Tristeza, angustia, nostalgia, dolor e incluso molestia, fueron algunas de las emociones que afloraron en los niños y jóvenes adoradores al enterarse que este año no podrán salir con sus cantos y danzas debido a las restricciones por la pandemia.
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Tristeza, angustia, nostalgia, dolor e incluso molestia, fueron algunas de las emociones que afloraron en los niños y jóvenes adoradores al enterarse que este año no podrán salir con sus cantos y danzas debido a las restricciones por la pandemia.
Sucede que para las adoraciones se tienen que dar la mano, estar juntos y el protocolo justamente es todo lo contrario: distanciamiento social, uso del barbijo y el alcohol en gel.
Sin embargo, los encargados y responsables están ideando alternativas virtuales y otras acciones para decir presente con su devoción al Niño Dios en el 2020-2021.
El desafío es grande pero la intención es dar continuidad a una arraigada tradición que otorga alegría a la Navidad jujeña, siendo única en su género en el país.
"Les dije a los chicos que ante esta pandemia hay que buscar la forma de evangelizar en la Navidad", indicó a El Tribuno de Jujuy Paola Rosales, encargada del pesebre "Emmanuel" ("Dios con nosotros") del barrio Mariano Moreno.
Reflexionando sobre cómo seguir, se les ocurrió encargar almanaques con la imagen de su Niño Dios -que tiene la particularidad de estar sentado sobre el tronco de una palta- para entregar a las casas que siempre los reciben. Y además armar un video con adoraciones grabadas de los años anteriores y "un pequeño saludo de los chicos, un mensaje de esperanza para las familias" para difundir por las redes sociales. Incluso quieren sumar a algún referente de la Iglesia jujeña a fin de que "no pase desapercibido", según indicó Paola.
El cierre, que este año será el 12 de enero, es con un pesebre viviente. Están analizando la posibilidad de usar algunas escenas ya grabadas y sumar otras con pocos personajes.
Sobre su historia
El pesebre "Emmanuel" nació en 1985 en el barrio Mariano Moreno. Tiene entre 80 y 90 integrantes considerando niños, músicos y acompañantes. Los ensayos empezaban a fines de noviembre para salir el 25 de diciembre.
"Es una expresión de fe del Norte jujeño. Tengo 35 años y adoro desde que tengo un año. Estaban a cargo mi madre Miriam Lema y su hermana Sandra Viviana Lema. Fuimos creciendo", comentó la entusiasta docente que cursa una licenciatura y cuya tesis trata este tema; soñando incluso con volcarlo en un libro.
De aquellos primeros tiempos en que salían con una grabadora, hoy tienen su identidad. La coreografía de la estrella, la danza con panderos, las guardianas (vestidas de dorado), las remeras negras y canciones inéditas, entre otros aportes propios.
"El hecho de no salir también forma parte de una aclamación a Dios para que termine el coronavirus. Es un sacrificio de los chicos, que su sufrimiento sirva para que todo esto acabe", finalizó Paola.