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Vivir pagando el mínimo de la tarjeta

Lunes, 17 de febrero de 2020 01:01

A los barquinazos, todavía sin un plan económico sólido y coherente que se pueda mostrar, patoteando a los acreedores, sean bonistas, bancos o el mismísimo Fondo Monetario, el Gobierno del Frente de Todos va intentando corregir la crisis. El ministro de Economía Martín Guzmán desgranó ante los diputados nacionales el inventario de los errores, la impericia o el modelo liberal elegido por el macrismo que desembocó en la gravísima situación que vive el país. Naturalmente -como todo ministro que se precie-, cayó en el error de no reconocer que no todos los males argentinos comenzaron en diciembre del 2015. Por estas horas, mantiene intensas reuniones con la misión del FMI, de visita -y de control- en Buenos Aires, mientras trata de diferir todos los compromisos a la vista. Su frase más terrible, fue que alcanzaría el equilibrio fiscal, recién dentro de 4 años. Sobre el final del mandato de Alberto Fernández. En el otro costado de la más rigurosa actualidad, el propio Presidente, rodeado de los titulares del Pami, Luana Volnovich, y de la Anses, Alejandro Vanoli, anunció un aumento del 13% para los jubilados, motivado por $1.500 pesos fijos. Ponen el acento en favorecer a los que menos cobran (casi el 87% de los pasivos), pero desconocen que están destruyendo el principio de progresividad -o prohibición de regresividad- de los que están por encima del haber jubilatorio mínimo (lo que devendrá en cataratas de juicios y amparos). Paralelamente anunció que impondrá un vademecum de 170 medicamentos gratis para los pasivos cumpliendo -dijo AF- su promesa de campaña. Las medidas llegan como un bálsamo sobre la ardida piel de los más castigados por la crisis. Pero como todo bálsamo, son un alivio efímero y superficial. Las decisiones en lo económico y lo social fueron bienvenidas, necesarias e indispensables. Sirven para sacar la cabeza del agua, pero por ahora, siguen llevando en sí el virus de lo coyuntural y lo efímero.

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A los barquinazos, todavía sin un plan económico sólido y coherente que se pueda mostrar, patoteando a los acreedores, sean bonistas, bancos o el mismísimo Fondo Monetario, el Gobierno del Frente de Todos va intentando corregir la crisis. El ministro de Economía Martín Guzmán desgranó ante los diputados nacionales el inventario de los errores, la impericia o el modelo liberal elegido por el macrismo que desembocó en la gravísima situación que vive el país. Naturalmente -como todo ministro que se precie-, cayó en el error de no reconocer que no todos los males argentinos comenzaron en diciembre del 2015. Por estas horas, mantiene intensas reuniones con la misión del FMI, de visita -y de control- en Buenos Aires, mientras trata de diferir todos los compromisos a la vista. Su frase más terrible, fue que alcanzaría el equilibrio fiscal, recién dentro de 4 años. Sobre el final del mandato de Alberto Fernández. En el otro costado de la más rigurosa actualidad, el propio Presidente, rodeado de los titulares del Pami, Luana Volnovich, y de la Anses, Alejandro Vanoli, anunció un aumento del 13% para los jubilados, motivado por $1.500 pesos fijos. Ponen el acento en favorecer a los que menos cobran (casi el 87% de los pasivos), pero desconocen que están destruyendo el principio de progresividad -o prohibición de regresividad- de los que están por encima del haber jubilatorio mínimo (lo que devendrá en cataratas de juicios y amparos). Paralelamente anunció que impondrá un vademecum de 170 medicamentos gratis para los pasivos cumpliendo -dijo AF- su promesa de campaña. Las medidas llegan como un bálsamo sobre la ardida piel de los más castigados por la crisis. Pero como todo bálsamo, son un alivio efímero y superficial. Las decisiones en lo económico y lo social fueron bienvenidas, necesarias e indispensables. Sirven para sacar la cabeza del agua, pero por ahora, siguen llevando en sí el virus de lo coyuntural y lo efímero.

Para entender el esfuerzo del Gobierno frente al momento que se vive vale evocar la anécdota de aquel niño héroe que vio que salían gotas de agua por un pequeño agujero en una pared de un dique y comprobó que las gotas salían más frecuentemente. El niño comprendió que el agua no tardaría en forzar ese agujero que le daba paso. Las gotas cada vez más rápidas, se convertirían en chorro; este arrastraría la tierra, se abriría una brecha en el muro y luego el agua habría de precipitarse como una catarata, arrasando todo a su paso. Y todo eso en poco tiempo. No tendría tiempo de correr a dar aviso. El diminuto agujero se agrandaba visiblemente. Cuando acudieran los hombres a reparar el daño, sería tarde. ¿Qué hacer? De pronto se le ocurrió una idea. Introdujo en el agujero el índice de la mano derecha. El dedo se adaptaba bien y lo cerraba por completo. Luego gritó a su hermanito resueltamente: Corre hasta el pueblo y avisa a los hombres que hay un agujero en el dique! Diles que lo tendré tapado hasta que vengan. Cuando llegó la ayuda, encontraron al niño exhausto pero había logrado su objetivo. Ojalá en este caso ocurra lo mismo. Pero por ahora se debe entender que en Argentina y en Jujuy, se vive tapando agujeros, como viven los deudores crónicos, pagando el monto mínimo de las tarjetas de crédito, expuestos a que la bola de nieve de los intereses, el descrédito y el hartazgo de los acreedores terminen arrasando todo esfuerzo.

En Jujuy, se replica la situación nacional. La Provincia quedó lejos del soñado equilibrio fiscal, y deberá seguir dependiendo del apoyo financiero de la Nación, sin posibilidades por el momento de equilibrar sus cuentas. Argentina ha diferido los pagos de los bonos que ya vencieron, y buscar lo mismo para con las deudas con el FMI y por ahora, tienen congelados por ciento ochenta días los aumentos de transporte, de combustibles, de las tarifas de los servicios, etc., etc. También se ha embarcado en sostener un nuevo tramo de precios cuidados que no termina de aplicarse con firmeza. Tantas prórrogas han determinado que todavía no se haya aprobado (en realidad ni esbozado un proyecto) de presupuesto nacional, lo que determina que presupuestos aprobados en tiempo y for ma como el de Jujuy, estén freezados hasta tanto desde la Nación se determinen las cifras macro para recaudar y distribuir. A la real intensidad del desbarajuste económico y su repercusión en lo social, debe agregarse la franca desesperación del FdT por desmantelar el "modelo Macri" y rearmar uno propio, para el que todavía no están limadas las enormes diferencias entre el fuerte cristinismo que se afirma cada día más y el intento de posesión del mando del albertismo en formación. En ese clima, nadie puede olvidarse que el Gobierno de Jujuy es radical, condimento que sazona de dificultades el camino que va de aquí, por lo menos hasta el 2021.

NÉSTOR SANABIA: “QUIEREN DESESTABILIZAR AL GM”.

Todas estas cosas tienen a mal traer el carácter de todos a quienes tantos flancos abiertos en tan poco tiempo les erosionan la serenidad. Habíamos dicho en estas líneas que dos fechas clave se presentaría: el 3 de Febrero, con el fin de la feria judicial. Tribunales ya está a full, pero dependiendo de que la delicada situación del "Piso 10" -con el presidente del poder en el centro de un juicio político por expresiones que jaqueaban su independencia- se resuelva lo antes posible. Otra fecha será el 2 de Marzo, cuando acallados los ecos de los carnavales (como siempre puntuales e insoslayables) den lugar al ruido de las paritarias inminentes (que el ministro Normando Álvarez García intenta contener y equilibrar), de las deudas del Estado, y reaviven la baja recaudación provincial, el déficit sempiterno de la Obra Social Provincial de hasta 40 millones de pesos por mes, y un comienzo de clases con el objetivo puesto en evitar los paros docentes. Todo eso, mientras el ministro de Hacienda Carlos Sadir está buscando fondos para pagar febrero apenas terminado de pagar enero con enormes dificultades. Los nervios son comprensibles frente a este panorama. Dirigentes experimentados y habitualmente medidos también se expresaron desde un desasosiego difícil de controlar: Alberto Bernis, presidente del bloque, expresó que "grupos violentos del kirchnerismo duro que lidera Carolina Moisés politizaron el reclamo por el alza de las facturas de la energía". Néstor Sanabia, por su parte, también acusó a Carolina disfrazar con el reclamo tarifario su verdadera intención de "desestabilizar" el gobierno del GM y reinstalar la violencia en Jujuy. Más allá de las certezas políticas que manejen o de razones parciales, los legisladores cayeron en el gravísimo error de recortar importancia al legítimo reclamo por el alza de las tarifas eléctricas que a los más golpeados por la crisis los sumerge en una situación desesperada, inmanejable y real, a pesar de las tarifas sociales subsidiadas. El propio gobernador se descargó durísimo y destemplado contra un movilero de una emisora sampedreña el día que durante su visita a la ciudad ramaleña, fue increpado por un grupo de vecinos que agredieron a su persona y su investidura de manera absolutamente inaceptable.

Vivir al límite. Vivir al día, o atrasados varios días, como el que vive pagando siempre el mínimo de las tarjetas de crédito, demandará un esfuerzo adicional de todos: mantener el respeto y la calma precisamente en una Provincia que por culpa de la violencia -de quienes la ejercieron, la fomentaron o la toleraron- perdió muchos años en su carrera hacia el futuro.