¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
19 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Entender la nueva geopolítica del siglo XXI

Domingo, 06 de diciembre de 2020 01:00

Por ROSENDO FRAGA Analista político.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Por ROSENDO FRAGA Analista político.

La geopolítica moderna se desarrolla y analiza en tres ámbitos: espacial, marítimo y continental. En el primero, la delantera la lleva Estados Unidos. Cuando en noviembre de 2014, en la segunda presidencia de Obama, el Congreso sanciona una ley por la cual se reconoce el derecho de propiedad a los ciudadanos estadounidenses y sus empresas de lo que se apropien en el espacio exterior, dio seguridad jurídica a la inversión privada.

Empresas como Space-X de Elon Musk son la expresión de este fenómeno que permitió a la primera potencia del mundo incrementar sustancialmente los recursos que destina a la actividad espacial. Hoy Estados Unidos prevé poner un hombre en la luna nuevamente en el 2024, seguidamente tener una presencia humana permanente en la órbita lunar -esto implica el lanzamiento en noviembre de 4 astronautas que estarán 6 meses en el espacio-, y la presencia humana en Marte en los años 30 del siglo XXI. China y Rusia se niegan a reconocer la propiedad privada en el espacio, pero llegarán después y esa es la apuesta de Estados Unidos. También dichas potencias reclaman la desmilitarización del espacio, ante lo que no cede Estados Unidos, que lleva también la delantera en este tema.

La carrera espacial es el ámbito de la pugna entre Estados Unidos y China que tiene más visión de largo plazo. Para la humanidad es un cambio enorme en cuanto a los límites para expandirse y salir de la órbita terrestre. En la luna China ha planteado su objetivo en su llamada “cara oculta”. La última misión no tripulada hacia ella se inició en el mes de noviembre y tiene por objeto extraer muestras del suelo a 2 metros de profundidad. La carrera espacial se plantea así fundamentalmente entre actores nacionales. EEUU creó hace dos años su quinta fuerza militar: la espacial; Francia en 2019 dio a su fuerza aérea la jurisdicción espacial; el Reino Unido a fines de 2020 creó el Comando Aeroespacial, mientras que China y Rusia ya tenían el tema bajo la órbita militar.

El segundo ámbito de la geopolítica del siglo XXI se da en el 80% del globo terrestre que está ocupado por mar y sobre el cual no hay todavía soberanía. Tres hechos que se han producido en lo que va del siglo XXI son elocuentes. El primero es la división del lecho del mar Ártico entre los 5 países que lo secundan (Estados Unidos, Rusia, Canadá, Dinamarca - por Groenlandia- y Noruega), que acordaron en 2009 el reparto del subsuelo del mar Ártico y sus aguas. Las reservas hidrocarburíferas aceleraron esta decisión, facilitada por el hecho de que las 2 potencias militares lo decidieron. El Consejo del Ártico integrado por decenas de países cuestionó la decisión, que se ejecutó de hecho. El segundo hecho fue cuando en 2019 los 5 países ribereños del Mar Caspio (Rusia, Turkmenistán, Azerbaiyán, Kazajistán e Irán) hicieron lo propio con este mar y su subsuelo. A ello se agrega la construcción de las islas artificiales chinas en el Mar del Sur de este país, donde está en disputa el dominio soberano con los vecinos de China.

Estados Unidos no reconoce el derecho chino sobre las islas, que con una extensión de 3 kilómetros por 2 se instalan sobre un atolón y desde allí se reclama soberanía sobre las aguas circundantes. La tendencia es clara: el avance de la soberanía sobre el mar donde su lecho ha adquirido un valor económico que antes no tenía. El Mar del Sur de China es el punto de conflicto geopolítico más álgido entre Estados Unidos y la potencia asiática. El conflicto planteado entre Grecia y Turquía por la explotación de hidrocarburos en el lecho del Mediterráneo oriental es una evidencia de esta tendencia.

En el ámbito terrestre, la ideal geopolítica más importante del siglo XXI es Eurasia. La geopolítica tanto de China como de Rusia tiene en común la visión de Eurasia como un solo continente. Desde esta perspectiva, los Montes Urales no son una divisoria geográfica real sino una creación cultural, dado que en modo alguno es una barrera infranqueable entre Europa y Asia. El proyecto geopolítico de China denominado “La Nueva Ruta de la Seda” es un conjunto de ferrocarriles, puertos, aeropuertos y rutas que comunican desde el extremo oriente de China hasta el Báltico en el norte de Europa y el mar Cantábrico en el sur. La mayoría de los países de Asia se ha sumado al proyecto y también 13 de los 27 miembros de la Unión Europea.

Cabe añadir que algunos cálculos sostienen que en la próxima década -los próximos años 30- el PBI per cápita chino igualará al de Europa, generándose fenómenos de igualdad socioeconómica a lo largo de Eurasia. Europa así será una región en disputa entre China, Rusia y EEUU que tendrá el Atlántico de por medio. Pero en este siglo surgirá un nuevo continente: el Antártico. En el Ártico no hay tierra emergente, sólo hielo. La Antártida, por el contrario, es un amplio continente que acumula grandes riquezas naturales, minerales y la mayor reserva de agua del mundo. Mientras tanto, ocho de los países firmantes del Tratado Antártico mantienen su reclamo de soberanía, comprometiéndose a no ejercerla hasta el año 2048: Argentina, Chile, Reino Unido, Francia, Noruega, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. China y Rusia son los dos países que, sin reclamar formalmente soberanía, están terminando de construir las bases más grandes en la Antártida y aumentan significativamente su actividad en este continente.

Rusia conmemoró el bicentenario del descubrimiento de la Antártida por la Armada rusa y creó la Inspección de la Antártida, destinada a que se aplique el derecho ruso a la actividad en la Antártica de sus ciudadanos. La tendencia es clara en los tres ámbitos: avanza la soberanía de los estados sobre los tres espacios (marítimo, continental y espacial) y hay quienes incluyen un cuarto: el ciberespacio. Este último no parece ser un ámbito de la geopolítica, sino más bien un ámbito donde se desarrollan acciones, operaciones, negocios, etc., pero donde las potencias no proyectan una acción que pueda tener soberanía territorial.

Temas de la nota