Blanca aseguró que no todos aman por interés, que hay quienes lo hacen sinceramente, pero Pierre Donadou opinó que no todo interés opaca los sentimientos, no todo interés es completamente malo ni todo acto es completamente puro. Yo creo, dijo, que mucho de su amor por Pierro es admiración.
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Blanca aseguró que no todos aman por interés, que hay quienes lo hacen sinceramente, pero Pierre Donadou opinó que no todo interés opaca los sentimientos, no todo interés es completamente malo ni todo acto es completamente puro. Yo creo, dijo, que mucho de su amor por Pierro es admiración.
La esposa del comisario no necesitó pensarlo mucho para decir que era cierto, que la admiración era tan parte del amor como el deseo cuando sonó el celular de Perla y ella se asombró sólo de leer en la pantalla que quien la llamaba era Gualdivio, un viejo compañero de la secundaria al que amó en secreto sin ser correspondida. Lo primero que la embargó fue una fuerte emoción plagada de recuerdos acuñados por años.
Por años había esperado su llamada, aunque de joven no existieran los celulares, y las mejores de sus fantasías, las confesables y las privadas, lo habían tenido por protagonista. Dudó de atenderlo allí junto a la mesa, ante nuestras miradas y oídos atentos, o salir al patio para tener privacidad. Dejó sonar el teléfono ese buen rato hasta que la llamada dejó de insistir. Siempre lo quise y él nunca se fijó en mí, nos explicó mirando fijo su celular. De jovencita me hubiera alegrado la vida saber que me buscaba, agregó y Blanca, que leyó sus pensamientos, le preguntó qué le sucedía ahora. No lo sé, dijo Perla cuando el aparato volvió a sonar, y la pantalla aseguraba que era el mismo Gualdivio. ¿Se está vengando?, quiso saber Pierro y ella dijo que no. Ahora quiero vivir otras cosas, dijo y rechazó la llamada.