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Las "plantas divinas" y el diálogo con la ciencia

Un químico y un antropólogo, ambos de nacionalidad boliviana, plantean una mirada a los saberes ancestrales.

Lunes, 17 de febrero de 2020 01:01

Dennis Ricaldi Arévalo y Juan Carlos Quiroga Morales hablaron de las plantas divinas representadas en la iconografía tiahuanacota, y de una perspectiva de la ciencia que le cede la palabra al portador del saber ancestral. Dieron la semana pasada una charla en el Instituto "Rodolfo Kusch", de la Unju, en Tilcara, donde se planifica un seminario más abarcador.

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Dennis Ricaldi Arévalo y Juan Carlos Quiroga Morales hablaron de las plantas divinas representadas en la iconografía tiahuanacota, y de una perspectiva de la ciencia que le cede la palabra al portador del saber ancestral. Dieron la semana pasada una charla en el Instituto "Rodolfo Kusch", de la Unju, en Tilcara, donde se planifica un seminario más abarcador.

Quiroga se presenta como "docente investigador en la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba. De formación soy químico, con maestría, y entré a un programa doctoral desde donde empecé a incursionar en un campo antropológico, cultural, haciendo mis estudios sobre Tiahuanacu. La tesis tiene que ver con el aporte que pueden tener las miradas intraculturales de los sabios andinos, los yatiris".

Ricaldi es antropólogo, y agregó que "mi tema de interés son estas ideas religiosas en el mundo indígena, pensando la tesis como un proyecto de investigación que involucre a otros sujetos. La intención es hacer ciencia descolonizada. Hay interpretaciones del pasado andino a partir de prejuicios culturales, porque no hay ciencia neutral desde que están atravesadas por una cultura. Algo que, científicamente, me saca de mi zona de confort".

ANCESTRALES / LAS CACTÁCEAS ERAN CONSIDERADAS PLANTAS DIVINAS.

Quiroga también dijo que "de partida tenemos una mirada formal, tanto química como antropológica, vinculada a la ciencia occidental. Partimos con una propuesta, pero tratar de plantas divinas requiere de campos que van más allá, y que son manejados por los portadores de cultura. Nos reunimos con ellos y nos cambiaron los términos que habíamos planteado. En eso hay mucha teoría pero poca práctica que incorpore a los sabios en el equipo, y desde la planificación".

Agregó que "regulan las reservas a la transmisión del conocimiento que tienen, y ahí vienen los quiebres. Es tan radical que no nos quedamos en asociar las propiedades de esas plantas a una molécula, y empezamos a usar sus términos. Hablamos de mundos, no sólo de un mundo material, y tratamos esas plantas como wakas, vinculadas a objetos o lugares divinos".

Explicó que "el campo de la química cambia con ese diálogo, como en el caso del cebil, que nosotros llamamos vilca, que desde la biología molecular propone una hipótesis, pero los sabios hablan del uso de la planta en determinados contextos que aprendieron de sus abuelos. Estos sabios proponen estudios, como que les interesa saber si el metabolismo humano produce algo similar a la divinidad, participando así de la planificación de la investigación".

INTERCULTURALIDAD / HICIERON UN ABORDAJE DE LOS SABERES ANDINOS SOBRE LA FLORA.

Dice que "en Tiahuanacu hay un mensaje central sobre las plantas divinas, hay tallas que portan en sus manos una tableta inhalatoria en un sitio ceremonial. Hay iconografía que es un compendio botánico, una guía de cómo usarlas".

Algunos de estos elementos, recalcó, "son similares a los que se encuentran en el museo de Tilcara, algo muy interesante. Hemos estudiado varias especies en Tiahuanacu, un lugar reconocido, por yatiris tanto de Perú como de Chile y Bolivia, como central. Hay un potencial inmenso en nuestra cultura y en sus portadores capaz de compartirlo con toda la comunidad, pero es otra mirada". Ricaldi dijo también que "hay trabajos previos sobre el tema, lo que faltaba era una visión integradora, y que reconozca en las personas actuales el vínculo con quienes los precedieron". Agrega que "una cosa que me preocupa es el mercado asociado a estas entidades divinas, y creo que hay una epidemia de afecciones mentales asociadas a malas experiencias. Son experiencias que exigen un espacio y tiempo ceremonial, y tomar los recaudos necesarios. Es peligroso cuando un elemento cultural se transforma en mercancía".

Quiroga termina diciendo que "por suerte hay institutos como el Rodolfo Kusch, universidades con mente abierta como la Unju, investigadores de peso que están valorando esta metodología, que ven que los resultados son pertinentes. Son experiencias que no se pueden hacer basados en el hedonismo, es peligroso. Yo sólo puedo explicar, desde mi ciencia, una partecita, hay que tenerles respeto y cuidado".