando hace tiempo para su tratamiento, sino que les deja una gran responsabilidad de que todo no quede sólo en la "letra fría".

Cumplir y hacer cumplir esta ley significa ante todo concientizar a todo y cada uno de los integrantes de la sociedad jujeña, de explicar las veces que sea necesario, qué sucede cuando utilizamos pirotecnias fuertes.

Durante años se instaló en nuestro país y en el mundo la idea de que de los fuegos artificiales, en particular aquellos que superan los 84 decibeles (bombas de estruendos, baterías, petardos, entre otros), eran parte de la alegría, sinónimo de festejo o desacuerdo social.

Cuántas veces experimentamos con nuestros oídos aturdidos su uso en manifestaciones sindicales o políticas, en eventos masivos, deportivos, culturales, religiosos y con más fuerza en las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.

De niños crecimos con la premisa de que fin de año no era lo mismo si no se tiraba una cañita voladora. Colocamos la importancia de estos productos a la misma altura de los regalos de Papa Noel y Los Reyes Magos.

Aguantamos ver a mascotas encerradas o sedadas, y en algunos casos más crueles, corriendo desesperadas por todo el barrio. Vimos en oportunidades a nuestros hermanos, abuelos, primos o vecinos escondidos debajo de la mesa, corriendo para encerrarse en una habitación o baño, por no poder soportar ni entender los estruendos y en compañía de familiares para no provocarse un daño físico. Todo, mientras otros levantaban sus copas y se abrazaban de felicidad.

Hoy como adultos reflexionamos. Entendimos (ojalá que todos) que la diversión es cuando todos disfrutamos, no cuando algunos sufren por nuestra forma de alegrarnos.

Transitamos el maravilloso camino de la empatía. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo nuestro prójimo. Una práctica que promueve el respeto y que debemos practicar si tenemos la intención de crecer como sociedad/comunidad, y más aún como personas.