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A 9 años de la desaparición de Ariel Llampa

En todo este tiempo no hay una pista firme de los que podría haber pasado un 8 de diciembre del 2011, cuando el joven asistió a una fiesta religiosa a unos pocos kilómetros de La Quiaca  
Martes, 08 de diciembre de 2020 15:03

LA QUIACA (Corresponsal) Ariel Llampa, joven quiaqueño de tan solo 17 años, salió muy temprano de su hogar el 8 de diciembre de 2011, para dirigirse junto a seis compañeros de estudio  hasta el paraje Agua Chica. Donde anualmente se rinden honores a la Virgen del lugar ubicado al otro lado de la frontera, la familia relató por ese entonces Ariel se despidió de su madre, Justina Cruz quien le dio las recomendaciones del caso.   

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LA QUIACA (Corresponsal) Ariel Llampa, joven quiaqueño de tan solo 17 años, salió muy temprano de su hogar el 8 de diciembre de 2011, para dirigirse junto a seis compañeros de estudio  hasta el paraje Agua Chica. Donde anualmente se rinden honores a la Virgen del lugar ubicado al otro lado de la frontera, la familia relató por ese entonces Ariel se despidió de su madre, Justina Cruz quien le dio las recomendaciones del caso.   

El resto de parientes horas después también llegó hasta el paraje antes mencionados, sin imaginar lo que hasta la fecha es todo un misterio, la desaparición del por entonces joven estudiante.  

Según testigos de ese año, Llampa  recorrió el lugar, participó de la misa y bendición, luego fue visto por última vez alrededor de las 11, se encontraba dialogando con una compañera de escuela.  

Al llegar la noche sus padres decidieron radicar la denuncia en la seccional 17, cuando retornaron y Ariel no había regresado, el oficial de turno se negó a recepcionarla.  

Por sus propios medios la familia regresó a buscarlo y no pudo hallarlo, al día siguiente la historia se repitió, después de casi 48 horas recién dispuso un móvil policial vaya hacia Agua Chica.  

Los acompañantes de Ariel, jóvenes de su entorno y compañeros de la Escuela de Comercio 1, tenían el celular y otras pertenencias del desaparecido, pero solamente se les tomó testimonio y nunca explicaron Llampa no regresó con ellos, cuando habían ido todos juntos. 

Una luz de esperanza para conocer su paradero se encendió el 24 de diciembre del año 2011, en su cuenta de la red social Facebook Ariel Llampa habría escrito, dos mensajes en los cuales inculpaba a dos de sus compañeros. Textualmente, los mensajes señalaban: “Joel e Isaac son los peores amigos que tuve, esto no va a quedar así y van a ser condenados”, dice uno de los mensajes.  

 Otro, ruega por su rescate “llevo casi un mes en lo que mis amigos me vendieron como un objeto, pido ayuda para volver con quienes más amo”, en este aspecto tampoco nunca se supo desde que lugar podría haber escrito esos mensajes.  

Accionar de la justicia y policía  

Después de 4 meses a partir de la última vez que fue visto el joven, la magistrada del Juzgado de Menores Pilar Medina llegó hasta La Quiaca a fin de indagar a los testigos y quienes durante esa jornada estuvieron con Ariel.  

Recién tiempo después, por presión de los medios y familia, hubo un expediente judicial además de la causa también tenga participación de la justicia federal.  

El grupo de jóvenes, estaba asesorado por letrados y como eran menores de edad, poco o nada aportaron a la causa, se escudaron en que no estaban obligados a declarar, porque jamás hubo una acusación formal contra ellos.  

Quizás la historia seria otra, si desde un primer momento todos eran llamados a declarar y especialmente dar cuenta del porqué tenían las pertenecías del desaparecido.  

La Seccional 17, tardo varios días antes de iniciar la búsqueda del adolescente, esperó hasta que la comunidad y familiares marchen hasta la comisaría, para recién, tener una participación activa en los hechos.  

Las fuerzas bolivianas se movilizaron ante la constante requisitoria por parte de las autoridades argentinas, mientras ya habían transcurrido 2 meses desde su desaparición.  

Pasaron 9 años, las especulaciones fueron varias, pero nunca nada concreto sobre su paradero, Ceferino Llampa y Justina Cruz los padres del joven, jamás dejaron de buscarlo.